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Vicente Sánchez Baret, figura clave de la política dominicana, falleció el 16 de octubre de 2025 a la edad de 89 años. Nacido el 22 de enero de 1936 en la provincia de Sánchez Ramírez, fue un político veterano conocido por su integridad, compromiso con la democracia y servicio público durante más de cinco décadas.
Estuvo casado con la Dra. Yadira Henríquez, exdirectora del Plan Social de la Presidencia, y tuvieron tres hijos, entre ellos Vicente Sánchez Henríquez, actual diputado de la Cámara de Diputados.
La causa de su fallecimiento no se ha revelado públicamente en los informes disponibles. Su fallecimiento ha suscitado amplios homenajes de líderes políticos, destacando su perdurable influencia en el panorama político de la República Dominicana.
La vida de Sánchez Baret estuvo marcada por la resistencia activa y el liderazgo. Participó como combatiente en la Revolución Constitucionalista de 1965 y defendió las libertades civiles durante el gobierno autoritario de 12 años de Joaquín Balaguer.
Su carrera se centró en la ética del gobierno, a menudo resumida en sus propias palabras: «Se puede ser honesto, político y moderno; la sociedad debe comprender la importancia de eso».
Alcalde de Cotuí en 1961, Senador electo por la provincia de Sánchez Ramírez; Ministro de Interior y Policía en 1978, Ministro de Deportes y Director de Aduanas de 2000 a 2004.
Cofundador del Partido Revolucionario Dominicano (PRD) y del Partido Revolucionario Moderno (PRM), este último el partido gobernante durante la presidencia de Luis Abinader. También ocupó cargos clave en la administración pública, como Secretario de Organización y presidente del PRD.
Junto a su esposa, impulsó iniciativas de justicia social, equidad y apoyo a poblaciones vulnerables, estableciendo un legado de servicio humano y leal.
Dado lo reciente de su fallecimiento (anunciado hace apenas unas horas, el 17 de octubre de 2025), las repercusiones inmediatas son principalmente emocionales y simbólicas, con consecuencias a largo plazo que probablemente se manifestarán en la política dominicana.
Su familia, incluyendo a su esposa e hijo (diputado en funciones), ha recibido numerosas muestras de condolencias de todo el espectro político.
Figuras prominentes como Alfredo Pacheco (presidente de la Cámara de Diputados), Ulises Rodríguez (alcalde de Santiago) y Carlos Bonilla (ministro de Vivienda) han expresado su dolor y solidaridad, lo que pone de relieve la estrecha relación que los une al PRM.
El Senado de la República también emitió un lamento formal, reconociéndolo como un “distinguido político y servidor público”. Vacío político en el PRM y en el panorama general. Como cofundador del PRM, su fallecimiento crea un profundo vacío en la política dominicana, particularmente dentro del partido que ayudó a fundar.
Los homenajes enfatizan su rol como símbolo de compromiso con la justicia y la equidad social, lo que podría inspirar un renovado enfoque en el liderazgo ético en medio de las actividades del partido.
El PRM, actualmente en el poder, ha expresado oficialmente sus condolencias, destacando su incansable labor en favor de los más vulnerables. Esto podría dar lugar a reflexiones internas o actos conmemorativos que fortalezcan la unidad del partido, aunque no se han anunciado cambios inmediatos en el liderazgo ni en las políticas.
Medios como Diario Libre, Listín Diario y Telenoticias han destacado su trayectoria como referente de honestidad, modernidad y servicio, presentando su fallecimiento como la pérdida de un ícono histórico.
Las reacciones en redes sociales, incluyendo las de periodistas y políticos, lo describen como una persona decente, cordial y responsable, y algunos lo llaman un “trabuco” de la antigua era del PRD.
Esta admiración generalizada podría fortalecer la imagen del PRM como un partido arraigado en figuras de principios, lo que podría influir en la percepción pública de cara a futuras elecciones.
A corto plazo, su muerte podría generar homenajes o reconocimiento político a su legado, como iniciativas de equidad social o anticorrupción, áreas que él defendió.
A largo plazo, señala el fin de una generación de líderes post-dictadura, lo que posiblemente acelere el ascenso de figuras más jóvenes del PRM.
Sin embargo, con el PRM firmemente en el control (con la presidencia y la mayoría en el Congreso), aún no se evidencian efectos desestabilizadores. Los observadores señalan que su influencia “trasciende generaciones”, lo que sugiere que sus ideales podrían guiar el continuo fortalecimiento democrático en la República Dominicana.
El fallecimiento de Vicente Sánchez Baret marca el fin de una era en la política dominicana, cerrando el capítulo de un líder que conectó el activismo revolucionario con la gobernanza moderna.
Si bien deja un vacío notable en la base histórica del PRM, su legado de decencia, servicio público y compromiso ético perdurará, inspirando a futuras generaciones de políticos y ciudadanos.
Las condolencias unificadas de diversas instituciones reflejan su respeto interpartidista, reforzando el valor de la integridad en la vida pública.
En definitiva, su fallecimiento subraya la importancia de preservar los ideales democráticos en una nación que aún se construye sobre sus cimientos postautoritarios, con el potencial de fomentar una mayor cohesión partidista y un enfoque social en la justicia social.
