Tras una llamada telefónica con Putin, el líder estadounidense parece dispuesto a abandonar su promesa de poner fin a la guerra de Rusia contra su vecino.
Para Donald Trump, la llamada del lunes con Vladimir Putin evocó la esperanza de un futuro brillante de “COMERCIO a gran escala” entre Rusia y Estados Unidos, “cuando este catastrófico ‘baño de sangre’ termine”.
Yuri Ushakov, asesor de política exterior del líder ruso, dijo que el tono de la conversación de dos horas fue tan amistoso que ninguno de los presidentes quería ser el primero en colgar el teléfono.
Para los ucranianos y sus aliados en Europa esto fue como una traición.
No solo el presidente estadounidense no pareció ejercer presión sobre Rusia para lograr un alto el fuego. Según la versión de la llamada, Trump también dejó claro que Estados Unidos se retiraba como mediador en los esfuerzos por poner fin a la guerra , dejando que Moscú y Kiev resolvieran sus problemas por sí solos.
El presidente de Ucrania, Volodymyr Zelenskyy, advirtió sobre las consecuencias. “Es crucial para todos nosotros que Estados Unidos no se aleje de las conversaciones y la búsqueda de la paz, porque el único que se beneficia de ello es Putin”, declaró tras hablar con Trump
Para los observadores, fue un punto de inflexión tras más de tres años de conflicto. Un presidente que prometió poner fin a la guerra en Ucrania desde el primer día de su segundo mandato parecía desentenderse del esfuerzo y dejar a Ucrania a merced de su invasor. La llamada confirmó los peores temores de los europeos: que el presidente estadounidense, seducido por las lisonjas de Putin, estaba dispuesto a virar hacia Moscú y traicionar a Kiev.
Trump incluso sugirió quién podría reemplazar a Estados Unidos como mediador: el papa León XIV. «El Vaticano… ha declarado que estaría muy interesado en organizar las negociaciones», escribió en Truth Social.
En una llamada a los líderes europeos después de haber hablado con Putin, Trump no sólo señaló que se estaba desvinculando, sino que tampoco tenía la intención de aplicar presión adicional sobre Moscú mientras las conversaciones bilaterales entre Rusia y Ucrania estuvieran en marcha, según dos personas informadas sobre la conversación.
Esto representó un cambio radical para Trump. Hace poco más de una semana, se unió a otros líderes occidentales para amenazar con imponer nuevas medidas punitivas a Rusia si no implementaba un alto el fuego inmediato.
El propio Trump admitió a los periodistas más tarde el lunes que ni siquiera había reiterado sus demandas anteriores a Putin para que cesara sus ataques contra áreas civiles en Ucrania.
“Esta llamada con Trump fue una victoria para Putin”, declaró Steven Pifer, exembajador de Estados Unidos en Ucrania, ahora en el Centro para la Seguridad y la Cooperación Internacional de la Universidad de Stanford. “Dejó claro que no habrá un alto el fuego pronto, por lo que Rusia puede continuar la guerra. Y aun así, no se aplicarán sanciones adicionales”.
Trump y Putin parecen haber acordado que Rusia y Ucrania mantendrán conversaciones directas, continuando las negociaciones en Estambul desde el viernes pasado.
Putin afirmó que Rusia estaba dispuesta a colaborar con Ucrania en un memorando sobre el posible futuro acuerdo de paz. Este incluiría los principios en los que se basaría dicho acuerdo y un posible alto el fuego durante un tiempo determinado, si se alcanzan ciertos acuerdos.
Sin embargo, hubo desconcierto sobre lo que Putin estaba diciendo.
Un alto funcionario ucraniano familiarizado con las llamadas dijo sobre la idea del memorándum que «nadie sabe qué es, cuál es su motivo y por qué es importante». El propio Zelenski declaró a la prensa el lunes por la noche que la propuesta del memorándum le era «desconocida».
“Los rusos mantendrán conversaciones discretas, intercambiarán diversos documentos y, mientras tanto, seguirán luchando”, dijo Bill Taylor, quien fue embajador de Estados Unidos en Ucrania entre 2006 y 2009. “¿Cuánto tiempo más aguantará Trump estas demoras?”
