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La avalancha en la cara oeste del Pico Tablato, también conocido como Pico de Serrato/Tablato, , un pico de 2.700 metros en el Pirineo aragonés cerca de la estación de esquí Balneario de Panticosa en España, golpeó a un grupo de seis experimentados esquiadores de montaña del País Vasco alrededor de la 1:00 p.m. del 29 de diciembre de 2025.
Resultó en tres muertos, dos hombres y una mujer, que quedaron enterrados bajo una placa de nieve y hielo. Una mujer sobrevivió con hipotermia severa y fue trasladada en helicóptero al Hospital San Jorge en Huesca para recibir tratamiento, mientras que los dos miembros restantes del grupo escaparon ilesos y dieron la alarma a través de los servicios de emergencia (112 Aragón).
El impacto inmediato incluyó el rápido despliegue de los equipos de rescate del Grupo de Rescate e Intervención en Montaña (GREIM) de la Guardia Civil, apoyados por helicópteros medicalizados, que localizaron y recuperaron a las víctimas en medio de condiciones difíciles.
El evento interrumpió las actividades locales en una de las áreas de esquí más populares de España, con profundidades de nieve de entre 60 y 80 cm por encima de los 2.100 metros, lo que contribuyó a la inestabilidad.
La tragedia conmocionó a la región, lo que llevó al presidente de Aragón, Jorge Azcón, a cancelar su viaje a Panticosa, donde expresó su consternación en redes sociales, calificándolo de “trágico accidente de montaña”.
El delegado del Gobierno, Fernando Beltrán Blázquez, también visitó el lugar. Entre las consecuencias más amplias se incluye una mayor concienciación sobre el riesgo de aludes en los Pirineos, donde la distribución irregular de la nieve y las acumulaciones de 5 a 15 cm en las cotas más bajas (1300-1500 metros) y las capas más gruesas en las más altas crean condiciones peligrosas para los deportes de invierno.
El incidente pone de relieve la vulnerabilidad de incluso los grupos más preparados ante los peligros naturales, lo que podría dar lugar a restricciones temporales o al aumento de las medidas de seguridad en la zona, aunque no se han registrado cierres inmediatos.
Desde el punto de vista económico y social, podría afectar al turismo en Panticosa, un destino clave para esquiar, al disuadir a los visitantes durante la temporada alta.
La avalancha se desencadenó por una combinación de factores meteorológicos, incluyendo un nivel de riesgo de 2-3 (limitado a notable) según la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet), con placas de viento frágiles en laderas orientadas al norte y al oeste que se fracturaron sobre una base inestable de nieve facetada y costras de hielo en una pendiente pronunciada.
Las autoridades concluyeron que este tipo de eventos resalta la necesidad crítica de que esquiadores y montañeros consulten los boletines de avalanchas y extremen la precaución en terrenos escarpados, incluso si cuentan con equipo y experiencia, ya que la dinámica natural de la nieve puede superar las precauciones.
No se detallaron investigaciones formales ni cambios de política a largo plazo en los informes iniciales, pero el evento sirve como recordatorio de los peligros inherentes a las actividades invernales a gran altitud en los Pirineos centrales.


