Especial para los seguidores de codigopostalrd.net
El huracán Melissa, que se intensificó a partir de una tormenta tropical, alcanzó su punto más cercano a la República Dominicana (RD) alrededor de las 4:38 a. m. del domingo 26 de octubre de 2025 como una tormenta de categoría 3 con vientos sostenidos de aproximadamente 193 km/h.
El lento movimiento del sistema (casi estacionario en ocasiones) prolongó sus impactos, provocando lluvias intensas y prolongadas en el sur de La Española (la isla compartida por RD y Haití).
Si bien RD evitó tocar tierra directamente, las bandas de lluvia externas y la humedad de la tormenta provocaron graves inundaciones, deslizamientos de tierra y sobrecarga de infraestructura, lo que exacerbó la vulnerabilidad en un país que ya lidiaba con la pobreza y una preparación para desastres desigual.
RD sufrió el mayor impacto de las bandas húmedas de Melissa, con lluvias torrenciales que comenzaron el 22 de octubre y alcanzaron su punto máximo hasta el 26 de octubre.
Hasta 380 mm (15 pulgadas) de lluvia cayeron en la capital, Santo Domingo, y en las provincias del sur, convirtiendo las calles en ríos y sumergiendo vehículos en zonas como el sector de Herrera.
Las inundaciones urbanas y rurales afectaron las zonas bajas, con ríos como el Isabela desbordándose, lo que provocó evacuaciones. Las inundaciones repentinas pusieron en peligro la vida, especialmente en el sur y el suroeste.
Numerosos deslizamientos de tierra ocurrieron en terrenos escarpados y montañosos, derrumbando laderas y sepultando carreteras.
Estos estaban prácticamente garantizados debido a la lentitud de la tormenta, que saturó los suelos en las regiones del sur.
Se reportó al menos una muerte y otra persona desaparecida, relacionadas con inundaciones y derrumbes estructurales. Se produjeron lesiones por la caída de escombros y fallas de muros bajo la presión de la escorrentía.
Más de 1000 personas fueron desplazadas, 915 evacuadas y 61 alojadas en albergues.
Cerca de 200 viviendas resultaron dañadas o destruidas, principalmente en Santo Domingo y la zona sur. Miles de personas se quedaron sin electricidad y las comunicaciones se interrumpieron en comunidades aisladas.
Decenas de acueductos fallaron, dejando a más de 647 000 residentes sin agua potable, con más de medio millón de clientes afectados. Carreteras y puentes arrasados, dificultando el acceso a las zonas afectadas.
El fuerte oleaje y las corrientes de resaca a lo largo de la costa sur causaron erosión costera, mientras que las ráfagas de viento (de hasta 96-128 km/h en franjas) derribaron árboles y cables eléctricos. Los aeropuertos de Santo Domingo redujeron sus operaciones y algunos vuelos fueron cancelados.
El paso de Melissa tiene efectos en cascada sobre la economía, la salud y los esfuerzos de recuperación de República Dominicana, agravando los desafíos de tormentas anteriores y las tendencias climáticas
Las estimaciones iniciales sugieren más de 500 millones de dólares en daños, debido a las inundaciones en la agricultura (cultivos como arroz y plátano arruinados), las interrupciones del turismo (hoteles evacuados, vuelos suspendidos) y las reparaciones de infraestructura.
La crisis del agua por sí sola amenaza la seguridad alimentaria y el saneamiento, lo que podría disparar los precios de los productos básicos.
El aislamiento prolongado de las comunidades del sur podría retrasar la ayuda, lo que generaría necesidades humanitarias.
Las inundaciones transportan contaminantes, lo que aumenta el riesgo de enfermedades transmitidas por el agua, como el cólera, en un país con saneamiento limitado.
Las familias desplazadas en albergues se enfrentan al hacinamiento, lo que aumenta la vulnerabilidad a las enfermedades respiratorias en medio de los cortes de electricidad.
La búsqueda de personas desaparecidas pone de relieve la continua presión sobre los servicios de emergencia para el rescate.
Los deslizamientos de tierra han marcado las laderas, lo que aumenta los riesgos de erosión futura. El efecto de “esponja” de la tormenta lenta sobre terrenos escarpados amplificó la escorrentía, lo que pone de relieve el papel del cambio climático en la intensificación de estos fenómenos. El aumento de la temperatura de los océanos impulsó el rápido crecimiento de Melissa.
Escuelas y negocios cerraron durante días, y aldeas remotas del sur quedaron aisladas, lo que presionó a los servicios sociales. Los efectos transfronterizos con Haití (más de 3 muertes allí) podrían impulsar la coordinación regional de ayuda.
La recuperación está en marcha, con el Centro de Operaciones de Emergencia (COE) de Defensa Civil de República Dominicana distribuyendo agua y desplegando equipos, pero el corte de agua podría persistir durante días.
El paso del huracán Melissa por República Dominicana pone de relieve la creciente exposición del Caribe a tormentas lentas e hiperintensas, donde la lluvia, y no el viento, representa la amenaza más mortal.
Si bien las alertas tempranas y las evacuaciones en República Dominicana mitigaron consecuencias más graves (por ejemplo, no se registraron grandes víctimas como en Haití), el evento expuso las deficiencias en la infraestructura hídrica y la resiliencia rural.
Las autoridades enfatizan que los preparativos, como el refuerzo del drenaje y los simulacros comunitarios, salvaron vidas, pero el costo de más de 500 millones de dólares subraya la necesidad de inversiones adaptadas al clima, como acueductos resilientes y sistemas de alerta temprana, para evitar crisis humanitarias en futuros eventos.
Melissa, que podría alcanzar la categoría 5, ejemplifica cómo el calentamiento del Atlántico (con temperaturas récord del mar) permite una rápida intensificación, lo que exige apoyo internacional para las naciones vulnerables.
A medida que la tormenta se dirige hacia Jamaica (que enfrenta amenazas aún más graves), la experiencia de República Dominicana sirve como un duro recordatorio.
La prevención mediante la reducción de emisiones globales y el fortalecimiento local es esencial para la supervivencia en una era de huracanes en escalada. Hay que estar atento a las actualizaciones del Centro Nacional de Huracanes, ya que las lluvias residuales podrían persistir hasta el lunes.

