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El 27 de octubre de 2025, el tercer juego de la Serie Mundial entre los Dodgers de Los Ángeles y los Azulejos de Toronto se convirtió en un épico maratón de 18 entradas en el Dodger Stadium, con una duración de 6 horas y 39 minutos.

Los Dodgers consiguieron una dramática victoria por 6-5 gracias al jonrón solitario de Freddie Freeman en la baja de la 18.ª entrada contra el relevista de Toronto, Brendon Little.
Este juego igualó el récord del juego de la Serie Mundial más largo por entradas, igualando el clásico Dodgers-Medias Rojas de 2018, también en el Dodger Stadium, y se convirtió en el segundo más largo por tiempo (detrás de las 7 horas y 20 minutos del juego de 2018).
El juego atrajo a 52,654 aficionados y contó con 609 lanzamientos, la mayor cantidad en la historia de la postemporada, junto con 19 lanzadores combinados, la mayor cantidad en los anales de los playoffs. Los puntos clave incluyeron:
El dominio de Shohei Ohtani: La estrella de los Dodgers recibió cuatro bases por bolas intencionales (un récord de la Serie Mundial), pero aun así conectó cuatro extrabases, incluyendo dos jonrones —uno que empató el juego en la séptima entrada— y se embasó siete veces, otra primicia en el Clásico de Otoño.
El jonrón de tres carreras del receptor Alejandro Kirk en la cuarta entrada dio a los Blue Jays una ventaja de 4-1, pero los Dodgers fueron recortando distancias, con Ohtani forzando entradas extra.
Ambos equipos agotaron a sus relevistas, y los Dodgers usaron al veterano Clayton Kershaw como relevista para escapar de un aprieto con las bases llenas en entradas extra. El juego tuvo 43 oportunidades de “carreras no anotadas”, un récord de postemporada.
Errores defensivos: Los corredores fueron eliminados en el plato y los sencillos se convirtieron en triples, lo que aumentó el caos.
El encuentro comenzó a las 5:00 p.m. PT y terminó alrededor de las 11:50 p.m. PT, hasta bien entrada la madrugada para los espectadores de la Costa Este y Canadá.
Impactos
Este juego trascendió una sola victoria, transformando la narrativa en torno a ambos equipos y amplificando el atractivo perdurable del béisbol:
Cambió el impulso decisivamente a favor de los Dodgers, que ahora lideran 2-1 de cara al cuarto juego en Los Ángeles. La victoria impidió que Toronto igualara la serie y destacó la profundidad de Los Ángeles en un entorno de alto riesgo.
El jonrón de Freeman —su segundo en la historia de la Serie Mundial— consolidó su estatus de héroe de octubre, evocando comparaciones con las hazañas de Max Muncy en 2018 en el juego anterior que igualó el récord. La actuación de Ohtani elevó aún más su candidatura al MVP, combinando paciencia y potencia de una manera pocas veces vista.
Para los Blue Jays, el jonrón de Kirk impulsó su perfil como un jugador improbable en momentos decisivos. Repercusión entre los aficionados y los medios: Las redes sociales estallaron en reacciones, calificándolo de “puro caos” y “el partido de la Serie Mundial más alocado de la historia”, con videos virales del jonrón de Freeman y las bases por bolas de Ohtani que acumularon millones de visualizaciones.
La asistencia y la audiencia se dispararon, recordando a una audiencia cansada de las transmisiones en vivo el atractivo del béisbol como espectáculo en vivo, especialmente conmovedor, ya que sobrevivió a toda la Serie Mundial de 1939.
Celebrado en el séptimo aniversario del maratón de 2018, reforzó la tradición del Dodger Stadium como sede de las pruebas de resistencia del Clásico de Otoño, estableciendo paralelismos con epopeyas históricas de octubre como los emocionantes siete juegos de 1991 y 2011.
El impacto del maratón fue inmediato y multifacético, afectando las plantillas, los calendarios y la resistencia:
Con 18 entradas y más de 600 lanzamientos, ambos bullpens se vieron mermados. Toronto utilizó a todos sus relevistas, lo que dejó al mánager John Schneider con dificultades para llegar al Juego 4.
El bateador designado de los Blue Jays, George Springer, abandonó el juego temprano con molestias en el lado derecho y se sometió a una resonancia magnética; su estado para el Juego 4 sigue siendo incierto, lo que podría debilitar la alineación de Toronto.
Los jugadores de los Dodgers, incluyendo a Ohtani (quien jugó todo el juego a pesar de recibir cuatro bases por bolas), enfrentaron riesgos de fatiga, aunque la heroica actuación de Freeman lo disimuló.
Los Dodgers ahora pueden rotar lanzadores frescos, con el reciente juego completo de Yoshinobu Yamamoto en el Juego 2 como protección. Toronto, sin embargo, debe improvisar sin Springer y un bullpen sobrecargado, posiblemente recurriendo a abridores de relevo, recordando el agotamiento de los Red Sox de 2018 tras su derrota.
Consecuencias logísticas: El final tardío (casi las 3 a. m., hora del este) interrumpió el sueño de los jugadores y la prensa que viajaban, mientras que los aficionados en Toronto se despertaron con la derrota.
También puso a prueba la resistencia de las transmisiones, con Joe Davis de Fox narrando el final después de horas de extras. No se reportaron lesiones importantes más allá de Springer, pero los días de recuperación podrían influir en la intensidad del Juego 4.
Las ventas de artículos de Freeman y Ohtani aumentaron, y el drama del juego probablemente incrementó el volumen de apuestas y las métricas de transmisión para juegos futuros.
El Juego 3 de la Serie Mundial de 2025 se erige como un testimonio atemporal de la magia impredecible del béisbol: un espectáculo agotador que igualó récords y que premió la resiliencia por encima del talento innato.
La victoria de los Dodgers, impulsada por el bateo decisivo de Freeman y la imponente presencia en el plato de Ohtani, los posiciona como favoritos para cerrar la serie en casa, pero la garra de Toronto (evidente en el poder de Kirk y sus repetidas escapadas) no garantiza un camino fácil.
En definitiva, este maratón subraya por qué los aficionados perduran: por esas raras noches en que el deporte se convierte en teatro, grabando recuerdos imborrables en medio del agotamiento.
Como señaló un analista, es el tipo de juego que “perdura para siempre”, lo que demuestra que los clásicos del béisbol no se fabrican, sino que se forjan en la madrugada. Con el Clásico de Otoño ahora al mejor de cuatro, se espera un drama intensificado mientras ambos equipos buscan la inmortalidad.

