El triunfo de Aryna Sabalenka en el US Open el 6 de septiembre de 2025 marcó un hito importante en su carrera, con profundas repercusiones para su legado, el panorama del tenis femenino y su crecimiento personal.
Sabalenka se convirtió en la primera mujer en defender el título individual femenino del US Open desde Serena Williams (2012-2014), uniéndose a un grupo selecto de diez mujeres en la Era Abierta que lograron títulos consecutivos del US Open.
Su victoria marcó su cuarto título individual de Grand Slam (Abierto de Australia 2023, 2024; US Open 2024, 2025) y su victoria número 100 en un Grand Slam, un hito que comparte con Iga Świątek, quien también lo logró en una final en 2025.
La victoria consolidó su estatus como la número uno del mundo, reforzando su dominio en pista dura, donde ha ganado tres de los últimos cinco Grand Slams.
Sabalenka obtuvo un premio récord de 5 millones de dólares, el mayor en la historia del Grand Slam, lo que refleja el aumento del 20% en la bolsa de premios del torneo, hasta los 90 millones de dólares. Este hito económico subraya su creciente potencial comercial y el creciente interés económico del deporte.
La victoria fue profundamente personal, ya que Sabalenka se la dedicó a su difunto padre, utilizando su memoria como motivación para grabar el nombre de su familia en la historia del tenis.
Su capacidad para mantener la compostura en momentos de alta presión, especialmente tras las derrotas en las finales del Abierto de Australia y Roland Garros de 2025, demostró su crecimiento emocional. Esto se hizo evidente en su gestión de momentos críticos, como un remate de cabeza fallado, donde evitó sus habituales arrebatos emocionales.
Las consistentes actuaciones de Sabalenka en torneos de Grand Slam (alcanzando semifinales o superior en 11 de sus últimos 12) la posicionan como una de las jugadoras más fiables de grandes torneos desde Serena Williams. Su evolución de un juego basado en la potencia a la incorporación de variedad táctica (por ejemplo, dejadas y slices) potencia su versatilidad y su legado.
La victoria de Sabalenka la consolida como una potencia dominante, eclipsando potencialmente a rivales como Iga Świątek y Coco Gauff. Su récord de 21-1 en tiebreaks en 2025, incluyendo la victoria por 7-3 en tiebreaks sobre Anisimova, destaca su rendimiento decisivo bajo presión.
Su victoria sobre Amanda Anisimova, quien alcanzó su segunda final consecutiva de Grand Slam, señala el ascenso de una nueva generación, pero también subraya la capacidad de Sabalenka para defenderse de las nuevas rivales.
La derrota de Anisimova, una promesa estadounidense, podría moderar las expectativas para una campeona estadounidense, aunque su sólida actuación (por ejemplo, al vencer a Świątek y Osaka) refuerza su perfil.
La temporada 2025 de Sabalenka, marcada por las derrotas en las finales del Abierto de Australia (ante Madison Keys) y del Abierto de Francia (ante Coco Gauff), le enseñó humildad y la necesidad de mejorar continuamente. Su viaje a Mykonos después de Wimbledon y la lectura de un libro sobre la conexión mente-corazón la ayudaron a recalibrar su enfoque mental, lo que la llevó a un rendimiento más disciplinado.
Trabajar con un nuevo entrenador, Max Mirnyi, junto con su equipo de toda la vida, reforzó su preparación, demostrando su disposición a adaptarse y evolucionar.
El éxito de Sabalenka presiona a jugadoras como Świątek, Gauff y Keys para que mejoren su juego, especialmente en pista dura, donde Sabalenka destaca. Su capacidad para superar a Anisimova, quien tenía una ventaja de 6-3 en su enfrentamiento directo, incluyendo una victoria en la semifinal de Wimbledon 2025, demuestra su creciente fortaleza mental.
La vibrante personalidad de Sabalenka, marcada por su entrada con botella de champán en la rueda de prensa y su transparencia emocional, la hace muy querida por los fans, lo que aumenta su atractivo internacional.
La supuesta censura por parte de la USTA de las reacciones a la aparición del presidente Donald Trump en el evento sugiere que su victoria se produjo en un ambiente políticamente cargado, lo que podría amplificar la cobertura mediática.
Este triunfo consolida a Sabalenka como una figura destacada del tenis femenino, con el potencial de ascender a la cima de la lista de las mejores de todos los tiempos. Su capacidad para aprender de las derrotas previas de 2025 y ofrecer una actuación controlada y potente contra Anisimova demuestra su madurez y su preparación para un dominio sostenido.
El enfoque de Sabalenka en el control emocional, desarrollado mediante la autorreflexión y una menor dependencia de su psicólogo, marca un punto de inflexión. Su capacidad para mantener la calma tras los reveses en la final (por ejemplo, perder el saque mientras servía para ganar el campeonato) fue crucial para su victoria.
El cuarto título de Grand Slam de Sabalenka, tres de ellos en pista dura, la confirma como la mejor jugadora de pista dura. Su agresivo juego de fondo, ahora complementado con variedad táctica, la convierte en una potencia formidable en esta superficie.
La victoria prepara a Sabalenka para una sólida temporada 2026, con su confianza y su refinado enfoque mental que probablemente la convertirán en una de las favoritas en el Abierto de Australia. Sin embargo, sus derrotas ante Keys y Gauff a principios de 2025 sugieren que las rivalidades con las mejores jugadoras seguirán siendo intensas.
Para Anisimova, la derrota es un revés, pero también un paso adelante. Sus dos finales consecutivas de Grand Slam en 2025 (Wimbledon y US Open) indican su potencial para abrirse camino pronto, aunque debe corregir errores no forzados (29 en la final frente a los 15 de Sabalenka).
La victoria de Sabalenka pone de relieve la naturaleza cambiante del tenis femenino, donde la resiliencia mental y la adaptabilidad táctica son tan cruciales como la potencia bruta. Su evolución de un estilo de “golpear cada pelota” a un juego más matizado refleja la creciente demanda de versatilidad en este deporte.
El triunfo de Aryna Sabalenka en el US Open 2025 es un testimonio de su crecimiento como jugadora y persona, reforzando su dominio y sentando las bases para futuras batallas. Su capacidad para superar los desafíos emocionales y competitivos la convierte en una figura clave en el tenis, con implicaciones para sus rivales y la narrativa global del deporte.

