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El lanzamiento del proyecto presidencial de Gonzalo Castillo, organizado por el diputado Gustavo Sánchez y un grupo de dirigentes del Partido de la Liberación Dominicana (PLD), se realizó el 3 de diciembre de 2025 en el hotel Marriott de Blue Mall, en Santo Domingo.
El acto, descrito como “emotivo” y masivo, reunió a cientos de miembros del Comité Político, Comité Central, legisladores, exalcaldes y dirigentes nacionales, con consignas como “¡Gonzalo va!” y un enfoque en la unidad partidaria.
Aunque Castillo no asistió ni participó de manera virtual, Sánchez afirmó que el exministro “ha aceptado competir” y que 30 de los 47 miembros del Comité Político lo respaldan de forma discreta. Este evento generó un impacto inmediato en el ecosistema político dominicano:
La cobertura fue amplia en portales como N Digital, Diario Libre y De Último Minuto, posicionando a Castillo como una figura de “experiencia y resultados” en medio de la oposición al gobierno de Luis Abinader.
En X (anteriormente Twitter), el tema acumuló cientos de interacciones en menos de 24 horas, con posts de medios como Listín Diario y analistas independientes destacando la “energía” del acto, aunque criticando la ausencia de Castillo.
Dinámicas internas del PLD: Reforzó la percepción de Castillo como unificador, con Sánchez enfatizando que su candidatura surge de la “base” y no de imposiciones, contrastando con la fragmentación actual del partido (tercer lugar en encuestas).
Sin embargo, generó “pánico” entre facciones rivales, según analistas, al desplazar potencialmente a otros aspirantes como Francisco Javier García (vinculado al “danilismo”).
En la calle, encuestas informales de RC Noticias indicaron buena aceptación interna en el PLD, pero escepticismo general por el recuerdo de la derrota de 2020 (37.46% de votos). En X, opiniones divididas: apoyo de peledeístas (“garantía de retorno al poder”) versus críticas por “desesperación” y repetición de errores pasados.
El evento acelera el proceso de primarias del PLD para 2028, pero también expone vulnerabilidades, con efectos a corto y mediano plazo:
A mediano plazo, podría catalizar una reestructuración del PLD, pero si Castillo declina (como insinuó en agosto 2025), aceleraría la migración de militantes hacia la Fuerza del Pueblo.
Este lanzamiento marca un punto de inflexión para el PLD: una apuesta audaz por la continuidad con figuras probadas como Castillo, quien representa estabilidad y gestión eficiente en un partido fracturado post-2020.
Su ausencia física no diluyó el entusiasmo, pero subraya la necesidad de su confirmación explícita para evitar percepciones de manipulación interna.
En última instancia, el éxito dependerá de la capacidad de Sánchez y aliados para transformar este “sentimiento nacional” en una maquinaria unificada, superando sombras judiciales y rivales internos. Si Castillo asume, podría reposicionar al PLD como viable alternativa en 2028; de lo contrario, agravaría su declive como tercera fuerza. El país observa: en tiempos de “vicisitudes”, como dijo Sánchez, la oposición necesita más que consignas—requiere liderazgo tangible.
