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Samayra del Rosario Barreto, hija del conocido narcotraficante dominicano Ramón Antonio del Rosario Puente (alias “Toño Leña”), fue arrestada el 2 de octubre de 2025 como parte de la “Operación Guepardo”, una operación conjunta contra una sofisticada red de fraude inmobiliario.
Se encontraba prófuga desde procedimientos anteriores y fue aprehendida en República Dominicana junto con otros tres sospechosos.
Barreto está acusada de ser una figura clave en la fundación y operación de Novasco Real Estate, SRL, una empresa ficticia que defraudó a inversionistas por más de $18 millones mediante falsos desarrollos inmobiliarios de lujo para jubilados en Punta Cana y otras zonas turísticas.
El esquema se aprovechaba de inversionistas extranjeros (principalmente de EE. UU., Canadá y Europa) y expatriados dominicanos que buscaban viviendas seguras para jubilados, utilizando documentos falsificados, afiliaciones falsas a franquicias RE/MAX para obtener credibilidad e incluso tácticas de intimidación contra las víctimas denunciantes.
El fraude ha causado una grave devastación financiera y emocional a cientos de víctimas, muchas de las cuales invirtieron sus ahorros de toda la vida o fondos de jubilación.
Más de 18 millones de dólares robados, con víctimas individuales que perdieron entre 50.000 y 500.000 dólares por proyecto. Activos como transferencias bancarias y depósitos de propiedades se canalizaron a través de cuentas fantasma para el lavado de dinero.
Principalmente expatriados de mediana edad y ancianos, lo que provocó la ruina de sus planes de jubilación, el regreso forzado al trabajo o la dependencia del apoyo familiar. Algunas víctimas reportaron ideas suicidas debido a la traición, especialmente después de ser atraídas por un marketing sofisticado y visitas a obras de construcción inexistentes.
El escándalo ha erosionado la confianza en el sector inmobiliario dominicano, particularmente en el floreciente mercado turístico de Punta Cana. Destaca las vulnerabilidades de la inversión extranjera, lo que podría disuadir a los promotores inmobiliarios legítimos y ralentizar el crecimiento del sector, estimado entre un 10 % y un 15 % anual antes del escándalo.
Los vínculos familiares de Barreto con Toño Leña —persona extraditada a Estados Unidos en 2015 por tráfico de cocaína— han amplificado la cobertura mediática, alimentando la indignación pública por la supuesta “narcoinfiltración” en el crimen de cuello blanco y vinculando el legado del narcotráfico con la depredación financiera.
La reacción pública en plataformas como X (anteriormente Twitter) ha sido rápida, pero preliminar. Los usuarios han expresado su conmoción por la participación de la “hija del narco” y han exigido una pronta restitución. Sin embargo, dado lo reciente del caso, las discusiones siguen dominadas por las noticias compartidas en lugar de un análisis profundo.
La Operación Guepardo marca una victoria significativa para las autoridades dominicanas en la lucha contra los delitos híbridos que combinan la narcoinfluencia con el fraude financiero, pero pone de relieve las deficiencias sistémicas en la regulación inmobiliaria y la protección de los inversores.
Si bien los arrestos indican rendición de cuentas, lo que podría conducir a juicios completos para mediados de 2026, la verdadera medida del éxito será la recuperación de activos y la compensación a las víctimas, lo que podría llevar años.
Otras lecciones más amplias incluyen la necesidad de una debida diligencia más estricta en las empresas con vínculos extranjeros y un mayor intercambio de datos internacionales para prevenir esquemas similares.
El discurso público sugiere que este caso podría impulsar reformas, pero persiste el escepticismo ante la percepción de impunidad de las élites en la República Dominicana. Al 4 de octubre de 2025, los procedimientos se encuentran en sus primeras etapas, con una audiencia inminente sobre medidas coercitivas.

