Especial para los seguidores de codigopostalrd.net
El 23 de septiembre de 2025, durante la llegada del presidente Donald Trump a la Asamblea General de las Naciones Unidas en Nueva York, una escalera mecánica en la sede de la ONU se detuvo abruptamente justo cuando Trump y la primera dama Melania Trump subían a ella.
La escalera mecánica se detuvo bruscamente, lo que provocó que Melania Trump se tambaleara ligeramente y se agarrara al brazo de su esposo para mantener el equilibrio, mientras agentes y personal del Servicio Secreto reaccionaban rápidamente.
La delegación subió las escaleras restantes hasta el segundo piso, donde un técnico reinició el mecanismo. Esto ocurrió durante el discurso de Trump ante la Asamblea General de las Naciones Unidas, que también presentó otra falla técnica: un teleprompter defectuoso operado por el equipo de la Casa Blanca, lo que obligó a Trump a hablar parcialmente fuera de guion.
El incidente se viralizó rápidamente en redes sociales, acumulando millones de visitas en cuestión de horas y generando memes, especulaciones y comentarios partidistas.
En X (anteriormente Twitter), las reacciones variaron desde la indignación y los llamados a desfinanciar o desmantelar la ONU hasta comentarios humorísticos sobre el historial de Trump con las escaleras mecánicas (en referencia a su entrada en la campaña de 2015).
Influencers conservadores como Jesse Watters en Fox News amplificaron las preocupaciones sobre la seguridad, presentándolo como un posible sabotaje y vinculándolo con un sentimiento anti-ONU más amplio.
El discurso de Trump incorporó el percance repetidamente, utilizándolo para retratar a la ONU como ineficiente y hostil: “Lo único que obtuve de las Naciones Unidas fue una escalera mecánica que se detuvo justo en medio”, bromeó, atribuyendo la “aptitud física” de Melania por evitar una caída.
Esta narrativa resonó entre sus seguidores, impulsando la interacción en línea. Las publicaciones que exigían la salida de Estados Unidos de la ONU obtuvieron decenas de miles de “me gusta” y se compartieron.
Sin embargo, los críticos lo destacaron como una vergüenza autoinfligida, y algunos usuarios de X se burlaron de la ironía de culpar a la ONU por los problemas causados por el propio equipo de Trump.
Una amplia cobertura mediática lo presentó como un símbolo del estilo combativo de Trump hacia los organismos internacionales, lo que podría forzar la imagen diplomática estadounidense en un foro global de alto perfil.
A partir del 24 de septiembre de 2025, las consecuencias inmediatas han sido principalmente retóricas y políticas, más que sustanciales. La secretaria de prensa de la Casa Blanca, Karoline Leavitt, exigió públicamente una “investigación inmediata” sobre X, insistiendo en que cualquier participación del personal de la ONU en un sabotaje intencional justifica despidos e investigaciones, y prometió que la administración no toleraría amenazas a la seguridad del presidente.
Esto intensificó las tensiones, y aliados de Trump, como Sean Hannity, elogiaron la resiliencia del presidente y calificaron el discurso de “profundo” a pesar de los fallos.
No hubo heridos, pero el evento alimentó teorías conspirativas en línea, incluyendo afirmaciones sin fundamento de complots de asesinato o interferencia del “estado profundo” en la ONU.
En X, las respuestas extremas incluyeron sugerencias de “bombardear” la ONU o convertir su sede en un hotel Trump. El fallo del teleprompter agravó la percepción de desconcierto, aunque Trump improvisó con eficacia, utilizándolo para criticar a las instituciones globales en materia de cambio climático y multilateralismo.
En términos financieros y de políticas, no se han anunciado recortes inmediatos a la financiación estadounidense a la ONU (actualmente unos 748 millones de dólares anuales), pero la retórica podría presagiar nuevos intentos de retirar el apoyo estadounidense, haciéndose eco de las amenazas de Trump durante su primer mandato.
Funcionarios de la ONU, incluido el portavoz Stéphane Dujarric, concluyeron que la parada fue accidental. Un camarógrafo de la Casa Blanca que caminaba hacia atrás para filmar a los Trump probablemente activó el mecanismo de seguridad de la escalera mecánica, diseñado para detener su funcionamiento si se detectan obstrucciones (como pies o equipo) cerca de los engranajes.
Un teleprompter independiente proporcionado por la ONU funcionó a la perfección, pero el equipo de Trump optó por el suyo propio, que falló, atribuyendo aún más la culpa a la mala gestión interna.
No ha surgido ninguna evidencia de sabotaje deliberado, y la ONU ha negado tales afirmaciones rotundamente. Hasta el momento, la investigación de la Casa Blanca está en marcha, pero parece más performativa que probatoria, con Trump aprovechando el episodio para subrayar su narrativa de sesgo institucional en su contra.
Los analistas lo ven como un pequeño desliz en una visita a la Asamblea General de la ONU por lo demás tranquila, y es poco probable que produzca cambios políticos importantes a menos que se intensifique políticamente. En esencia, lo que comenzó como un contratiempo mecánico ha concluido, para la mayoría de los observadores, como una metedura de pata propia, amplificada por la habilidad de Trump para convertir los contratiempos en gritos de guerra.

