La Copa Africana de Naciones (AFCON) es el principal torneo internacional de fútbol masculino en África, organizado por la Confederación Africana de Fútbol (CAF) desde 1957.
Celebrada cada dos años hasta cambios recientes, reúne a selecciones nacionales de todo el continente compitiendo por el título.
A partir de diciembre de 2025, la edición de 2025 en Marruecos marca un hito importante, con debates sobre su transición a un ciclo de cuatro años que comenzará después de este torneo y la introducción de una Liga Africana de Naciones anual a partir de 2029.
Esta evolución busca mejorar la competencia, la infraestructura y la estabilidad financiera, pero ha generado debates sobre su identidad y prestigio.
Los impactos y consecuencias de la AFCON abarcan dimensiones económicas, sociales, culturales y políticas, con contribuciones positivas al desarrollo africano y desafíos notables como cargas financieras y presiones externas.
La AFCON genera ingresos sustanciales para la CAF y los países anfitriones, pero también incurre en altos costos que pueden agotar los recursos.
Aspectos positivos: Se proyecta que el torneo de 2025 genere $192.6 millones en ingresos, con una ganancia neta de $113.8 millones, impulsada por patrocinios ($126.2 millones de marcas como TotalEnergies, Puma y VISA), derechos de televisión y medios ($46.5 millones) y venta de entradas y hospitalidad ($19 millones). Esto representa más del 60% de los ingresos proyectados de la CAF, lo que apoya la recuperación financiera y la financiación de selecciones nacionales y clubes.
La organización impulsa el turismo, la ocupación hotelera, el comercio minorista y el transporte, mientras que las mejoras de infraestructura, como la modernización de los estadios en Marruecos, posicionan al país para futuros eventos como la Copa Mundial de la FIFA 2030.
Los jugadores de la diáspora (alrededor del 42% de las plantillas) mejoran la visibilidad global y el atractivo comercial mediante giras y colaboraciones con los medios.
Aspectos negativos: La expansión a 24 equipos aumenta los costos, agravando las dificultades financieras de la CAF y exigiendo la maximización económica. Algunos eventos de la CAF, como la Copa Africana de Naciones Femenina de 2024, incurren en déficits (3,6 millones de dólares) para priorizar el desarrollo.
En Marruecos, han estallado protestas por el gasto excesivo en estadios en medio de la insuficiencia de los servicios públicos, con manifestantes coreando consignas a favor de hospitales en lugar de infraestructura. Estudios más amplios sobre megaeventos destacan los impactos sociales negativos, como el desplazamiento y la asignación desigual de recursos.
Ejemplos de desarrollos de infraestructura de estadios en países anfitriones como Costa de Marfil y Marruecos, que impulsan el crecimiento económico, pero también alimentan debates sobre las prioridades de gasto.
Protestas en Marruecos que resaltan la preocupación por los costos de la sede frente a las necesidades públicas.
A largo plazo, estas dinámicas fomentan la competitividad del fútbol africano, pero corren el riesgo de ampliar las desigualdades si las ganancias benefician a las élites en detrimento del desarrollo de las bases.
La Copa Africana de Naciones trasciende el ámbito deportivo, fomentando la unidad y la celebración, aunque en ocasiones expone divisiones.
Une a millones de personas a través de la comida, la música, los rituales y la pasión, sirviendo como un festival cultural que conecta a los aficionados de toda África y la diáspora.
El torneo promueve el orgullo nacional, el talento joven y los equipos ambiciosos, con mejoras en la infraestructura que mejoran la experiencia de los aficionados.
Debates recientes sobre la Copa Africana de Naciones (X) destacan su importancia cultural como el “mayor torneo continental en términos de impacto cultural”.
Con raíces en la descolonización, la Copa Africana de Naciones (AFCON) ha evolucionado de ser un símbolo de unidad panafricana a una herramienta influenciada por la política global e interna.
Aspectos positivos: Fundada con ideales de unidad y anticolonialismo, expulsó a la Sudáfrica del apartheid durante 18 ediciones, impulsando causas morales. Hoy en día, refleja un renacimiento nacional, avances diplomáticos y desarrollo económico, como se aprecia en la organización de Marruecos en un contexto de ambiciones más amplias.
Aspectos negativos: La comercialización la ha alineado con los intereses europeos, como la programación de verano para evitar conflictos entre clubes, sometiendo los partidos a condiciones climáticas adversas y erosionando la autonomía.
Anfitriones como Egipto en 2019 la utilizaron para ejercer poder blando y vigilancia, recopilando datos de los aficionados para reprimir la disidencia. Entre los problemas históricos se incluyen las retiradas por temor al ébola y los escándalos políticos. Los debates cuestionan si “sigue siendo realmente la Copa de África”, ya que la comercialización beneficia a las élites en detrimento del africano común.
En general, si bien la AFCON impulsa el progreso del fútbol y la unidad, sus consecuencias incluyen tensiones financieras, barreras de accesibilidad y un alejamiento de los ideales fundadores, lo que motiva reformas en curso para equilibrar la integración global con las prioridades africanas.


