Por Tim Starks, cyberscoop.
Un afiliado de un cártel notificó a un agente del FBI sobre un hacker que se infiltró en cámaras y teléfonos para rastrear las reuniones de un funcionario del FBI, dijo el inspector general del Departamento de Justicia.
Un hacker que trabajaba para el cártel de la droga de Sinaloa se infiltró en cámaras y teléfonos para rastrear a un funcionario del FBI en México que investigaba al capo de la droga El Chapo, luego utilizó datos de esa vigilancia para matar e intimidar a posibles fuentes y testigos con los que se reunía el agente, reveló un informe de vigilancia del Departamento de Justicia.
Un agente del FBI se enteró del pirata informático por alguien afiliado al cártel en 2018, según el informe del inspector general publicado el viernes.
“Ese individuo afirmó que el cártel había contratado a un ‘hacker’ que ofrecía una variedad de servicios relacionados con la explotación de teléfonos móviles y otros dispositivos electrónicos”, afirma el informe. “Según el individuo, el hacker había observado a personas entrando y saliendo de la Embajada de Estados Unidos en la Ciudad de México e identificó a ‘personas de interés’ para el cártel, incluyendo al Agregado Legal Adjunto del FBI (ALA T), y luego pudo usar el número de teléfono móvil del ALA T para obtener las llamadas realizadas y recibidas, así como los datos de geolocalización asociados con el teléfono del ALAT”.
Según el FBI, el hacker también utilizó el sistema de cámaras de la Ciudad de México para seguir al ALAT por la ciudad e identificar a las personas con las que se reunió, continúa el informe. Según el agente del caso, el cártel utilizó esa información para intimidar y, en algunos casos, asesinar a posibles fuentes o testigos colaboradores.
Las revelaciones marcan la segunda vez en una semana que, de ser ciertas, se demuestra que un hacker contribuyó a la muerte de alguien. Un paciente falleció en el Reino Unido después de que un ciberataque retrasara los resultados de análisis de sangre en varios hospitales, según una revisión del Servicio Nacional de Salud, publicada inicialmente por el Health Services Journal.
El FBI remitió el sábado una solicitud de comentarios sobre el informe del inspector general al Departamento de Justicia, que no respondió de inmediato. El Chapo, apodo de Joaquín Archivaldo Guzmán Loera, cumple cadena perpetua en una prisión estadounidense por 26 delitos relacionados con drogas y un delito de conspiración para cometer asesinato.
El informe general evaluó la eficacia con la que el FBI ha protegido investigaciones sensibles en un mundo de vigilancia técnica omnipresente (UTS), que abarca desde la vigilancia física hasta la vigilancia de teléfonos o registros financieros. El FBI había formado un “equipo rojo” para abordar la amenaza.
“No creemos que el esfuerzo inicial del Equipo Rojo para identificar los riesgos específicos a nivel de toda la empresa fuera adecuado, lo que podría dejar sin mitigar varias amenazas relacionadas con UTS”, concluye el informe. “Nos preocupa especialmente que las recientes iniciativas de mitigación de amenazas del Equipo Rojo no consideraran adecuadamente las iniciativas existentes del FBI para mitigar la amenaza de UTS y que no incluyeran una visión a largo plazo suficiente sobre cómo el FBI abordará la creciente amenaza de UTS una vez que se hayan abordado sus medidas iniciales”.
Gran parte de la respuesta del FBI al borrador del informe está censurada. Sin embargo, afirma que «los esfuerzos del FBI han sido multifacéticos e involucraron a muchos componentes de la organización, trabajando por separado y en colaboración, incluso con otras agencias del gobierno estadounidense que enfrentan amenazas similares. No obstante, coincidimos en que, para comprender mejor la amenaza que representan los cambios en las tecnologías operativas, se justifica una evaluación integral de las amenazas que plantea dicha tecnología».
También estuvo de acuerdo con una recomendación de capacitar al personal del FBI sobre la naturaleza de la amenaza que plantea la vigilancia ubicua.

