
El Arsenal había perdido sus tres partidos anteriores en un ruidoso St James’ Park en todas las competiciones y parecía encaminarse hacia un cuarto.
Encontraron a Pope en forma inspirada, ya que salvó dos veces las voleas de Eberechi Eze, se agachó para despejar un cabezazo de Jurrien Timber y despejó con la palma de la mano un tiro cruzado de Bukayo Saka.
En la única ocasión en que Pope pareció derrotado, en la primera mitad, Leandro Trossard vio cómo un remate se estrellaba en el travesaño.
Pero las últimas semanas nos han enseñado que el Arsenal nunca sabe cuándo está derrotado.
Los goles tardíos de los suplentes Leandro Trossard y Gabriel Martinelli aseguraron la victoria de la Liga de Campeones contra el Athletic Club y un dramático empate de este último permitió un empate contra el Manchester City la semana pasada.
Esta vez fue el turno de otro suplente, Merino, para transformar el partido y volver a atormentar a su ex equipo.
Pero el Arsenal no se conformó con un solo punto: fue a por los tres.
Recibieron su recompensa de una fuente familiar, una jugada a balón parado, cuando Gabriel cabeceó al primer palo y desató grandes celebraciones en el sector visitante.

