
El capo de la droga mexicano, Ismael ‘El Mayo’ Zambada, se declaró culpable de dos cargos de narcotráfico y conspiración en un tribunal de Nueva York, poniendo fin a una de las carreras criminales más largas y notorias en la historia del crimen organizado.
Zambada no era un capo de la droga cualquiera.
Fue el fundador del Cártel de Sinaloa, durante años la organización criminal más grande y poderosa de México, con un alcance global asombroso.
El año pasado, se declaró inocente de varios delitos de narcotráfico, tráfico de armas y lavado de dinero. Pero ahora ha cambiado su declaración ante un juez federal en Brooklyn.
Al hacerlo, aceptó oficialmente su papel en la creación de la vasta red criminal que ha enviado enormes cantidades de cocaína y otras drogas a Estados Unidos desde que cofundó el cártel a fines de la década de 1980.
La medida se produce semanas después de que los fiscales estadounidenses confirmaran que no buscarían la pena de muerte contra el capo mexicano de 77 años.
Zambada fue arrestado en Texas el año pasado luego de una extraordinaria traición por parte de los hijos de su ex aliado, el encarcelado cofundador del Cártel de Sinaloa, Joaquín ‘El Chapo’ Guzmán.
El Chapo fue condenado a cadena perpetua en el mismo tribunal en 2019.
Tras su arresto, el cártel se dividió en dos facciones principales: una liderada por El Mayo y su rival, liderada por los hijos de Guzmán, conocidos como “Los Chapitos”. El conflicto entre ambos bandos continúa, particularmente en el estado de Sinaloa.
A finales de julio de 2024, Zambada supuestamente fue atraído a una reunión con uno de los hijos de El Chapo, Joaquín Guzmán López.
Los informes iniciales sugirieron que Guzmán López engañó a su rival para que abordara una avioneta, pero Zambada luego afirmó que fue emboscado y dominado por Los Chapitos, y trasladado por la fuerza a Texas.
Las autoridades policiales estadounidenses estaban esperando el avión cuando aterrizó cerca de El Paso y ambos hombres fueron detenidos inmediatamente.
Al declararse culpable, se espera que Zambada reciba una sentencia más leve. Con casi 70 años y, según informes, con mala salud, es posible que haya razonado que era inútil seguir alegando su inocencia, especialmente dada la condena y cadena perpetua de Guzmán en 2019.
El año pasado se confirmó que ambos hijos de Guzmán -Joaquín y su hermano menor, Ovidio- estaban negociando acuerdos de culpabilidad con el gobierno de Estados Unidos.
En mayo, 17 miembros de la familia Guzmán fueron escoltados a Estados Unidos por agentes. El mes pasado, Ovidio se declaró culpable en Chicago de múltiples cargos de narcotráfico y participación en una organización criminal continua.
En su apogeo, Zambada fue probablemente el capo de la droga más poderoso del mundo.
Más misterioso que otros capos –en particular El Chapo, cuyas fugas de prisión en 2001 y 2015 fueron noticia en todo el mundo–, Zambada no fue menos despiadado ni calculador.
Durante unas cinco décadas, evadió con éxito el arresto y la captura. Durante ese tiempo, supervisó el transporte de grandes cantidades de heroína, cocaína y metanfetamina a Estados Unidos por tierra, mar y aire.
Ahora, en un tribunal de Estados Unidos, uno de los nombres más históricos del narcotráfico mundial ha aceptado su papel en la cima de una de las redes criminales más grandes y sofisticadas del mundo.
Está previsto que sea sentenciado en enero de 2026.


