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Pekín ha dicho que está dispuesto a actuar como pacificador en el creciente conflicto entre Israel e Irán después de haber negociado con éxito un acercamiento entre los enemigos regionales Irán y Arabia Saudita en 2023. Pero la guerra también ha puesto de relieve la brecha entre las ambiciones diplomáticas de China en Oriente Medio y sus opciones bastante limitadas de implicación en el conflicto actual.
La silenciosa respuesta de Beijing al estallido de la guerra el 12 de junio entre Israel e Irán dice mucho sobre la incómoda posición diplomática en la que se encuentra.
El presidente chino, Xi Jinping, esperó cuatro días antes de expresar su opinión, pidiendo el martes a ambas partes “reducir la escalada del conflicto lo antes posible” y ofreciendo “desempeñar un papel constructivo” en el frente diplomático sin añadir muchos detalles.
Aunque China quiere presentarse como una superpotencia con influencia diplomática en el escenario internacional –capaz de actuar como un mediador alternativo a Estados Unidos–, el conflicto actual está poniendo de relieve los límites de su influencia internacional.
Irán, un socio estratégico para China
Pekín está económicamente muy cerca de Teherán, principalmente debido a los recursos energéticos de Irán.
“China es, con diferencia, el mayor importador de petróleo iraní”, según una declaración del Departamento de Estado de marzo.
La mayoría de las exportaciones de petróleo de los países del Golfo a Asia, incluido Irán, pasan por el estrecho de Ormuz, un punto de estrangulamiento . Si se cerrara el estrecho, esto podría tener un gran impacto en China, afirma Andrea Ghiselli, especialista en relaciones internacionales de China en la Universidad de Exeter, Reino Unido.
Irán podría cerrar el Estrecho de Ormuz a los petroleros
Por ahora, «el precio del petróleo no ha subido mucho», afirma Ghiselli. «Pero podría ser un gran problema si se detienen las exportaciones iraníes, o especialmente si se cierra el estrecho de Ormuz. Eso sí que sería un problema».
Irán ha amenazado en el pasado con cerrar el Estrecho, por donde pasa alrededor del 20 por ciento del comercio mundial de petróleo.
China e Irán firmaron un acuerdo de colaboración de 25 años en 2021, que incluía un acuerdo para que Irán se uniera al gigantesco programa de inversión chino, las Nuevas Rutas de la Seda . Pekín confía en el fortalecimiento de sus vínculos con Irán para ampliar su influencia en Oriente Medio , y no solo en el ámbito económico
El régimen de Teherán «se opone a la hegemonía estadounidense, que, en términos generales, también es uno de los objetivos generales de la política exterior china», afirma Ghiselli. Al forjar lazos con Irán, China quiere demostrar a países vecinos como Arabia Saudita y los Emiratos Árabes Unidos , que son más aliados de Washington, que Pekín puede ser una alternativa a Estados Unidos.
Irán, por tanto, representa una puerta de entrada para Pekín a la región, dice Marc Lanteigne, especialista en China de la Universidad Ártica de Noruega.
La caída del régimen en Teherán “sería un duro golpe para la diplomacia de Pekín en el Golfo, así como para sus planes de desarrollar relaciones comerciales más profundas con la región en su conjunto”, afirma Lanteigne. “El colapso del régimen en Irán casi con seguridad se extendería a otras partes de la región” y socavaría la estabilidad que Pekín se ha esforzado por fomentar.
Es gracias a Pekín, por ejemplo, que los archienemigos Irán y Arabia Saudita firmaron un acuerdo para normalizar sus relaciones en 2023. “Eso corre el riesgo de esfumarse como resultado de esta guerra”, afirma Lanteigne.
China tiene todo el interés en que el gobierno iraní sobreviva a esta guerra. Xi no ocultó su descontento con la ofensiva israelí cuando declaró el martes: «Nos oponemos a cualquier acción que atente contra la soberanía, la seguridad y la integridad territorial de otros países.
El conflicto militar no es la solución a los problemas, y el aumento de las tensiones regionales no se alinea con los intereses comunes de la comunidad internacional», declaró, según lo citó la agencia estatal de noticias Xinhua.
China condena el ataque de Israel contra Irán
Palabras, palabras, palabras
Pero las opciones de Xi en la región son limitadas.
“En estos momentos, las autoridades iraníes están mirando a su alrededor y preguntándose dónde están sus amigos”, dice Ghiselli, señalando que incluso Rusia “ha decidido cerrar su consulado en Teherán “.
“Irán no necesita comunicados ni declaraciones, sino ayuda concreta, como sistemas antiaéreos o aviones de combate”, añade Ghiselli.
Algunos analistas afirman, sin embargo, que es impensable que Pekín suministre armas a Irán. «China nunca ha considerado a Irán como un aliado», afirma Ghiselli. Teherán es «un socio importante, por supuesto, pero China tiene muy claro que no quiere verse involucrada en conflictos regionales».
Esto es aún más cierto ahora que el presidente estadounidense, Donald Trump, adopta un tono cada vez más beligerante hacia Irán. En este contexto, enviar armas a Teherán podría arrastrar a China a un conflicto indirecto con Estados Unidos.
Pekín está actualmente “intentando estabilizar las relaciones con Washington”, dice Lanteigne, y no quiere “enfrentarse con la administración Trump en este momento”.
Esto deja a Xi con la opción de desempeñar un “papel constructivo” en la diplomacia, como posible mediador en futuras negociaciones de paz .
Riesgo de pérdida de influencia
Pekín ha tenido algunos éxitos notables como intermediario diplomático en la región. Además de normalizar las relaciones entre Irán y Arabia Saudita, China también facilitó el acuerdo de “unidad nacional” entre las facciones palestinas, firmado en julio de 2024.
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Pero esta vez, Israel tendría que aceptar la mediación de Beijing.
Pekín estaría encantada de consolidar su imagen como alternativa pacificadora a Occidente, pero en este caso, China puede hacer poco directamente, ya que su influencia sobre Israel es, en el mejor de los casos, modesta. Sobre todo, dadas las críticas chinas a las operaciones israelíes en Gaza, señala Lanteigne.
“Es poco probable que el gobierno israelí acepte a China como mediador, especialmente porque el gobierno de Trump ha brindado de facto su apoyo a Israel y ha insinuado que podría involucrarse más en el conflicto”, añade.
China puede intentar intervenir, pero no mucho más, lo cual “probablemente sea un momento frustrante para ellos”, dice Ghiselli. “Sin duda, es una prueba importante para su diplomacia”.
Y cualquier signo manifiesto de debilidad corre el riesgo de empañar la imagen de Pekín en la región.
China podría perder aliados o fortalecer a los escépticos hacia China en países clave como Irán, donde “también hay una corriente de opinión crítica de que Pekín está, sobre todo, aprovechándose del aislamiento internacional de Irán para obtener petróleo barato e inundar el mercado iraní con productos chinos”, afirma Ghiselli.
