Especial para los seguidores de codigopostalrd.net
El sector de distribución eléctrica en la República Dominicana, gestionado principalmente por las empresas estatales Edesur, Edenorte y EdeEste (denominadas colectivamente EDE), ha enfrentado importantes desafíos debido a pérdidas técnicas y no técnicas, así como a persistentes déficits de recuperación de efectivo, desde agosto de 2020 hasta agosto de 2025.

Energía perdida durante la transmisión y distribución debido a ineficiencias en la infraestructura, como líneas de distribución, transformadores y otros equipos obsoletos o sobrecargados.
Energía perdida debido a factores como conexiones ilegales, manipulación de medidores, imprecisiones en la facturación y consumo no facturado (por ejemplo, robo o fraude de electricidad).
Entre 2017 y 2021, el sector eléctrico de República Dominicana registró pérdidas anuales promedio de $1.2 mil millones, equivalentes al 1.4% del PIB nacional. Solo en el primer semestre de 2023, las EDE experimentaron pérdidas totales del 41.9%, equivalentes a 3,107.4 GWh de energía no facturada, con un valor aproximado de $593.6 millones.
Las pérdidas técnicas, agravadas por una infraestructura obsoleta, han provocado apagones frecuentes y prolongados. Por ejemplo, en agosto de 2020, la tormenta tropical Laura expuso la fragilidad de las redes de distribución, con 435,786 clientes sin servicio en EdeEste, 321,250 en Edesur y 93,420 en Edenorte.
Las conexiones ilegales han sido un problema importante, con un estimado de 800.000 clientes que recibieron energía sin facturar en 2024, lo que resultó en déficits financieros de entre 150 y 200 millones de dólares anuales, solo debido al fraude eléctrico.
Los niveles de pérdidas varían significativamente. EdeEste reportó las mayores pérdidas, con un 56% en 2024, con la mayor frecuencia y duración de interrupciones del servicio (p. ej., 10,38 interrupciones por cliente en enero de 2021, con una duración promedio mensual de corte de 29,66 horas por cliente a junio de 2025).
Las pérdidas de Edesur de alrededor del 32% en 2024, con un mejor desempeño en confiabilidad del servicio (p. ej., 6,77 interrupciones por cliente en enero de 2021 y 12,12 horas de cortes al mes en junio de 2025).
Las pérdidas de Edenorte fueron del 27% en 2024, con la menor duración de corte (10,86 horas al mes por cliente en junio de 2025).
El déficit financiero de las EDE, reportado en $703 millones en 2024, es absorbido por el gobierno mediante subsidios, con $976 millones otorgados solo en 2024. Esto sobrecarga las finanzas públicas y desvía recursos de otros sectores críticos como la salud y la educación.
Las elevadas pérdidas incrementan el costo de la producción y distribución de electricidad, elevando el costo de vida y la producción de bienes y servicios. Esto socava la competitividad de las empresas dominicanas e impacta el crecimiento económico.
Los frecuentes cortes de energía afectan desproporcionadamente a los hogares de bajos ingresos, que dependen en gran medida de servicios eléctricos precarios, lo que perjudica la calidad de vida, el teletrabajo y las operaciones de las pequeñas empresas.
El Índice de Recuperación de Efectivo (IRC) mide el porcentaje de energía facturada que realmente se cobra a los clientes. Un IRC bajo indica una recaudación deficiente, a menudo debido a impagos, imprecisiones en la facturación o fraude, lo que agrava el déficit financiero de las EDE.
Entre 2011 y 2013, los proyectos apoyados por el Banco Mundial mejoraron el IRC de Edenorte (en un 10,7%) y EdeEste (en un 15,5%), pero no se registraron mejoras significativas para Edesur durante ese período.
A pesar de estos esfuerzos, el déficit financiero persiste. En 2024, los ingresos totales de las EDE por ventas de energía fueron de $1.311 millones, mientras que los gastos alcanzaron los $2.327 millones, principalmente debido a la compra de energía ($2.014 millones). El déficit resultante de $703 millones pone de manifiesto los desafíos actuales para la recuperación de efectivo.
Aproximadamente 800.000 clientes recibieron energía no facturada en 2024, lo que contribuyó significativamente al déficit de recuperación de efectivo.
La necesidad del gobierno de cubrir el déficit financiero de las EDE mediante subsidios (por ejemplo, 976 millones de dólares en 2024) supone una pesada carga para las finanzas públicas, lo que limita las inversiones en modernización de infraestructura y energías renovables.
