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Tras el cierre de las mesas de votación a las 20:00 horas (hora local de Chile continental), el Servicio Electoral (Servel) inició el escrutinio oficial.


Con un avance del 4,46% de las mesas escrutadas (aproximadamente a las 21:00 horas GMT), los resultados parciales muestran una clara ventaja para José Antonio Kast (ultraderecha, candidato del Partido Republicano), quien obtiene el 59,83% de los votos (274.562 sufragios), frente al 40,17% de Jeannette Jara (izquierda, candidata del Partido Comunista y Unidad por Chile), con 184.354 votos.

Estos datos coinciden con conteos a viva voz en mesas iniciales, donde Kast domina en la mayoría de los locales, especialmente en regiones como La Araucanía y Biobío, aunque hay focos de apoyo a Jara en áreas urbanas como Santiago y Valparaíso.
La participación electoral se estima en torno al 85%, similar a la primera vuelta del 16 de noviembre, donde ni Kast (23,9%) ni Jara (26,8%) superaron el 50% necesario para ganar en primera instancia, lo que llevó a este balotaje polarizado.
Encuestas previas a la veda electoral proyectaban una victoria de Kast con hasta el 61,1% de apoyo, tendencia que se confirma en los primeros cómputos. No se esperan impugnaciones masivas, pero el escrutinio completo podría extenderse hasta la madrugada del 15 de diciembre.
La elección de 2025 ha sido la más polarizada en la historia reciente de Chile, marcada por el descontento con el gobierno de Gabriel Boric (apoyado inicialmente por Jara) y un giro hacia la derecha impulsado por preocupaciones económicas, seguridad y migración. Los resultados preliminares amplifican este impacto:
Confirma el “ocaso progresista” iniciado en la primera vuelta, con un reordenamiento del sistema donde la derecha (Chile Grande y Unido, con Kast como figura central) consolida poder, ganando 34 escaños en la Cámara de Diputados y 18 en el Senado.
La izquierda (Unidad por Chile) retiene influencia (61 diputados, 20 senadores), pero pierde momentum, lo que podría fragmentar coaliciones opositoras.
Chile enfrenta una recesión con crecimiento proyectado en 1,5% para 2026 y desempleo en 8,5%. La ventaja de Kast genera volatilidad en la bolsa de Santiago (baja inicial del 1,2% en futuros) y expectativas de recortes fiscales por US$6.000 millones en 18 meses, priorizando inversión privada sobre gasto social.
El triunfo proyectado de Kast intensifica debates sobre migración (propuestas de deportaciones masivas) y delincuencia, con apoyo en sectores rurales y de clase media baja.
Sin embargo, genera alertas en comunidades mapuches y feministas por su postura conservadora en derechos reproductivos y memoria histórica (posible indulto a exmiembros de la dictadura).
Reacciones iniciales en redes sociales y medios reflejan euforia en la derecha (“¡Chile vuelve a la cordura!”, según posts virales) y preocupación en la izquierda (“Un retroceso histórico”, en hilos de analistas

Si se confirma la victoria de Kast (asumiendo posesión el 11 de marzo de 2026), las consecuencias serán profundas:
Corto Plazo (2026): Transición tensa con Boric, posible obstrucción parlamentaria inicial de la izquierda, y protestas callejeras en Santiago por temor a “pinochetismo light”. Kast ha prometido “unidad nacional”, pero analistas advierten de mayor polarización, con riesgo de estallidos sociales similares a 2019 si no se abordan demandas económicas. En el Congreso dividido, Kast necesitará alianzas con independientes (14 escaños del PDG) para legislar reformas.
Mediano Plazo (2026-2030): Giro en políticas públicas hacia liberalismo económico y conservadurismo social, impactando la agenda de Boric (como la reforma previsional, que podría revertirse). Internacionalmente, Chile podría alinearse más con EE.UU. en temas de comercio, pero tensiones con vecinos como Bolivia por recursos hídricos. Positivamente, podría estabilizar la inversión extranjera, pero a costa de desigualdad creciente si no se mitiga.
Jara, por su parte, ha llamado a la “unidad de la izquierda” ante una posible derrota, sugiriendo dimisión de su cargo partidario y un rol opositor constructivo. Figuras como Evelyn Matthei (UDI) celebran el “cambio necesario”, anticipando “cosas interesantes” como exenciones impositivas para adultos mayores
Estas elecciones marcan el fin de un ciclo progresista iniciado en 2019 y consolidan la expansión de las derechas en América Latina, reflejando un electorado fatigado por la inestabilidad económica post-pandemia y el estallido social.
Kast representa un “cambio radical” hacia la orden y la eficiencia, pero su gobierno enfrentará desafíos en reconciliación social y diálogo, como enfatizan ex presidentes como Eduardo Frei: “Chile necesita conversación y acuerdos”.
En última instancia, el resultado subraya la madurez democrática de Chile, con un voto masivo pese a la polarización, pero advierte de la fragilidad institucional: el próximo presidente deberá priorizar consensos para evitar divisiones profundas.
El escrutinio final definirá el desenlace, pero la tendencia apunta a un Chile más conservador, con oportunidades de crecimiento si se gestiona la transición con prudencia.

