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Danilo Medina, expresidente de la República Dominicana (2012-2020) y presidente del Partido de la Liberación Dominicana (PLD), criticó públicamente al gobierno actual, liderado por el presidente Luis Abinader, por abandonar el modelo de “Tanda Extendida” (jornada escolar extendida) y no completar 11,000 aulas que, según él, su administración dejó casi terminadas.

Medina calificó esta decisión como “criminal” con importantes consecuencias sociales y educativas.
La denuncia de Medina reaviva las divisiones políticas entre el PLD y el gobernante Partido Revolucionario Moderno (PRM). Al presentar el asunto como una negligencia deliberada en la educación, Medina se posiciona a sí mismo y al PLD como defensores del bienestar público, lo que podría movilizar a la oposición de cara a futuras elecciones.
Publicaciones en X, como las de @PLDenlinea y @RCCNoticiasRD, amplifican esta narrativa, enfatizando el lenguaje contundente de Medina para galvanizar a los simpatizantes del PLD.
La acusación cuestiona directamente la política educativa del gobierno de Abinader y su compromiso con el progreso social. Al calificar el abandono de “criminal”, Medina insinúa negligencia o mala gestión, lo que podría erosionar la confianza pública en la gobernanza del PRM, especialmente entre los votantes que priorizan la educación.
La denuncia, ampliamente compartida en X por cuentas afiliadas al PLD y medios de comunicación como @cdn37 y @rcavada, ha generado un debate público sobre la política educativa.
Esto podría presionar al gobierno a responder o justificar sus acciones, especialmente considerando que la educación es un tema delicado en un país donde el 34% de la población vive por debajo del umbral de la pobreza.
La afirmación de Medina llama la atención sobre posibles deficiencias en el sistema educativo.
El modelo Tanda Extendida, introducido durante su presidencia, extendió el horario escolar para brindar más tiempo de aprendizaje, comidas y apoyo a los estudiantes, especialmente en zonas marginadas.
Su supuesta revocación podría resonar en las comunidades que dependen de estos servicios, creando conciencia sobre las disparidades en el acceso.
La fuerte retórica podría alentar a grupos de defensa, educadores y padres a exigir responsabilidades al gobierno. La queja se alinea con preocupaciones más amplias sobre la equidad educativa, como se señala en informes sobre los desafíos de la República Dominicana para el acceso universal a la educación.
La denuncia ha cobrado fuerza a través de la cobertura mediática y las redes sociales, con publicaciones que la presentan como una traición a los estudiantes y a los pobres.
Esta narrativa podría influir en la percepción pública, especialmente si surge evidencia de aulas inconclusas o una reducción de la inversión educativa. nfirme.
Si la afirmación de Medina sobre las 11,000 aulas inconclusas es correcta, miles de estudiantes podrían carecer de espacios de aprendizaje adecuados, lo que agravaría la sobrepoblación y reduciría el acceso a una educación de calidad.
La Constitución de la República Dominicana establece la educación gratuita y obligatoria hasta los 18 años, pero la escasez de infraestructura podría socavarla.
La desmantelación del modelo de jornada escolar extendida podría reducir el tiempo de instrucción y los servicios de apoyo (por ejemplo, comidas, actividades extracurriculares), especialmente para los estudiantes de bajos recursos.
Medina advirtió sobre los impactos “sociales y cognitivos”, sugiriendo efectos a largo plazo en el rendimiento académico y la movilidad social.
El abandono de las aulas y de la Tanda Extendida podría afectar desproporcionadamente a las comunidades rurales y pobres, donde las escuelas son cruciales para los servicios sociales.
El enfoque de Medina en excluir a “los más pobres” resalta este riesgo, en consonancia con los informes de poblaciones vulnerables, incluyendo a niños de ascendencia haitiana, que enfrentan barreras educativas.
La denuncia de Medina fortalece la posición del PLD como fuerza de oposición, potencialmente unificando a su base tras perder el poder en 2020.
El gobierno de Abinader podría enfrentar presiones para abordar las acusaciones, ya sea presentando evidencia de aulas completadas o justificando el abandono de la Tanda Extendida. La falta de respuesta podría alimentar la percepción de negligencia, mientras que una refutación contundente podría debilitar las afirmaciones de Medina.
El lenguaje fuerte (“criminal”) podría polarizar aún más la política dominicana, especialmente dadas las tensiones existentes entre los gobiernos de Medina y Abinader. Esto podría distraer la atención de debates políticos sustanciales, como se vio en enfrentamientos anteriores entre el PLD y el PRM.
La educación es un motor clave del crecimiento económico en la República Dominicana, que ha reducido la pobreza del 44% al 34% en una década. El debilitamiento de la infraestructura educativa podría obstaculizar el desarrollo del capital humano, afectando la competitividad del país.
Si la ciudadanía percibe que el gobierno descuida la educación, esto podría provocar protestas o malestar social, especialmente entre padres y educadores. La retórica de Medina puede amplificar el descontento, como se observa en las publicaciones X que enfatizan el “crimen” contra los estudiantes.
La afirmación de Medina sobre 11,000 aulas inconclusas carece de evidencia específica en las fuentes proporcionadas, como listas de proyectos o detalles presupuestarios.
Si bien su administración priorizó la educación (por ejemplo, jornadas escolares extendidas, programas de alfabetización), el estado exacto de estas aulas requiere una verificación independiente.
El gobierno debería proporcionar datos sobre el gasto educativo y el progreso de la infraestructura para refutar o confirmar las acusaciones.
La denuncia subraya la importancia de la continuidad en la política educativa. El modelo de Tanda Extendida fue un pilar de la agenda social de Medina, y su supuesto abandono plantea interrogantes sobre las prioridades del PRM.
Se necesita una revisión transparente de las inversiones en educación, incluyendo la construcción de aulas y la financiación de programas, para evaluar la validez de la afirmación y abordar las preocupaciones públicas.
La denuncia de Medina parece ser una estrategia para recuperar relevancia política y desafiar la narrativa anticorrupción de Abinader. Sin embargo, el historial de acusaciones de corrupción del PLD, incluyendo aquellas contra los socios de Medina, podría socavar su autoridad moral.
La eficacia de la denuncia depende de la capacidad del PLD para fundamentar sus acusaciones y evitar ser desestimada como una postura política.
El asunto pone de relieve los desafíos sistémicos en la República Dominicana, como la escasa aplicación de políticas y la polarización política. Abordar la infraestructura educativa requiere la cooperación bipartidista para garantizar beneficios a largo plazo para los estudiantes, en lugar de ganancias políticas a corto plazo.
La denuncia exige la rendición de cuentas tanto del gobierno actual como del anterior. El gobierno de Abinader debe aclarar su estrategia educativa, mientras que Medina debe aportar pruebas que respalden sus afirmaciones. La sociedad civil y los medios de comunicación deben desempeñar un papel en la verificación de datos y el fomento de un debate informado.