El deseo de Estados Unidos de desvincularse ha sido advertido durante semanas, tanto por el propio Trump como por el secretario de Estado, Marco Rubio, y el vicepresidente, J. D. Vance, quienes han expresado repetidamente su frustración con Rusia y Ucrania en igual medida. Vance declaró a la prensa el lunes que Estados Unidos podría finalmente tener que decir: «Esta no es nuestra guerra».
Intentaremos acabar con esto, pero si no lo logramos, al final diremos: “¿Sabes qué? Valió la pena intentarlo, pero ya no lo haremos”.
Trump reiteró eso cuando les dijo a los periodistas en la Casa Blanca que algo “iba a suceder” para poner fin a la guerra. “Y si no sucede, simplemente me retracto y tendrán que seguir adelante. Esta era una situación europea y debería haber seguido siendo una situación europea”.
Algunos expertos consideran comprensible el deseo de Trump de desvincularse. «El enfoque de cada bando ha sido provocar la ira de Trump contra el otro, y eso fue esencialmente destructivo», declaró Peter Slezkine, del centro de estudios Stimson Center. «Si logra obligar a ambas partes a dialogar y retirarse, podría ser necesario para impulsar el proceso».
Pero Trump ahora parecía más interesado en un acercamiento con Moscú que en resolver la guerra, dijeron otros.
“En este momento, Trump parece ver la normalización de las relaciones entre Rusia y Estados Unidos como un fin en sí mismo”, declaró Andrew Weiss, vicepresidente del Fondo Carnegie para la Paz Internacional. “Todo lo demás está subordinado a ese objetivo”.
La aparente disposición de Putin a posponer las cosas podría reflejar la confianza de Rusia en el progreso militar de su invasión a gran escala de Ucrania, donde ha intensificado las operaciones ofensivas a lo largo de grandes secciones de la línea del frente.
Un portavoz militar ucraniano afirmó que se libraban intensos combates en torno a la estratégica ciudad de Pokrovsk, en el este de Ucrania, y al norte de la cercana Toretsk. Una carretera, que sirve como centro logístico crucial, estaba siendo atacada regularmente con drones, lo que ponía en peligro las operaciones ucranianas en la zona, según informaron los soldados.
DeepState, un grupo analítico ucraniano cercano al ejército, calificó la situación de “desfavorable” para las fuerzas de Kiev y dijo que las tropas rusas estaban “abriéndose paso a través de posiciones y acercándose a la frontera administrativa de la región de Donetsk”, una de las áreas que Rusia anexó unilateralmente en 2022 pero que aún no controla por completo.
El mapa de DeepState, donde sigue los cambios en la línea del frente, muestra a los rusos a menos de 5 kilómetros de esa frontera donde los combates son más intensos.
Capturar toda la región oriental de Donetsk —junto con las vecinas regiones de Luhansk, Jersón y Zaporiyia, las otras tres zonas que se anexionó en 2022— sigue siendo un objetivo militar clave para Moscú. Su ejército ha sufrido grandes pérdidas en el proceso. En conversaciones con funcionarios ucranianos en Turquía la semana pasada, Rusia condicionó cualquier alto el fuego a la retirada de todas sus fuerzas de Kiev de las cuatro regiones.
“Militarmente, creo que Rusia puede sostener la lucha por el momento, dado su constante reclutamiento de voluntarios”, dijo. “Los líderes rusos probablemente creen que aún pueden mejorar su posición en el campo de batalla”.
A medida que se acerca el verano, las condiciones climáticas se volverán más propicias para las operaciones ofensivas, lo que podría beneficiar a Rusia, dijo Lee.
“Rusia aún no ha alcanzado su objetivo mínimo de ocupar todas las regiones de Donetsk y Luhansk… así que podría intentar apoderarse de la mayor cantidad de territorio posible este verano antes de entablar negociaciones más serias”.
Información adicional de James Politi en Washington
