Especial para seguidores de codigopostalrd.net
Ryne Sandberg, segunda base del Salón de la Fama del Béisbol e ícono de los Chicago Cubs, falleció el 28 de julio de 2025 a los 65 años tras una valiente batalla contra el cáncer de próstata metastásico.
Su fallecimiento marcó una profunda pérdida para la comunidad del béisbol, en particular para la afición de los Cubs, quienes lo veneraban como una leyenda de la franquicia y uno de los jugadores más completos de la historia de las Grandes Ligas de Béisbol (MLB).
Sandberg transformó el rol del segunda base, combinando una excepcional destreza defensiva con un considerable poder ofensivo. A lo largo de sus 16 años de carrera en la MLB (15 con los Cubs, 1982-1994, 1996-1997), acumuló un promedio de bateo de .285, 2,386 hits, 282 jonrones, 1,061 carreras impulsadas y 344 bases robadas.
Su temporada de 1984 como Jugador Más Valioso de la Liga Nacional (NL), donde bateó .314 con 19 jonrones, 84 carreras impulsadas, 32 bases robadas, 19 triples y 114 carreras anotadas, demostró su talento para las cinco herramientas.
Recibió nueve Guantes de Oro consecutivos (1983-1991) por su excelente fildeo, estableciendo un récord en las Grandes Ligas con un porcentaje de fildeo de .989 en la segunda base al retirarse en 1997. Sus siete Bates de Plata lo igualaron con José Altuve como el jugador con más bases robadas, lo que destaca su excelencia ofensiva. La temporada de 1990 de Sandberg, donde lideró la Liga Nacional con 40 jonrones y ganó el Derby de Jonrones en el Wrigley Field, consolidó su reputación como un jugador de cuadro con gran poder de bateo, una rareza para su posición en ese momento.
El “Juego de Sandberg”, el 23 de junio de 1984 contra los Cardenales de San Luis, se convirtió en un momento decisivo en su carrera y en la historia de los Cubs. En una victoria de remontada televisada a nivel nacional por 12-11, Sandberg se fue de 5-6, conectando dos jonrones cruciales contra el cerrador miembro del Salón de la Fama, Bruce Sutter, para empatar el juego en la novena y décima entradas, impulsando siete carreras. Esta actuación catapultó a los Cubs al título de la División Este de la Liga Nacional en 1984 y elevó a Sandberg al estrellato nacional.
Su estatua, develada en el exterior del Wrigley Field el 23 de junio de 2024, conmemoró este icónico juego y sus contribuciones a los Cubs, inmortalizándolo junto a otras leyendas de la franquicia como Billy Williams y Ferguson Jenkins.
La presencia de Sandberg contribuyó a transformar Wrigleyville en un destino cultural, impulsando la afición nacional de los Cubs a través de las transmisiones de WGN y su constante excelencia durante la década de 1980 y principios de la de 1990. Su época coincidió con la instalación de las luces en el Wrigley Field, modernizando aún más la franquicia.
Sandberg fue una superestrella discreta que manejó la fama con elegancia, ganándose comparaciones con leyendas deportivas de Chicago como Michael Jordan y Walter Payton por su profesionalismo y responsabilidad cívica. El presidente de los Cubs, Jed Hoyer, comentó: «No puedo imaginar a una persona que manejara su fama y su responsabilidad por la ciudad mejor que él».
Su apodo, «Ryno», se convirtió en sinónimo de la afición de los Cubs, con una generación de aficionados que lo adoraban por su empuje, integridad y espíritu competitivo. Jugadores actuales de los Cubs, como el jardinero izquierdo Ian Happ, enfatizaron su profundo impacto: «Hay toda una generación de aficionados de los Cubs que adoran a Ryno.
La carrera de Sandberg redefinió las expectativas para los jugadores del mediocampo, combinando excelencia defensiva con potencia ofensiva. Sus 10 selecciones consecutivas al Juego de Estrellas (1984-1993), su nombramiento como Jugador Más Valioso de la Liga Nacional en 1984 y su ingreso al Salón de la Fama en 2005 (con el 76.2% de los votos) subrayan su estatus como uno de los mejores jugadores de todos los tiempos del béisbol.
El canje de los Filis a los Cachorros en 1982, junto con el de Larry Bowa por Iván De Jesús, se considera uno de los más desiguales en la historia de la MLB, destacando el inesperado ascenso de Sandberg, desde una selección de la 20.ª ronda del draft hasta convertirse en una pieza clave de la franquicia.
A pesar del limitado éxito de los Cachorros en postemporada durante su mandato (dos apariciones en la Serie de Campeonato de la Liga Nacional en 1984 y 1989), la brillantez individual de Sandberg —bateando .385 en 10 juegos de playoffs— elevó el perfil de la franquicia. Su retiro del número 23 y su estatua en el Wrigley Field consolidan su lugar entre los inmortales de los Cubs.
Su ética de trabajo, elogiada por compañeros como Greg Maddux y el exmánager Jim Frey, estableció un estándar de preparación y profesionalismo. Frey comentó: “Nunca había visto a un jugador esforzarse más, y parecía que cuanto mejor se volvía, más duro trabajaba”.
La modestia de Sandberg y su enfoque en el éxito del equipo por encima de los logros personales lo convirtieron en un modelo a seguir. El director ejecutivo de los Phillies, John Middleton, lo describió como “un hombre que personificaba la clase y la dignidad”, un sentimiento que resonó en todo el mundo del béisbol.
Su capacidad para conectar con los aficionados y los jugadores, incluso durante su lucha contra el cáncer, reforzó su papel como un querido embajador de los Cubs y la MLB.
La muerte de Sandberg provocó una oleada de homenajes de los Cubs, la MLB y los aficionados en plataformas como X, lo que refleja su respeto universal. El presidente de los Cubs, Tom Ricketts, lo calificó como “uno de los más grandes de todos los tiempos en los casi 150 años de esta histórica franquicia”, mientras que Jane Forbes Clark, del Salón de la Fama del Béisbol, elogió su “incansable ética de trabajo y su inquebrantable actitud positiva”.
Su fallecimiento subrayó la fragilidad de la vida, incluso para los íconos del deporte, y destacó la importancia de la concienciación sobre el cáncer. La MLB prometió un apoyo continuo a Stand Up To Cancer en su memoria.
El orgullo de Sandberg por su familia —su esposa Margaret, sus hijos Justin, Lindsey, B.R., Adriane y Steven, y sus ocho nietos— resonó en los homenajes. El comunicado de su familia enfatizó que falleció rodeado de sus seres queridos, lo que refleja sus prioridades durante sus últimos meses.
Su valentía al enfrentar el cáncer, sumada a su humildad, dejó una huella imborrable, como se vio en su discurso en la ceremonia de la estatua de 2024: “Es milagroso lo que puede suceder cuando los sueños se unen a la oportunidad y el trabajo duro”.
El impacto de Ryne Sandberg trascendió las estadísticas, moldeando la identidad de los Cubs e inspirando a generaciones con su habilidad, ética de trabajo y carácter. Su batalla contra el cáncer, aunque finalmente perdió, resaltó su resiliencia y profundizó su conexión con la afición que lo apoyó.
Como miembro del Salón de la Fama, Jugador Más Valioso (MVP) e ícono de Chicago, el legado de Sandberg perdura a través de sus contribuciones al béisbol, su personificación del espíritu deportivo y el amor que inspiró en Wrigleyville y más allá. Su vida nos recuerda que la verdadera grandeza no solo reside en los logros deportivos, sino en la gracia y la determinación con las que uno enfrenta los desafíos de la vida.

