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Estas afirmaciones incluían sugerencias de quiebra inminente (quiebra), desfalco, insolvencia, congelación de fondos, robo a ahorrantes y comparaciones con el colapso de Baninter en 2003.
Los rumores carecían de pruebas o documentación verificables y a menudo eran amplificados por relatos anónimos o figuras de la oposición, con el objetivo de erosionar la confianza pública en el sector financiero.
Rumores similares se extendieron al sistema en general, generando preocupación por posibles corridas bancarias o perturbaciones económicas.
El Banco Central de la República Dominicana (BCRD), el Banco de Reservas y las entidades relacionadas actuaron con rapidez para contrarrestar la desinformación, priorizando las garantías basadas en datos y la supervisión regulatoria.
Banco Central de la República Dominicana (BCRD): El BCRD emitió un informe detallado sobre el desempeño del sistema financiero para 2025, destacando indicadores sólidos como activos totales superiores a RD$4.1 mil millones, una baja tasa de morosidad del 1.9% y un índice de solvencia del 17.07%, muy por encima del mínimo legal.
El gobernador Héctor Valdez Albizu convocó una reunión urgente con líderes clave del sector financiero para reafirmar la estabilidad y desestimar los rumores.
El BCRD enfatizó que no se detectaron vulnerabilidades en los análisis de estabilidad ni en las pruebas de estrés, y que el sistema mantuvo una alta capitalización, liquidez y rentabilidad.
Además, la Superintendencia de Bancos (SB), bajo el ecosistema del BCRD, proporcionó datos de respaldo, destacando un índice de solvencia del 18,4% al cierre del tercer trimestre de 2025 y un crecimiento en el acceso al crédito para personas y empresas.
Banco de Reservas (Banreservas): Como objetivo principal, Banreservas emitió aclaraciones que reafirmaron su liderazgo en inclusión financiera, con una sólida capitalización y sin riesgos sistémicos.
Abordó irregularidades internas aisladas (por ejemplo, en sucursales específicas) que ya estaban bajo revisión judicial, sin relación con la estabilidad general.
Las declaraciones públicas instaron a la calma y destacaron la resiliencia del banco, respaldada por el Estado, al tiempo que criticaron los rumores como una “campaña sucia” contra la economía. Banreservas también destacó las mejoras continuas en el servicio al cliente, como la atención de denuncias de fraude, para fortalecer la confianza.
Seguros Banreservas: Como división de seguros de Banreservas, estuvo indirectamente implicada en los rumores, pero no emitió respuestas independientes según los registros disponibles. Su estabilidad se vio envuelta en afirmaciones más amplias sobre la solvencia del grupo Banreservas, sin alertas específicas de los reguladores.
Estas respuestas fueron coordinadas, aprovechando datos oficiales del BCRD y la SB, y se alinearon con evaluaciones internacionales como la revisión del Artículo IV de 2025 del FMI, que describió al sector bancario como “resiliente, bien capitalizado y altamente rentable”.
Las medidas proactivas de las instituciones tuvieron un efecto estabilizador:
Estabilización inmediata: El informe y la reunión del BCRD evitaron que la situación se descontrolara, manteniendo las operaciones bancarias normales y evitando las corridas bancarias.
Se preservó la confianza pública, como lo demuestra el crecimiento continuo de los depósitos (más de RD$3 billones a noviembre de 2025) y la expansión del crédito (por ejemplo, 2.6 millones de personas con préstamos, un aumento interanual del 6.3%).
Continuidad económica: Al contrarrestar la desinformación, las respuestas impulsaron la actividad económica continua, incluyendo inversiones y remesas, sin afectar sectores como la construcción o el comercio.
Impulso a la reputación: Banreservas y el BCRD reforzaron su imagen de administradores confiables, y las respuestas destacaron el rigor regulatorio (por ejemplo, las pruebas de estrés y la supervisión de la SB).
Si bien el episodio fue efectivo, reveló vulnerabilidades y tuvo repercusiones más amplias:
Ramaciones legales: Según la Ley N.° 183-02 (Ley Monetaria y Financiera), difundir rumores que socaven la estabilidad bancaria es un delito penal con penas de hasta 10 años de prisión.
Se intensificaron las demandas de procesamiento, con advertencias de que los responsables podrían enfrentar investigaciones del Ministerio Público. Esto podría disuadir la desinformación futura, pero genera debates sobre la libertad de expresión frente a la seguridad financiera.
Instituciones como Banreservas se comprometieron a agilizar la comunicación de crisis y a mejorar los servicios (por ejemplo, una mejor resolución de fraudes), reconociendo retrasos en las respuestas iniciales.
Riesgos económicos más amplios evitados. Sin intervención, los rumores podrían haber provocado escasez de liquidez, picos de inflación, pérdida de empleos y la fuga de inversores extranjeros, lo que evoca escenarios hipotéticos de colapso con interrupciones del crédito y malestar social. Las respuestas mitigaron estos problemas, pero subrayaron la amplificación de las noticias falsas en la era digital.
El episodio demuestra la resiliencia del sistema bancario dominicano, respaldado por sólidos fundamentos ( 18.4% de solvencia, 2.2% de ROA en 2025), una regulación eficaz y una rápida acción institucional.
Entre las conclusiones clave se incluye la necesidad de combatir con cautela la desinformación, reforzar la vigilancia digital y educar al público sobre los indicadores financieros para evitar una alarma indebida.
También destaca la interacción entre la política y la economía, ya que algunos rumores parecían estar motivados por agendas electorales o de oposición. En última instancia, las respuestas no solo apaciguaron la crisis, sino que reforzaron la confianza, garantizando una estabilidad continua en medio de la incertidumbre global.

