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En vísperas del 16 de noviembre de 2025, Chile se encuentra en un momento crucial con sus elecciones generales, en las que se elegirá al próximo presidente, los 155 escaños de la Cámara de Diputados y 23 de los 50 escaños del Senado.
El presidente saliente, Gabriel Boric, cuya popularidad ronda entre el 28% y el 40%, no puede presentarse a la reelección debido a las limitaciones constitucionales.
Estas elecciones marcan el regreso del voto obligatorio a la votación nacional desde 2012 —con multas de aproximadamente 33.000 pesos chilenos (unos 35 dólares estadounidenses) para quienes no voten—, lo que podría impulsar la participación electoral del 47% en la primera vuelta de 2021 a más del 80% entre los 15,8 millones de votantes registrados.
Es casi seguro que habrá una segunda vuelta el 14 de diciembre, ya que ningún candidato se acerca al 50% necesario para ganar en primera vuelta.

Las elecciones reflejan profundos cambios sociales desde el estallido de la crisis de 2019: desde la demanda de reformas progresistas hasta la creciente frustración por el estancamiento económico (crecimiento del PIB de alrededor del 2%), el alto desempleo (entre el 8% y el 9%) y el aumento de la delincuencia (con incrementos del 50% al 100% en algunas regiones desde 2015).
La inmigración, especialmente la venezolana, se ha convertido en un punto álgido, con un 48% de los chilenos que consideran que el país va por el “camino equivocado”.
Principales candidatos y sus números, según mediciones desde República Dominicana

Ocho candidatos figuran en la boleta electoral, pero cuatro dominan las encuestas (última publicación del 1 de noviembre debido a un apagón informativo de 15 días). La unidad de la izquierda en torno a Jeannette Jara contrasta con la fragmentación de la derecha, que podría dividir el voto pero consolidarlo en una segunda vuelta.
Otros candidatos (por ejemplo, Franco Parisi e independientes) obtienen menos del 5% en las encuestas. Plataformas de predicción como Polymarket otorgan a Kast un 71% de probabilidades de ganar en primera vuelta, a Jara un 15%, pero un porcentaje menor en segunda; Wahlfieber muestra a Jara con un 29,5%, a Kast con un 22% y a Kaiser con un 17,5%.
Principales temas que influyen en la opinión pública
Las prioridades de los votantes han cambiado desde 2021, cuando se centraron en la desigualdad y la reforma constitucional (rechazada en dos ocasiones). Principales preocupaciones actuales, según encuestas de Reuters y AS/COA:
Seguridad y delincuencia: entre el 60% y el 70% la consideran la principal preocupación; la tasa de homicidios se ha duplicado desde 2017, vinculada a las bandas organizadas.
Inmigración: más del 40% la percibe negativamente; la llegada de aproximadamente 1,5 millones de venezolanos ejerce presión sobre los recursos.
Economía: crecimiento estancado, 66% de los hogares endeudados, inflación que erosiona los salarios; el sector minero presiona para obtener permisos más rápidamente. Equidad social: Un tema latente desde 2019, pero eclipsado; las reformas de Boric (por ejemplo, el aumento de las pensiones) se estancaron en medio de la parálisis política.
Los debates en redes sociales (por ejemplo, de @Informa3Chile y @ElRadardeCesar) resaltan las luchas internas de la derecha y el cansancio de la izquierda, mientras que los pronósticos meteorológicos y las guías electorales se convierten en temas de actualidad en vísperas de las elecciones.
Impacto de las elecciones
Estas encuestas definirán de inmediato la trayectoria de Chile:
Polarización política: Una victoria de Jara consolida la agenda de Boric, pero conlleva el riesgo de un estancamiento político ante un Congreso probablemente de derecha (todos los diputados reelegidos, la mitad del Senado). Una victoria de la derecha señala un rechazo a la izquierda, similar a las tendencias regionales en Argentina y Bolivia.
Señales económicas: Los mercados ya han descontado un giro a la derecha: los diferenciales chilenos se encuentran en mínimos históricos y las acciones han subido en lo que va del año (por ejemplo, $ECH, $BCH). Una victoria de Kast/Kaiser podría impulsar la confianza de los inversores mediante la desregulación, pero también disparar la volatilidad si se percibe como inestable. Los aumentos salariales de Jara podrían alimentar la inflación a corto plazo.
Cohesión social: El voto obligatorio moviliza a grupos apáticos o marginados (a menudo de izquierda), pero la fragmentación de la derecha podría exacerbar el extremismo. El sentimiento en contra de la derecha refleja una crisis en las alianzas de derecha, lo que podría derivar en realineamientos postelectorales.
Impacto regional: El resultado en Chile influye en el retroceso de la “marea rosa” en América Latina; una victoria de la derecha fortalece el populismo al estilo de Milei/Trump.
Consecuencias potenciales
A corto plazo (después del 16 de noviembre):
Dinámica de la segunda vuelta: Jara probablemente gane en la primera vuelta gracias a la unidad, pero la consolidación de la derecha favorece a Kast (las encuestas muestran que la vencería con un 55-45% en la segunda vuelta). La fragmentación podría permitir que Matthei se cuele, moderando la contienda.
Cambio en el Congreso: Los avances de la derecha podrían bloquear reformas, forzando concesiones en los proyectos de ley de seguridad.
Volatilidad del mercado: Bloomberg señala un potencial alcista en las acciones si la derecha se impone, pero son posibles ventas masivas a corto plazo debido a la incertidumbre de la segunda vuelta.
A largo plazo:
Reformas políticas: Un gobierno de derecha implica fronteras más estrictas, operaciones militares contra el crimen y recortes de impuestos a favor de las empresas, lo que podría estabilizar el crecimiento pero exacerbar la desigualdad. La continuidad de la izquierda se traduce en inversiones sociales, con el riesgo de tensiones fiscales.
Salud democrática: Una alta participación pone a prueba la eficacia del voto obligatorio; un bajo cumplimiento podría erosionar la confianza. Persisten las demandas no resueltas de 2019 (por ejemplo, pensiones, educación), según el análisis de Clarín.
Vínculos geopolíticos: Jara busca relaciones “apropiadas” con Trump/Milei; Kast se alinea más con los conservadores estadounidenses.
Publicaciones en X subrayan la imprevisibilidad: analistas como @guillermoholz advierten que las encuestas fallaron a nivel regional, lo que añade un factor impredecible a los indecisos (entre el 20 y el 30%).
Conclusiones y perspectivas
Las elecciones chilenas de 2025 reflejan una nación que lidia con la desilusión posterior al levantamiento: la promesa progresista de 2021 ha cedido ante las demandas de orden en medio de dificultades económicas. Un giro a la derecha —probablemente a través de Kast— ofrece estabilidad, pero corre el riesgo de profundizar las divisiones en materia de migración y derechos. La ventaja de Jara oculta los problemas de Boric, lo que podría condenar a la izquierda en una segunda vuelta polarizada.
En definitiva, la votación de mañana no resolverá las deudas pendientes de 2019, como la desigualdad, pero sí redefinirá el rumbo de Chile: hacia un libertarismo al estilo de Milei o un socialismo moderado. Con mercados optimistas y una alta participación, se espera una democracia revitalizada, pero puesta a prueba por la fragmentación
. El ganador, que asumirá el cargo el 11 de marzo de 2026, heredará una economía resiliente (impulsada por el cobre) pero con un tejido social frágil. Como señala @ASCOA, esto podría marcar un giro brusco a la derecha, influyendo en el panorama ideológico de América Latina.

