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La marcha convocada por el partido Fuerza del Pueblo (FP), liderado por el expresidente Leonel Fernández, programada para este domingo 30 de noviembre en el Distrito Nacional, ya genera un impacto significativo en la dinámica política y social dominicana.
Como ejercicio de movilización opositora, busca canalizar el descontento popular acumulado ante la gestión del gobierno del Partido Revolucionario Moderno (PRM), encabezado por Luis Abinader.
Según reportes de medios y declaraciones de dirigentes, la convocatoria ha impulsado campañas digitales masivas a través de plataformas como Convergencia Ciudadana, que agrupan movimientos afines a Fernández, promoviendo spots en redes sociales que destacan el “cansancio legítimo” de la ciudadanía.
Esto ha elevado la visibilidad de la oposición, consolidando a FP como la segunda fuerza política del país tras las elecciones de 2024, donde obtuvo el 28.84% de los votos.
En términos sociales, la marcha amplifica reclamos cotidianos que trascienden lo partidario: apagones recurrentes, inseguridad ciudadana rampante, alto costo de la canasta básica familiar (que supera los 50.000 pesos en algunos hogares) y escasez de agua potable y medicamentos.
Dirigentes como Radhamés Jiménez Peña y Rafael Paz la describen como una “señal contundente” al gobierno, no solo de FP, sino de “todo el pueblo dominicano” que exige indexación salarial y soluciones reales.
En redes sociales, encuestas informales reflejan un apoyo mixto, con usuarios destacando la necesidad de protestar por dignidad y justicia social, aunque algunos la ven como mera promoción electoral
Políticamente, fortalece la narrativa de FP como “guía del pueblo”, recordando su crecimiento desde el 8.90% en 2020 hasta su rol actual como principal opositor.
La ruta —desde la intersección de Albert Thomas con Nicolás de Ovando hasta la Avenida México esquina Duarte, culminando con un discurso de Fernández— se proyecta como pacífica pero masiva, con participación esperada de provincias como Barahona y Santo Domingo Este, e incluso llamados desde la diáspora en Nueva York.
Las repercusiones de la marcha podrían ser multifacéticas, dependiendo de su asistencia y el tono del discurso de Fernández. A corto plazo, podría presionar al gobierno a responder con medidas paliativas, como subsidios temporales a combustibles o anuncios en seguridad, similar a reacciones ante protestas previas en 2024.
Sin embargo, críticos internos y externos la perciben como una estrategia preelectoral para 2028, lo que podría polarizar más el ambiente político y avivar tensiones con el PRM, acusado de “desgobierno” y gasto excesivo en publicidad (10.000 millones de pesos).
Socialmente, un éxito en movilización (con miles de participantes, como en eventos pasados de FP) validaría el malestar generalizado, potencialmente inspirando más acciones ciudadanas y uniendo sectores vulnerables, como productores agrícolas y comunidades sin agua.
En contraste, una baja asistencia podría debilitar la imagen de Fernández y exponer divisiones en la oposición. Económicamente, al resaltar el “encarecimiento de la vida” y el narcotráfico ligado al gobierno, podría influir en la percepción inversionista, aunque el impacto directo sería limitado sin escalada a huelgas.
No se anticipan riesgos mayores de violencia, dado el énfasis en lo pacífico, pero el contexto de ingobernabilidad podría amplificar reclamos si no hay diálogo posterior
En la víspera de la marcha, queda claro que esta no es solo un evento partidario, sino un termómetro del descontento nacional en un 2025 marcado por crisis energéticas, inflación y desigualdad.
Leonel Fernández, con su experiencia como tres veces presidente, emerge como figura unificadora, pero el verdadero éxito dependerá de transformar la protesta en propuestas concretas para un “proyecto de unidad nacional”.
Si logra masividad, podría reconfigurar el mapa opositor y forzar un giro en la gobernabilidad; de lo contrario, reforzaría la narrativa oficial de “estabilidad”.
En última instancia, el 30 de noviembre recordará que, como advirtió Paz, “todo lo que se construye de espaldas al pueblo termina reducido a nada”. La ciudadanía dominicana, exhausta pero resiliente, merece que esta voz colectiva impulse no solo críticas, sino soluciones duraderas. #YoVoyMarchaDelPueblo
