Georgina Rannard, BBC
El Premio Nobel de Química ha sido otorgado a Susumu Kitagawa, Richard Robson y Omar M Yaghi por su trabajo sobre estructuras metalorgánicas.
El trabajo de los tres científicos podría abordar algunos de los mayores problemas de nuestro planeta, incluida la captura de dióxido de carbono para ayudar a combatir el cambio climático y la reducción de la contaminación plástica mediante la química.
“Me siento profundamente honrado y encantado, muchas gracias”, dijo el profesor Kitagawa en una conferencia de prensa telefónica después de recibir la noticia.
“¿Cuánto tiempo tengo que quedarme aquí? Porque tengo que salir a una reunión”, añadió.
Los tres ganadores compartirán un premio monetario de 11 millones de coronas suecas (872.000 libras esterlinas).
El trabajo de los científicos se centra en cómo las moléculas pueden unirse para formar estructuras, o marcos metalorgánicos (MOF). El comité del Nobel lo denominó «arquitectura molecular».
Los hombres descubrieron cómo construir estructuras con grandes espacios entre las moléculas, a través de los cuales pueden fluir gases y otros productos químicos.
Estas “habitaciones” se pueden utilizar para capturar y almacenar sustancias químicas que los seres humanos queremos eliminar, incluido el dióxido de carbono presente en la atmósfera o los llamados productos químicos permanentes, también conocidos como PFAS.
Los científicos comenzaron a trabajar independientemente en las estructuras en los años 1970 y 1980. El profesor Robson pidió a su universidad que perforara agujeros en las superficies de trabajo del laboratorio para que las bolas de madera, que representan átomos, pudieran unirse a varillas de madera, que representan enlaces químicos.
Hasta ahora los MOF sólo se han utilizado a pequeña escala, pero las empresas están estudiando si se pueden producir en masa.
Una posible aplicación es la descomposición de gases nocivos, incluidos los utilizados en armas nucleares.
Las empresas también están probando si se pueden utilizar para capturar el dióxido de carbono, el gas que calienta el planeta, procedente de centrales eléctricas y fábricas.
“Juntos, [los ganadores] han ayudado a sentar las bases y marcar la dirección de una de las áreas de investigación fundamental de más rápido crecimiento en la química moderna”, dijo la profesora Sheila Rowan, vicepresidenta de la Royal Society, la academia científica nacional de Gran Bretaña.
El premio es otro indicador del valor de la química para abordar algunos de los problemas más difíciles del planeta.
“Cada año vemos que se entregan Premios Nobel a químicos que aceptan el desafío de encontrar soluciones a los mayores problemas que enfrenta nuestra sociedad global: mejor atención médica, protección del medio ambiente, energía limpia y alimentos y agua seguros para todos”, dijo la Dra. Annette Doherty, presidenta de la Real Sociedad de Química de Gran Bretaña.
El anuncio fue hecho por la Real Academia Sueca de Ciencias en una conferencia de prensa en Estocolmo, Suecia.
El profesor Kitagawa trabaja en la Universidad de Kioto en Japón, el profesor Richard Robson está en la Universidad de Melbourne, Australia, y el profesor Omar M Yaghi está en la Universidad de California, EE.UU.
El profesor Kitagawa se inspiró en el principio de “la utilidad de lo inútil”, según el comité del Nobel. Este principio reflejaba la filosofía de un antiguo filósofo chino, Zhuangzi, quien afirmó que incluso si algo no aportaba un beneficio inmediato, podía resultar valioso.
El profesor Yaghi nació en Ammán, Jordania y se crió en una habitación individual con sus hermanos sin electricidad ni agua corriente, según el comité del Nobel.
Un día en la escuela quedó cautivado por las estructuras moleculares y, a los 15 años, se fue a estudiar a Estados Unidos.
Es el tercer premio científico otorgado esta semana. El martes, John Clarke, Michel H. Devoret y John M. Martinis ganaron el Nobel de Física por su trabajo en mecánica cuántica, que sentó las bases para la computadora cuántica.
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