La baja recuperación de efectivo dificulta la capacidad de las EDE para invertir en la modernización de infraestructura obsoleta, perpetuando las pérdidas técnicas y la precariedad del servicio.
La combinación de un bajo IRC y altas pérdidas crea un círculo vicioso donde la insuficiencia de ingresos conduce a una inversión insuficiente, lo que degrada aún más la calidad del servicio y fomenta el impago o las conexiones ilegales.
El sector de distribución eléctrica de la República Dominicana adolece de una combinación de ineficiencias técnicas (infraestructura obsoleta) y problemas no técnicos (conexiones ilegales, errores en la facturación), lo que genera importantes pérdidas financieras e interrupciones del servicio.
EdeEste enfrenta los desafíos más graves, con las mayores pérdidas (56%) e interrupciones del servicio, mientras que Edenorte y Edesur tienen un desempeño relativamente mejor, pero aún enfrentan problemas sustanciales.
El persistente déficit de recuperación de efectivo y las elevadas pérdidas requieren importantes subsidios gubernamentales, lo que presiona las finanzas públicas y limita el desarrollo económico en general.
Las ineficiencias del sector retrasan la transición a las energías renovables y afectan desproporcionadamente a las poblaciones vulnerables, exacerbando la desigualdad y obstaculizando la productividad económica.
Las iniciativas apoyadas por el Banco Mundial, el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y otras organizaciones han buscado reducir las pérdidas mediante la rehabilitación de la red, la instalación de medidores y la prevención del fraude.
Por ejemplo, un proyecto del Banco Mundial de 225 millones de dólares aprobado en 2023 apunta a la rehabilitación de 1.342 kilómetros de líneas y la regularización de 225.826 clientes morosos.
RECOMENDACIONES
Acelerar las inversiones en la modernización de las redes de distribución, incluyendo la sustitución de líneas y transformadores obsoletos, para reducir las pérdidas técnicas. El proyecto del Banco Mundial para 2023 e iniciativas similares deben priorizarse y ampliarse.
Intensificar los esfuerzos para desmantelar las conexiones ilegales y mejorar los sistemas de medición y facturación. La regularización de 225.826 clientes morosos, según lo previsto en el proyecto del Banco Mundial para 2023, es un paso en la dirección correcta.
Optimizar la precisión de la facturación y los procesos de cobro mediante sistemas comerciales modernizados y puntos de pago móvil, según lo implementado por el Consejo Unificado de Empresas Distribuidas (CUED).
Asociaciones Público-Privadas (APP): Explorar las APP para la gestión de las EDE, según lo propuesto por el gobierno para 2025, con el fin de mejorar la eficiencia operativa y reducir los déficits financieros.
Aumentar las inversiones en energía solar y eólica para alcanzar el objetivo del 25 % de energías renovables para 2025, reduciendo la dependencia de los costosos combustibles fósiles y mitigando el impacto ambiental.
Fortalecer la autonomía de la Superintendencia de Electricidad (SIE) para aplicar la normativa y monitorear los indicadores de desempeño, garantizando la rendición de cuentas y la transparencia en el sector.
esumen de Datos Clave (2020-2025) Pérdidas Totales (2023): 41,9% de la energía adquirida (3.107,4 GWh sin facturar, por un valor de 593,6 millones de dólares).
Pérdidas por Distribuidora (2024): EdeEste (56%), Edesur (32%), Edenorte (27%).
Déficit Financiero (2024): 703 millones de dólares, con subsidios gubernamentales de 976 millones de dólares.
Interrupciones del Servicio (junio de 2025): EdeEste (29,66 horas/mes/cliente), Edesur (12,12 horas), Edenorte (10,86 horas).
Pérdidas No Técnicas (2024): 150-200 millones de dólares anuales debido a conexiones ilegales que afectaron a 800.000 clientes.
El sector de distribución eléctrica de la República Dominicana sigue siendo un desafío crítico, con pérdidas técnicas y no técnicas, así como déficits de recuperación de efectivo que socavan la sostenibilidad financiera y la fiabilidad del servicio. Si bien las iniciativas recientes son prometedoras, las reformas, las inversiones y las medidas antifraude sostenidas son esenciales para lograr un sistema eléctrico más eficiente, fiable y sostenible

