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Marshawn Kneeland, ala defensiva de 24 años de los Dallas Cowboys, se suicidó el 6 de noviembre de 2025 a causa de una herida de bala autoinfligida.
Seleccionado en la segunda ronda del draft de 2024 tras su paso por la Universidad de Western Michigan, Kneeland se encontraba en su segunda temporada en la NFL y acababa de anotar su primer touchdown —una recuperación defensiva tras un bloqueo de despeje— durante un partido de Monday Night Football contra los Arizona Cardinals el 3 de noviembre.
Días después, tras una visita de control a su domicilio en Plano, Texas, a petición de su novia, Catalina, quien informó haber recibido un mensaje de texto angustiante de él en el que afirmaba que “acabaría con todo”, la policía inició una persecución.
Kneeland huyó a pie tras estrellar su vehículo en Dallas Parkway, y las autoridades localizaron su cuerpo alrededor de la 1:31 a. m. después de conocer sus intenciones suicidas.
Tenía antecedentes conocidos de problemas de salud mental, agravados por la repentina muerte de su madre, Wendy, por una enfermedad no revelada en febrero de 2024, una pérdida que lamentó públicamente, llevando a menudo sus cenizas en un collar.
La muerte de Kneeland conmocionó de inmediato a la NFL, a su equipo y a la comunidad deportiva en general, poniendo de relieve el impacto invisible de los problemas de salud mental en los jóvenes atletas.
Sobre la organización de los Dallas Cowboys: El equipo describió a Kneeland como un “compañero muy querido”, y en su sede se exhibió su foto y un comunicado conmemorativo.
El mariscal de campo Dak Prescott, en declaraciones a CBS News, la calificó como una “pérdida trágica” y expresó su profundo pesar por la familia, la novia y los compañeros de Kneeland.
La temporada de los Cowboys, ya bajo escrutinio, ahora enfrenta una gran presión emocional, evocando recuerdos de tragedias pasadas como la muerte en 2012 del jugador del equipo de práctica Jerry Brown en un accidente automovilístico provocado por un conductor ebrio, en el que también estuvo involucrado su compañero Josh Brent. Se espera que los entrenamientos y los partidos incluyan apoyo psicológico para el duelo, y la NFL proporcionará recursos adicionales.
Sobre los compañeros de equipo y la comunidad de la NFL: Jugadores de todos los equipos, incluido el ala cerrada de los San Francisco 49ers, George Kittle, expresaron su consternación, señalando la triste y deprimente realidad de las luchas invisibles.
La Asociación de Jugadores de la NFL (NFLPA) destacó el “impacto inconmensurable” de Kneeland y se comprometió a brindarle apoyo. Este es el primer suicidio de un jugador activo en la plantilla, en plena temporada, en las principales ligas deportivas estadounidenses (NFL, NBA, MLB, NHL), lo que intensifica las demandas de un cambio sistémico.
La familia de Kneeland emitió un comunicado expresando su profundo dolor, describiéndolo como un “hijo, hermano, tío, primo, sobrino, nieto y amigo devoto”, cuya calidez fuera del campo eclipsaba su talento en el terreno de juego. Su agente, Jonathan Perzley, lo calificó como una “pérdida tremenda”, recordando la trayectoria de Kneeland desde un “joven lleno de esperanza” hasta convertirse en profesional.
El entrenador de Western Michigan, Lance Taylor, se quebró en llanto durante una conferencia de prensa, recordándolo como una persona “extraordinaria” y cercana. La llamada al 911 de su novia, en la que detalló que estaba armado y tenía antecedentes de problemas de salud mental, puso de manifiesto la desesperación personal.
Reacciones de la afición y del mundo del deporte: Las redes sociales se inundaron de homenajes, oraciones y reflexiones sobre la fragilidad de la vida. Por ejemplo, un usuario de X comentó: «La vida es tan condenadamente frágil», haciendo referencia a su reciente touchdown.
