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El Centro de Corrección y Rehabilitación Las Parras (CCR Las Parras), ubicado en San Antonio de Guerra, República Dominicana, se inauguró oficialmente el 19 de noviembre de 2025, marcando así el inicio del traslado de reclusos desde la Penitenciaría Nacional de La Victoria, conocida por su hacinamiento.
Originalmente denominada “La Nueva Victoria” e inaugurada en agosto de 2020 bajo la administración del expresidente Danilo Medina, la instalación buscaba aliviar el grave hacinamiento en La Victoria, una prisión de la época de 1952 diseñada para 1700 reclusos, pero que albergaba a más de 9300 al momento del traslado.

El proyecto, con un costo aproximado de RD$6,960 millones (unos US$115 millones) durante su construcción, sufrió retrasos debido a las investigaciones de corrupción relacionadas con el escándalo de Odebrecht y la “Operación Medusa”, en la que estaba involucrado el exfiscal general Jean Alain Rodríguez.
El gobierno actual del presidente Luis Abinader invirtió RD$2.016 millones adicionales (aproximadamente US$33.5 millones) para la finalización y las reparaciones, lo que permitió inicialmente operaciones parciales en dos cuadrantes.
La puesta en marcha tiene efectos inmediatos y a largo plazo en el sistema penitenciario dominicano, el bienestar de los reclusos y la seguridad pública:
Al reubicar a los reclusos, el centro aborda las graves condiciones de La Victoria, que incluyen violencia, brotes de enfermedades y violaciones de derechos humanos.
Las Parras prioriza la rehabilitación con 87 edificios, que incluyen celdas, iglesias, centros comunitarios, talleres productivos y áreas deportivas, promoviendo la dignidad y la reintegración.
El director Roberto Santana describió el 19 de noviembre de 2025 como “el día en que comenzó la transformación del sistema penitenciario dominicano”, con la posibilidad de reducir la reincidencia mediante una mejor supervisión y programas.
Inicia el cierre de La Victoria, descongestionando la población carcelaria nacional (más de 40.000 en total) y permitiendo la reasignación de recursos.
El Ministerio de Vivienda y Edificación (MIVED) finalizó las obras iniciales de habilitación, y se espera que la operación plena albergue hasta 4.000 reclusos en fases.
La reducción del hacinamiento podría disminuir las tasas de violencia (La Victoria reportaba cientos de muertes al año) y aliviar la carga de las familias y las comunidades. En términos económicos, el proyecto generó empleos en la construcción, pero presionó los presupuestos públicos en medio de un escrutinio por corrupción.
El lanzamiento ha generado repercusiones multifacéticas, combinando progreso y controversia.
Danilo Medina, ahora presidente del Partido de la Liberación Dominicana (PLD), se atribuyó todo el mérito, afirmando que el actual gobierno del Partido Revolucionario Moderno (PRM) “solo lo pintó y le cambió el nombre”, lo que implica contribuciones mínimas más allá de la estética.
Esto derivó en una disputa pública, con Santana refutando que el 100% de la estructura original requería intervención debido a “graves fallas estructurales y de diseño”, incluyendo celdas con poca privacidad, diseños internos defectuosos y una seguridad perimetral inadecuada (por ejemplo, la adición de 23 nuevas torres de vigilancia y más de 4 km de cercado).
Críticos como el comentarista Ricardo Nieves calificaron las declaraciones de Medina de “desafortunadas”, mientras que los simpatizantes del PLD acusaron al PRM de “robarse el crédito” por un proyecto defectuoso.
Los costos originales se dispararon debido a los retrasos en las investigaciones sobre contratistas vinculados a la corrupción. La licitación de emergencia del gobierno actual para reparaciones pone de relieve la continua presión fiscal, sin que se publiquen las auditorías finales al 24 de noviembre de 2025.
Continúan las investigaciones legales en el marco de la Operación Medusa, que podrían derivar en incautaciones de activos o juicios, aunque no se encontraron cuestionamientos directos de costos por parte de Medina; en cambio, defendió la preparación del proyecto.
Las transferencias iniciales se desarrollaron sin contratiempos bajo la supervisión de la Fiscal General Yeni Berenice Reynoso, pero la puesta en marcha completa aguarda en los siguientes cuadrantes. Los primeros informes indican una mejora en la seguridad, pero persisten los riesgos de disturbios durante las transiciones.
a puesta en marcha del CCR Las Parras representa un hito esperado en la reforma penitenciaria dominicana, impulsando sustancialmente los derechos humanos y la modernización del sistema a pesar de las deficiencias heredadas.
Si bien ofrece beneficios tangibles, como poner fin al “socavamiento de la dignidad humana” en La Victoria, pone de relieve los persistentes problemas de corrupción, sobrecostos y oportunismo político que han retrasado el progreso durante cinco años.
En última instancia, el éxito del centro depende de la financiación sostenida de los programas de rehabilitación y de una gobernanza transparente para evitar la repetición de errores pasados.
Como señaló Santana, las intervenciones garantizan “estándares de seguridad y derechos humanos”, pero la postura defensiva de Medina corre el riesgo de profundizar las divisiones partidistas, lo que podría erosionar la confianza pública en las reformas institucionales.
Para los más de 9300 reclusos y familias afectados, es una señal de esperanza; para quienes abogan por la rendición de cuentas, es un recordatorio de que la verdadera rehabilitación se extiende más allá de los muros hacia la justicia sistémica.

