NUEVA YORK — El miércoles, justo antes de que el reloj marcara la medianoche, la superestrella de los New York Knicks, Jalen Brunson, se sentó en el podio para responder preguntas sobre otra remontada improbable.
Pero esta vez, el mentalmente fuerte club de Nueva York -que logró un trío de victorias impensables después de ir perdiendo por dos dígitos en su serie con los Boston Celtics- se encontró en el lado equivocado del espectáculo.
Con poco menos de tres minutos por jugar y con el rugido de la afición del Madison Square Garden apoyándolos, los Knicks aventajaron a los Indiana Pacers por 14 puntos. Pero debido a una serie de errores defensivos y costosas pérdidas de balón, perdieron en la prórroga por 138-135 , iniciando la final de la Conferencia Este con la peor nota.
Según sus propias admisiones, la derrota se debió a que los Knicks no lograron cruzar la línea de meta.
“Defensivamente, aflojamos el acelerador. La intensidad y el físico no estaban a la altura”, dijo el alero Josh Hart . “Ofensivamente, jugamos más lento y más estancados. Parecía que jugábamos para no perder”.
El pívot Karl-Anthony Towns , que terminó con 35 puntos y 12 rebotes, comentó : “Hicimos muchas cosas bien y nos pusimos en posición de ganar. Jugamos 46 buenos minutos. En esos dos minutos perdimos el partido, y es culpa de todos”.
Es difícil imaginar cómo esos 170 segundos podrían haber sido peores para Nueva York.
Necesitando quizás una sola parada para sentenciar el partido, los Knicks no pudieron. Los Pacers lograron 6 de 6 en ese lapso; cinco de esos triples, y cuatro de ellos fueron de Aaron Nesmith , quien estuvo encendido para terminar con 30 puntos.
“Tuvo demasiado espacio aéreo”, dijo después el entrenador de los Knicks, Tom Thibodeau.
La única canasta de Indiana durante ese tramo que no fue un triple —el tiro milagroso de Tyrese Haliburton , que rebotó alto en el aro antes de colarse en la red justo antes de la bocina del tiempo reglamentario— parecía que también lo fue. De haberlo sido, los Pacers habrían ganado en el tiempo reglamentario. Pero las repeticiones aclararon que su pie estaba en la línea, lo que dio a los Knicks un respiro.
Sin embargo, los Knicks también flaquearon en la prórroga. Perdiendo 136-135 a 20 segundos del final, Nueva York parecía querer cometer faltas contra los Pacers con la esperanza de recuperar el balón. Pero les falló el plan, y el ex Knick Obi Toppin consiguió un mate demasiado fácil, dejando a los jugadores de los Knicks mirándose como desconocidos tras la evidente falta de comunicación en ese lado de la cancha.
El club tuvo una última posesión para empatar el marcador, pero Brunson y Towns fallaron triples cada uno en los últimos 10 segundos, sellando la remontada de Indiana.
Fue un esfuerzo desperdiciado por los Knicks. La situación se complicó cuando, a 10 minutos del final del último cuarto, Brunson, quien terminaría con 43 puntos, la mayor cantidad del partido, se vio obligado a ser sustituido por cinco faltas personales.
Nueva York lideraba 94-92 en ese momento, pero logró una racha de 14-0 en los siguientes dos minutos y medio, lo que les dio una ventaja de 16 puntos, sabiendo que Brunson regresaría pronto. El Garden estaba electrizante, ya que parecía que los Pacers finalmente se habían quedado sin respuestas.
Pero la situación se desmoronó para Brunson y los Knicks, dejándolos con una derrota desconcertante que evocará comparaciones con la remontada de los Pacers en 1995 durante los últimos 10 segundos del primer partido, un periodo en el que Reggie Miller anotó ocho puntos en nueve segundos en el Garden. Indiana se apoderó de ese partido para abrir la serie antes de regresar al Madison Square Garden para cerrar el encuentro en el séptimo partido, una derrota de los Knicks que puso fin a la era de Pat Riley.
Volviendo a la actualidad, la cuestión de cuán reñidos serían los partidos siempre estuvo presente en la serie. Ambos equipos lograron un par de victorias tras remontar desventajas de 20 puntos durante las dos primeras rondas de los playoffs. Brunson llegó al miércoles con la mayor cantidad de canastas en los momentos decisivos de esta postemporada, mientras que Haliburton había anotado la mayor cantidad de tiros en el último minuto de partidos decisivos.
Los Pacers dieron el primer golpe -y sin duda dejaron a los Knicks un poco heridos- en este primer encuentro.
“En los playoffs, ganar es lo mejor del mundo”, dijo Brunson, quien tuvo siete pérdidas de balón y reconoció que necesitaba hacer más para cuidar el balón. “Perder es lo peor del mundo”.
Ahora, Brunson y los Knicks tienen la tarea de reagruparse para no encontrarse con una sensación aún peor el viernes: viajar a Indianápolis perdiendo 2-0.