En el subreddit r/cowboys de Reddit, un hilo que lamentaba la pérdida recibió más de 300 votos positivos, y los usuarios especularon sobre posibles causas, como un posible suicidio, debido a la escasez de información inicial.
Las consecuencias inmediatas van más allá del duelo, generando repercusiones estructurales y sociales que exigen una reevaluación urgente de los sistemas de apoyo a los atletas.
Operaciones del equipo y la liga: Los Cowboys podrían posponer las actividades no esenciales, y la NFL ofrece asesoramiento a través de su programa de Bienestar Integral.
Esto podría afectar el rendimiento en los próximos partidos, como se vio en casos anteriores, como el manejo que los Cleveland Browns dieron al intento de suicidio de Johnny Manziel en 2016, en medio de una crisis de salud mental. A largo plazo, podría conllevar evaluaciones de salud mental obligatorias más exhaustivas, como propuso el entrenador de Nebraska, Matt Rhule, quien advirtió sobre las presiones “alarmantes” que sufren los jóvenes.
Implicaciones familiares y legales: La investigación en curso de la policía de Frisco y el médico forense del condado de Collin confirmará la causa oficial, pero los primeros informes apuntan inequívocamente al suicidio.
No se sospecha de ningún delito, aunque los detalles del audio de la central de emergencias (obtenidos por TMZ y CBS) han alimentado la empatía pública en lugar de la especulación. La familia, que aún “asimila la profundidad de su dolor”, podría buscar apoyo psicológico privado. Figuras públicas como Taylor se han comprometido a brindar apoyo personal.
Efectos sociales y culturales: La historia de Kneeland ha reavivado el debate sobre las tasas de suicidio masculino (cuatro veces mayores que las de las mujeres en EE. UU., según datos de los CDC) y el ambiente de alta presión de la NFL.
Defensores como el experto en yoga para el rendimiento, Drew DeBiasse, abogaron por el “apoyo somático” y el cuidado del sistema nervioso como algo indispensable, al igual que el entrenamiento físico.
En X, usuarios como @TAULY_D compartieron experiencias personales con el trastorno bipolar, enfatizando cómo la depresión, a menudo ignorada, cobra vidas a diario. La cobertura mediática corre el riesgo de generar un “efecto Werther” (suicidios por imitación a raíz de la publicidad), como se ha señalado en análisis históricos, lo que insta a un periodismo responsable y a evitar detalles gráficos.
Impacto personal en los sobrevivientes: Compañeros de equipo y amigos, como quienes recibieron sus mensajes de despedida, enfrentan la culpa y el trauma del sobreviviente. Entre las consecuencias más amplias se incluye una mayor conciencia del estigma, con la promoción de recursos como la Línea de Ayuda para la Prevención del Suicidio y la Crisis (988) en comunicados.
El suicidio de Marshawn Kneeland es un crudo recordatorio de que el éxito externo —la fama, los touchdowns, los contratos multimillonarios— no protege de las batallas internas como el duelo, el aislamiento y la depresión no tratada.
Como su familia expresó conmovedoramente, él estaba “dejando huella en el campo de fútbol americano” y ocupando un lugar aún más profundo fuera de él; sin embargo, los sistemas a su alrededor no lograron frenar su caída.
Esta tragedia concluye que la NFL y el mundo del deporte deben ir más allá de las condolencias reactivas: integrar la salud mental como parte fundamental del entrenamiento, desestigmatizar la vulnerabilidad (especialmente en los hombres) e invertir en herramientas proactivas como el apoyo entre pares y el acceso a servicios de crisis las 24 horas.
Voces como la de Rhule nos instan a “preguntar —preguntar de verdad— cómo están las personas”, mientras que los activistas exigen que se ponga fin a la atención superficial.
En definitiva, el legado de Kneeland no debe quedar en silencio, sino que debe inspirar acciones para evitar que otros jóvenes atletas corran la misma suerte. Recursos como 988 siguen siendo vitales; si estás pasando por un mal momento, busca ayuda. Descansa en paz, Marshawn; tu luz fue importante.

