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El Consejo Económico y Social (CES) de la República Dominicana, presidido por Rafael Toribio, entregó el Informe Final del “Diálogo sobre la Crisis Haitiana y sus Implicaciones para la República Dominicana” al presidente Luis Abinader y a los expresidentes Hipólito Mejía, Leonel Fernández y Danilo Medina entre el 9 y el 16 de septiembre de 2025.
El informe, firmado el 2 de septiembre de 2025, resume los resultados de un proceso de diálogo inclusivo de un mes de duración en el que participaron delegados, expertos y partes interesadas en seis mesas redondas temáticas.
El Informe Final representa un hito significativo en el abordaje de los desafíos multifacéticos que la crisis haitiana planteó para la República Dominicana, fomentando el consenso nacional y reforzando el papel del CES como institución clave para el diálogo social y político.
El informe sintetiza 26 líneas de acción y 151 propuestas derivadas de seis áreas temáticas: Migración, Comercio Bilateral, Desarrollo de Comunidades Fronterizas, Seguridad Nacional, Relaciones Internacionales y Asuntos Laborales.
El proceso de diálogo se describió como abierto, plural y técnicamente riguroso, con un espíritu de cooperación que prevaleció sobre las diferencias, demostrando una vía viable para abordar problemas nacionales complejos mediante el consenso.
La participación de delegados que representan al presidente actual y a tres expresidentes subraya una unidad excepcional entre los líderes políticos, fortaleciendo la confianza entre los actores políticos, económicos y sociales.
Con motivo de su 20.º aniversario, el CES consolidó su rol constitucional como el principal órgano de consulta social institucionalizada, fortaleciendo su credibilidad como mediador en los debates sobre políticas nacionales.
El énfasis del informe en traducir los acuerdos en medidas viables posiciona al CES como un impulsor de soluciones prácticas, con el potencial de influir en futuros diálogos sobre políticas sobre otros temas nacionales.
El informe solicita el apoyo de la comunidad internacional y del liderazgo haitiano, lo que demuestra la intención de la República Dominicana de colaborar con socios internacionales para abordar la crisis haitiana. Esto podría fortalecer la postura diplomática del país respecto a la estabilidad regional.
El CES se comprometió a publicar el informe completo en su sitio web institucional tras su entrega a los líderes políticos, garantizando así la transparencia y el acceso público a los resultados del diálogo. Esto podría fomentar una mayor concienciación y participación ciudadana en las soluciones propuestas.
La entrega e implementación de las recomendaciones del informe podría tener diversas consecuencias para la República Dominicana, Haití y la región en general
Las 26 líneas de acción y las 151 propuestas del informe se conciben como una guía para la acción, instando a que los compromisos se traduzcan en medidas efectivas con beneficios tangibles para la ciudadanía.
Posibles cambios en las políticas podrían afectar la gestión migratoria, la seguridad fronteriza, los acuerdos comerciales y las políticas laborales, especialmente en las comunidades fronterizas. Estos cambios podrían requerir importantes recursos y coordinación entre los sectores gubernamentales.
El éxito del diálogo en unir a presidentes actuales y anteriores podría sentar un precedente para la gobernanza colaborativa en otros temas polémicos, reduciendo potencialmente la polarización política.
Sin embargo, el llamado del informe a un “compromiso moral” por parte de los dominicanos podría enfrentar desafíos si disminuye el apoyo público o político, especialmente si los costos de implementación o las medidas controvertidas (por ejemplo, las políticas migratorias) generan debate.
El enfoque del informe en el comercio bilateral y el desarrollo de las comunidades fronterizas podría conducir a iniciativas que estabilicen o mejoren las relaciones con Haití, aunque el éxito depende de la estabilidad política y social del país.
Por el contrario, las propuestas que abordan la migración y la seguridad nacional podrían tensar las relaciones si las autoridades o las comunidades haitianas las perciben como restrictivas, lo que requiere un manejo diplomático cuidadoso.
El llamado al apoyo internacional puede impulsar una mayor participación de organizaciones como las Naciones Unidas u organismos regionales, lo que podría aportar recursos, pero también un escrutinio externo de las políticas dominicanas.
La falta de respaldo internacional podría limitar la eficacia del informe, en particular para las propuestas que requieren cooperación o financiación transfronteriza.
El Informe Final extrae varias conclusiones clave del proceso de diálogo. El informe enfatiza que los acuerdos deben ir más allá de las buenas intenciones y servir como una hoja de ruta práctica para abordar las implicaciones de la crisis haitiana. Subraya la importancia de obtener resultados efectivos y mensurables para mejorar las condiciones tanto de dominicanos como de haitianos.
El proceso destacó la eficacia del diálogo pluralista y técnicamente riguroso para lograr consensos en temas divisivos. Este modelo podría aplicarse a futuros desafíos nacionales, reforzando la gobernabilidad democrática.
El informe concluye que el futuro de la República Dominicana está ligado al esfuerzo y la responsabilidad colectivos, tanto a nivel nacional como con socios internacionales. Enmarca la crisis haitiana como un desafío compartido que requiere cooperación transfronteriza y sectorial.
Los resultados del diálogo se presentan como un compromiso moral con el bienestar de ambas naciones, con un enfoque estratégico en intereses nacionales como la seguridad, el comercio y el desarrollo fronterizo. Este doble encuadre pretende equilibrar las prioridades humanitarias y pragmáticas.
Si bien el informe representa un paso significativo, su éxito depende de su implementación. El CES no especifica mecanismos de financiamiento, plazos ni estrategias de cumplimiento para las 151 propuestas, lo cual podría limitar su impacto si no se aborda.
Además, el enfoque del informe en los intereses dominicanos (por ejemplo, seguridad nacional, control migratorio) podría ser percibido como parcial por las partes interesadas haitianas, lo que podría socavar la cooperación bilateral.
La dependencia del apoyo internacional también genera incertidumbre, dada la inestabilidad persistente de Haití y las prioridades globales.

