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La segunda reunión entre el presidente estadounidense Donald Trump y el presidente ruso Vladimir Putin, prevista para Budapest, Hungría (a la que el primer ministro húngaro Viktor Orbán se refirió metafóricamente como la “Isla de la Paz”).
Trump la anunció el 16 de octubre, tras una llamada telefónica que describió como “muy productiva”, con el objetivo de negociar el fin de la guerra en Ucrania. Esto sigue a su primera cumbre en Alaska en agosto de 2025, que no logró un acuerdo de paz.
La reunión será organizada por Orbán, quien presentó a Hungría como un lugar neutral para las conversaciones de paz, declarando en X: “Los preparativos para la cumbre de paz entre Estados Unidos y Rusia están en marcha.
¡Hungría es la isla de la PAZ!”. Esta frase subraya la imagen que Hungría tiene de sí misma como un centro estable y no alineado en medio de conflictos globales, a pesar de su pertenencia a la UE y las críticas por mantener estrechos vínculos con Rusia.
No se ha confirmado una fecha específica, pero Trump sugirió que podría ocurrir en las próximas dos semanas. El anuncio se produjo justo antes de la reunión presencial programada entre Trump y el presidente ucraniano Volodymyr Zelenskyy en Washington, D.C., el 17 o 18 de octubre.
Aunque la reunión está pendiente, su anuncio ya ha generado importantes controversias diplomáticas, reacciones y especulaciones sobre sus posibles resultados.
El momento elegido podría debilitar la posición negociadora de Ucrania, ya que Trump dialoga directamente con Putin antes de consultar en detalle con Zelenski.
Los analistas sugieren que esto impide el apoyo estadounidense a Ucrania, lo que podría presionar a Kiev para que haga concesiones como acuerdos territoriales o una reducción de la ayuda militar.
Se ha descrito como un obstáculo a los esfuerzos en curso para reforzar a Ucrania frente a los avances rusos, incluyendo los recientes debates en Estados Unidos sobre el suministro de misiles de largo alcance.
Rusia, ante el temor de una mayor intervención estadounidense, podría ver esto como una oportunidad para estancar la situación o ganar influencia, y según se informa, Putin convocó a altos funcionarios después de la llamada para prepararse.
La elección de Budapest se considera un importante revés para la unidad de la UE, lo que pone de relieve las divisiones internas y eleva a Orbán, un crítico frecuente de las sanciones de la UE a Rusia y los envíos de armas a Ucrania.
Los líderes europeos han expresado su frustración, considerándolo un duro golpe que margina a Bruselas, Berlín y París en favor de un líder a menudo acusado de socavar las normas democráticas.
También expone las vulnerabilidades de la UE, ya que Hungría se ha comprometido a permitir la entrada de Putin a pesar de una orden de arresto de la Corte Penal Internacional (CPI) por presuntos crímenes de guerra, posiblemente ignorándola o eludiéndola, dada la reciente retirada de Hungría de ciertas obligaciones con la CPI. Esto podría tensar aún más las relaciones entre la UE y Rusia e impulsar a Orbán a nivel nacional antes de las elecciones.
Tras la improductiva cumbre de Alaska, esto podría indicar un deshielo o, al menos, la reanudación del diálogo, con Trump promocionándolo como parte de su agenda “Make America Healthy Again” (MAHA), vinculándolo a esfuerzos de paz más amplios (por ejemplo, tras un reciente acuerdo sobre Gaza).
Sin embargo, corre el riesgo de generar la percepción de apaciguamiento de Estados Unidos hacia Rusia, lo que podría envalentonar a Moscú en otras regiones. Reacciones globales y nacionales:
Orbán lo calificó como una “gran noticia para los pueblos amantes de la paz del mundo”, lo que refuerza el papel de Hungría. Algunos usuarios de X lo celebraron como una humillación para la UE y una victoria para la diplomacia.
En Hungría, las reacciones están divididas, con preocupación por la preparación inadecuada y los riesgos geopolíticos. Los críticos, incluido el político alemán Roderich Kiesewetter, lo calificaron de “señal fatal” para la seguridad europea, por temor a que socave el apoyo a Ucrania. Comentarios más generales sobre X destacan tensiones, como la preocupación de Polonia por la ruta de vuelo de Putin y los permisos de sobrevuelo de la UE.
Dado que la reunión no se ha celebrado, aún no hay conclusiones ni acuerdos formales. De llevarse a cabo, los resultados podrían variar desde un alto el fuego decisivo (poco probable dado el precedente de Alaska) hasta el estancamiento de las conversaciones que prolongue el conflicto.
Trump la ha presentado con optimismo como una oportunidad para poner fin a una guerra “ignominiosa”, pero los escépticos advierten que podría priorizar los acuerdos rápidos sobre una paz sostenible, posiblemente a expensas de Ucrania.
Los preparativos en curso incluyen una llamada telefónica entre Orbán y Putin, en la que el Kremlin ha expresado incertidumbre sobre la logística debido a la orden de la CPI y las restricciones de viaje

