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Abel Martínez Durán, destacado líder del Partido de la Liberación Dominicana (PLD) y exalcalde de Santiago de los Caballeros (2016-2024), se ha visto envuelto en disputas legales por deudas municipales desde que dejó el cargo.

En septiembre de 2024, sus cuentas bancarias personales fueron embargadas por orden judicial debido a obligaciones pendientes atribuidas al Ayuntamiento de Santiago, que totalizan millones de pesos en múltiples reclamaciones (por ejemplo, un caso involucra más de 10 millones de pesos por obligaciones impagas con acreedores que datan de seis años).
Martínez ha argumentado consistentemente que estas deudas no están vinculadas a su administración y que la congelación de activos personales por responsabilidades institucionales constituye un abuso judicial, especialmente considerando que el actual gobierno municipal ya ha resuelto algunas reclamaciones.
El 2 de octubre de 2025, Martínez, acompañado de su abogado Rafael Ceballos, compareció ante la Presidencia de la Cámara Civil y Comercial del Juzgado de Primera Instancia en el Palacio de Justicia de Santiago.
Solicitaron formalmente el levantamiento de los embargos, enfatizando que las restricciones —impuestas sin autorización judicial previa en algunos casos— han paralizado sus finanzas personales durante casi un año. Martínez denunció públicamente las medidas como “abusivas”, afirmando que obstaculizan su capacidad para realizar actividades económicas básicas, producir contenido o administrar recursos, y exigió reformas sistémicas para evitar que los abogados congelen cuentas unilateralmente.
La parte contraria, representada por el abogado Mayobanex Peña en nombre del acreedor Francisco Reyes Acevedo, impugnó la solicitud. Peña calificó la apariencia de Martínez de “extraña” y citó una petición previa rechazada, una sentencia judicial firme que obligaba al pago y la doctrina de cosa juzgada (cosa juzgada irrevocablemente), argumentando que la deuda sigue sin pagarse a pesar de las oportunidades de acuerdo.
Martínez reporta estar en aprietos económicos, sin poder realizar transacciones bancarias, pagar facturas ni realizar negocios durante más de un año.
Según informes, esto ha paralizado su producción mediática y la gestión de sus recursos, agravando su situación financiera personal.
Si el embargo persiste, podría resultar en la incautación de activos o nuevas restricciones, lo que podría obligar a Martínez a liquidar sus propiedades o buscar financiación alternativa.
Un fallo favorable podría resultar en reembolsos por reclamaciones pagadas en exceso y sentar un precedente contra la responsabilidad personal por deudas municipales.
El episodio ha amplificado las acusaciones del PLD de persecución judicial selectiva por parte del gobernante Partido Revolucionario Moderno (PRM) y sus aliados en el Ministerio Público, presentándolo como un intento de debilitar a la oposición de cara a las elecciones de 2028.
Sus simpatizantes predicen que será contraproducente, impulsando el impulso del PLD al presentar a Martínez como víctima de la guerra legal.
Pone de relieve las tensiones en la gobernanza municipal dominicana, donde exfuncionarios enfrentan repercusiones personales por deudas institucionales, lo que podría disuadir a futuros candidatos.
Los críticos argumentan que erosiona la confianza en el poder judicial, percibido como politizado o ineficiente.
Como candidato presidencial en 2024, esto podría humanizar a Martínez entre los votantes que simpatizan con la retórica anticorrupción, a la vez que distancia a quienes lo ven como una evasión de responsabilidad. No se reportan cambios inmediatos en las encuestas, pero mantiene el escrutinio mediático sobre las finanzas del PLD.
Afiliados y aliados del PLD lo denuncian como “persecución” y “abuso de justicia”, con publicaciones de cuentas oficiales del PLD y personas influyentes como Jehan Carlos Valenzuela que lo vinculan con iniciativas más amplias contra el PLD.
Expertos legales como Belarminio Ramírez lo calificaron de “irrespetuoso” e instaron a soluciones sistémicas.
Representantes de acreedores y observadores neutrales cuestionan por qué las deudas siguen sin liquidarse después de años, y algunos medios lo presentan como una responsabilidad por mala gestión en lugar de una venganza.
Amplia pero objetiva, con medios como Diario Libre, Listín Diario y N Digital amplificando la narrativa de abuso de Martínez, mientras que las transmisiones de YouTube (por ejemplo, de Una Nueva Mañana) lo sensacionalizan como un “escándalo”.
La participación en las redes sociales es modesta (por ejemplo, cientos de vistas por publicación) y se centra en cámaras de resonancia partidistas.
Este episodio pone de relieve las vulnerabilidades de la administración pública dominicana, donde los problemas fiscales municipales se extienden a las esferas personales, planteando cuestiones éticas sobre la rendición de cuentas frente a la extralimitación.
Por ahora, el resultado depende del inminente fallo judicial. El éxito de Martínez podría validar las denuncias de excesos judiciales y aliviar sus finanzas, mientras que la negación podría prolongar la angustia y alimentar los agravios políticos.
En última instancia, refleja divisiones partidistas más profundas, con el potencial de marginar a Martínez o galvanizar la determinación de la oposición.
No se han producido cambios sociales más amplios (por ejemplo, protestas), pero podría catalizar los impulsos legislativos para definir con mayor claridad las responsabilidades de los exfuncionarios. El seguimiento de la decisión del tribunal será clave para la resolución.

