¿No hay dinero ni plan para lo imprevisto en el presupuesto nacional?
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El partido D66, del joven político de 38 años, Rob Jetten, está prácticamente empatado con la formación de extrema derecha Partido por la Libertad, de Geert Wilders, tras las elecciones del miércoles, lo que significa que podría convertirse en el líder más joven de la historia del país
Los Países Bajos celebraron elecciones generales anticipadas el 29 de octubre de 2025, tras la caída en julio de 2025 del anterior gobierno de coalición de derecha, que incluía al Partido por la Libertad (PVV) de extrema derecha de Geert Wilders.
Estas elecciones, para la Cámara de Representantes de 150 escaños, se consideraron una prueba decisiva para el populismo de extrema derecha en toda Europa, en un contexto de presiones económicas, escasez de vivienda y debates sobre inmigración y políticas de la UE.
A 30 de octubre de 2025, el recuento de votos continuaba, pero los resultados parciales mostraban un giro drástico hacia el centro político, con el partido centrista Demócratas 66 (D66) empatando o superando por poco al PVV de Wilders.
Resultados clave (basados en un recuento casi completo):
D66 (centristas, liderados por Rob Jetten): 26 escaños (el triple que los 9 obtenidos en 2023, su mejor resultado desde 1966).
PVV (extrema derecha, liderado por Geert Wilders): 26 escaños (una fuerte caída desde los 37 de 2023, perdiendo más de una cuarta parte de su apoyo).
VVD (liberales, liderado por Dilan Yeşilgöz-Zegerius): Avances que le aseguran el tercer puesto (el número exacto de escaños está pendiente, pero se observa una mejora con respecto a los mínimos anteriores).
GroenLinks-PvdA (alianza Verdes-Laboristas, liderada por Frans Timmermans): Pérdidas, lo que provocó la dimisión inmediata de Timmermans como líder.
Otros cambios notables: Los cuatro partidos de la coalición extinta de 2023-2025 perdieron terreno, mientras que partidos más pequeños como la Unión Demócrata Cristiana (CDA) se mantuvieron estables.
La contienda sigue reñida, con D66 aventajando al PVV por unos 15.000 votos (de los aproximadamente 10 millones emitidos), y la certificación final podría tardar días debido al voto por correo y el voto en el extranjero.
Las elecciones ya han transformado la política neerlandesa de varias maneras inmediatas:
Rechazo del dominio de la extrema derecha: El PVV de Wilders, que alcanzó la victoria en 2023 con plataformas antiinmigración y antiislámicas, sufrió una humillante derrota.
Esto refleja el hartazgo del electorado con el papel del PVV en la caída del gobierno anterior por disputas presupuestarias y políticas de asilo.
Los partidos tradicionales (D66, VVD, CDA y GroenLinks-PvdA) han descartado explícitamente las coaliciones con el PVV, aislando a Wilders y relegando potencialmente su agenda sobre controles migratorios estrictos y euroescepticismo.
La campaña del D66, centrada en un “progresismo optimista” (por ejemplo, inversiones verdes, reformas de vivienda y posturas pro-UE), conectó con el deseo público de estabilidad.
Esto supone un cambio radical respecto al giro a la extrema derecha de 2023, impulsando las voces moderadas en temas como la acción climática y el bienestar social.
Cambios en el liderazgo: La dimisión de Frans Timmermans presagia inestabilidad en el centroizquierda, abriendo paso a líderes más jóvenes. Mientras tanto, los inesperados avances del VVD lo posicionan como un actor clave en las negociaciones de coalición.
En el plano interno, el resultado mitiga los temores inmediatos a una renovada influencia de la extrema derecha, pero pone de manifiesto la persistente fragmentación, con 27 partidos en las urnas y ningún bloque cerca de la mayoría (se necesitan 76 escaños).
Las repercusiones de las elecciones se extenderán durante meses, con profundos efectos en la gobernanza y otros ámbitos:
Se prevé que las negociaciones de coalición, lideradas por Rob Jetten del D66 (quien confía en el éxito), se prolonguen hasta 2026. Un posible bloque de centro podría incluir al D66, el VVD, el CDA y GroenLinks-PvdA, formando un gobierno pro-UE, fiscalmente moderado, que priorice la recuperación económica y la integración europea.
Sin embargo, las divisiones ideológicas (por ejemplo, la tendencia centroderecha del VVD frente al progresismo de GroenLinks-PvdA) generan inestabilidad: las coaliciones neerlandesas anteriores han tardado más de 200 días en formarse. Si las negociaciones fracasan, se avecinan nuevas elecciones.
Posible Primer Ministro: Jetten, de 38 años, sería el Primer Ministro más joven de la historia de los Países Bajos y el primero abiertamente gay, lo que simbolizaría un hito progresista.
Cambios en las políticas: Un gobierno centrista podría revertir la austeridad impulsada por el PVV, priorizando las subvenciones a la vivienda, las energías renovables y una flexibilización de las normas de inmigración. Esto podría estabilizar la economía (Países Bajos se enfrenta a una inflación del 4% y a escasez de mano de obra), pero corre el riesgo de alienar a los votantes rurales que apoyaron a Wilders.
Implicaciones europeas: Como «caso de prueba» para el populismo tras el Brexit y en medio del auge de la extrema derecha en Francia y Alemania, el resultado señala los límites del sentimiento antieuropeo.
Esto fortalece a líderes centristas como Macron, de Francia, al demostrar que los votantes prefieren coaliciones pragmáticas a los extremismos, lo que podría facilitar los pactos migratorios y la financiación climática en toda la UE. Sin embargo, la resiliencia del PVV (que sigue siendo el segundo partido más grande) advierte de una polarización persistente.
Estas elecciones subrayan el giro al centro del electorado neerlandés tras dos años de experimentación con la extrema derecha, rechazando el estilo confrontativo de Wilders en favor del optimismo colaborativo de Jetten.
Si bien el ajustado empate entre D66 y PVV mantiene la expectación, el resultado general —la protección de los partidos tradicionales frente a los extremismos— allana el camino para un gobierno más estable y alineado con la UE, aunque forjado tras largas negociaciones.
A largo plazo, modera la ola populista europea, pero no la extingue; las persistentes dificultades económicas podrían reavivar el apoyo a la extrema derecha para 2027.
Por ahora, los Países Bajos recuperan su reputación como faro de la política de consenso, y el posible mandato de Jetten como primer ministro representa la renovación. Los resultados finales aclararán el camino, pero el mensaje es claro: la moderación prevalece en la crisis.

