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La República Dominicana se ha enfrentado a una persistente escasez de pollo y al aumento de precios, con impactos significativos. A agosto de 2025, la situación seguía siendo crítica según informes recientes, afectando especialmente a los consumidores, avicultores y a la economía en general.
El pollo, un alimento básico en la República Dominicana, ha visto dispararse sus precios a entre RD$85 y 100 por libra en mercados y supermercados, un aumento significativo de RD$69.13 a principios de 2024 a RD$72.48 en agosto de 2024, con un aumento aún mayor reportado en 2025. Esto convierte al pollo en un lujo inasequible para muchos hogares, lo que reduce el acceso a una fuente de proteína asequible.
El alto costo y la escasez han provocado una disminución de la demanda, lo que ha llevado a los consumidores a reducir su consumo de pollo o a optar por alternativas, como se observó durante el brote de peste porcina africana (PPA) de 2021, cuando el consumo de carne de cerdo disminuyó, lo que disparó la demanda de pollo.
Regiones específicas como Moca y Barahona han reportado una escasez aguda, y los vendedores no pueden satisfacer la demanda, lo que limita aún más el acceso en estas zonas.
Los avicultores y vendedores reportan dificultades para obtener suficiente stock de pollo. En Moca, los pequeños y medianos productores enfrentan escasez tras un período de sobreproducción, atribuido a una planificación gubernamental deficiente y ciclos de producción descoordinados.
Los altos precios han provocado que haya stock sin vender, y vendedores como Felicia Rumano informan que el pollo permanece en los mostradores debido a la falta de compradores, lo que pone en peligro su sustento.
A pesar de una producción local de 22,5 millones de pollos mensuales, República Dominicana importó US$115,8 millones en piezas de pollo en 2024 para satisfacer la demanda, impulsada por la baja de los precios internacionales de países como Brasil y Estados Unidos. Sin embargo, un brote de gripe aviar en Brasil en 2025 provocó la suspensión de las importaciones, lo que agravó la escasez.
El aumento del precio del pollo contribuye a la inflación alimentaria, y se proyecta que los precios generales de los alimentos en 2025 aumenten un 2,9 % a nivel mundial. Esto afecta los presupuestos familiares, especialmente los de las familias de bajos ingresos.
El descontento público es evidente, y consumidores y vendedores expresan su preocupación en plataformas como X, culpando a las políticas gubernamentales y a los avicultores de la crisis.
El gobierno ha implementado previamente medidas como limitar las compras a tres pollos por cliente y aumentar las importaciones, pero estas han sido criticadas por ser insuficientes o estar mal planificadas.
Los pequeños y medianos productores avícolas en regiones como Moca enfrentan pérdidas financieras debido a la fluctuación de los ciclos de producción y a la incapacidad de competir con importaciones más económicas. Esto amenaza su sostenibilidad y podría conducir a la consolidación de la industria.
La dependencia de las importaciones (p. ej., US$115,8 millones en 2024) genera vulnerabilidad ante las fluctuaciones del mercado mundial y las prohibiciones de importación por motivos sanitarios, como la suspensión de la gripe aviar brasileña en 2025. Esto podría desestabilizar aún más la oferta si la producción local no puede compensarla.
El aumento de los costos de producción debido a la mortalidad relacionada con el calor, la escasez de mano de obra y los problemas de transporte, como se observa en los mercados avícolas mundiales, probablemente contribuya al aumento de los precios locales.
El pollo es la carne blanca más consumida en la República Dominicana. Su escasez y alto costo pueden obligar a cambiar la dieta hacia proteínas menos preferidas o de menor calidad, lo que podría afectar la nutrición, especialmente en las comunidades más pobres.
El brote de peste porcina africana (PPA) de 2021 mostró que los consumidores estaban cambiando la carne de cerdo por la de pollo, y es posible que se repitan cambios similares, lo que podría afectar a otros sectores alimentarios como la carne de res o el pescado.
La escasez y el aumento de precios constantes alimentan la frustración pública, como se observa en las publicaciones de Moca y Santo Domingo, lo que podría erosionar la confianza en el gobierno y las instituciones agrícolas.
Pequeños productores y consumidores critican al gobierno por su mala planificación y su incapacidad para regular los ciclos de producción o priorizar el pollo local sobre las importaciones.
La suspensión de las importaciones brasileñas debido a la gripe aviar pone de relieve la necesidad de medidas de bioseguridad locales más estrictas para protegerse contra brotes similares, que podrían interrumpir aún más el suministro.
La Asociación Dominicana de Avicultura (ADA) afirma que la oferta ha mejorado, pero vendedores y consumidores reportan escasez continua, lo que indica una falta de coordinación en la percepción del mercado.
La recurrente escasez de pollos y los aumentos repentinos de precios subrayan la necesidad de una mejor planificación y coordinación gubernamental con los productores avícolas. El llamado de Alfranny Ferreira a una estrategia para regular los ciclos de producción podría estabilizar la oferta y los precios.
Priorizar la producción local sobre las importaciones, como sugirió Wilfredo Cabrera, podría reducir la dependencia de los volátiles mercados internacionales y apoyar a los agricultores locales.
A pesar de producir 22,5 millones de pollos al mes, la escasez persiste, lo que sugiere ineficiencias en la distribución o la capacidad de producción. Las inversiones en instalaciones con aire acondicionado y bioseguridad, como señala la ADA, podrían mitigar los desafíos ambientales, como la mortalidad relacionada con el calor.
Abordar la escasez de mano de obra y los problemas de transporte, como se observa en los mercados globales, podría mejorar las cadenas de suministro locales.
Medidas a corto plazo, como los subsidios a los precios o la estabilización de las importaciones, como se intentó en 2021, podrían aliviar la carga de los consumidores. Sin embargo, estas deben ir acompañadas de estrategias a largo plazo para evitar crisis recurrentes.
La educación pública sobre alternativas alimentarias durante la escasez podría mitigar el impacto nutricional, especialmente en comunidades vulnerables.
Los desafíos del mercado avícola mundial, como la gripe aviar y el aumento de los costos de producción, afectan directamente a la República Dominicana debido a su dependencia de las importaciones. El seguimiento y la preparación para estos riesgos son cruciales.
El crecimiento proyectado del mercado avícola mundial (1.5% CAGR hasta 2035) sugiere que la demanda seguirá aumentando, lo que requiere medidas proactivas para garantizar la estabilidad del suministro.
La frustración expresada en X indica la necesidad de una comunicación transparente por parte de las autoridades y la ADA para armonizar las expectativas y aclarar la realidad del suministro.

