NUEVA YORK – Bien podría ser que el juego inaugural de la Serie del Subway del viernes sea recordado por los abucheos vitriólicos que llovieron sobre Juan Soto durante la mayor parte de la noche, especialmente durante su primer turno al bate en el Yankee Stadium desde la Serie Mundial del año pasado, un momento marcado por un sarcástico gesto al quitarse el casco de bateo que sirvió para echar gasolina al fuego.
Independientemente del resultado final, el regreso de Soto al Bronx sería la historia más destacada: una superestrella que cambia de condado para aceptar un contrato récord de 15 años y 765 millones de dólares . Pero la salida de Soto impulsó a los Yankees a adoptar rápidamente un plan B, que incluyó fichajes de Paul Goldschmidt y Cody Bellinger , quienes contribuyeron a la victoria por 6-2 sobre los Mets.
“Fue muy divertido participar”, dijo Bellinger. “Había mucho ruido. El estadio estaba lleno. De verdad, cualquier viernes por la noche en el Yankee Stadium siempre ha sido muy divertido. Pero esto, obviamente, estaba lleno de energía”.
Goldschmidt conectó dos hits, impulsó dos carreras y realizó una brillante atrapada por encima del hombro en carrera, lejos de su primera base, mientras que Bellinger conectó tres hits y anotó dos carreras. Esto marcó el debut en la Serie del Subway para ambos veteranos.
“Han sido fantásticos para nosotros”, dijo Carlos Rodón. “Obviamente, han aportado experiencia. Goldy lo hace todo a la perfección todos los días, y Belli es un gran defensor en los jardines o en cualquier posición. Pueden marcarte en cualquier momento, así que han ampliado nuestra alineación”.
Esta es la 29° edición de un festival intraurbano que ha presentado su cuota de villanos, con fanáticos de los Mets que han abucheado vigorosamente a jugadores como Roger Clemens, Derek Jeter y Alex Rodríguez a lo largo de los años.
Pero los contrapesos han sido raros para los fanáticos de los Yankees, hasta el viernes, cuando Soto recibió el tratamiento completo de José Altuve en un edificio que llamó su hogar durante un año, donde se asoció con Aaron Judge como equivalentes modernos de Babe Ruth y Lou Gehrig.
Tras ver a Soto batear .288/.419/.569 con 41 jonrones y 109 carreras impulsadas, los Yankees superaron la mayoría de las estimaciones en su intento de retener a Soto, limitando su oferta a 16 años y $760 millones. Los Mets ofrecieron una oferta más alta, y Soto se marchó.
No se produjo ningún video de homenaje en el marcador; en cambio, con cinco meses de preparación, muchos en la multitud de 47.700 personas llevaron cánticos, carteles y más que no se podían imprimir.
“Hay que aceptarlo”, dijo Soto. “Al final, lo que sea que te den, es lo que es. Hay que ser profesional. Hay que tomarlo como un hombre. Simplemente estaba disfrutando el momento”.
Cuando Soto tomó su posición en el jardín derecho antes del final de la primera entrada, los Bleacher Creatures le dieron la espalda.
El gesto encajaba con el resultado: la noche de Soto sería mayormente tranquila: tres bases por bolas, su increíble ojo agudo como siempre, junto con un roletazo y un tiro de tres saltos al plato de home en el elevado de sacrificio de Anthony Volpe en la tercera entrada.
El ruido lo produjeron los Yankees en una tercera entrada de cuatro carreras, cuando enviaron a 10 hombres al plato, persiguiendo al abridor Tylor Megill. El sencillo dentro del cuadro de Goldschmidt impulsó una carrera y el error en tiro de Francisco Lindor impulsó otra, luego Oswald Peraza recibió una base por bolas con las bases llenas.
Goldschmidt agregó un sencillo productor en el cuarto para apoyar a Rodón, quien trabajó para limitar a los Mets a una carrera en dos hits y cuatro bases por bolas en cinco entradas.
“Lo presionaron. Lo obligaron a trabajar. Hizo lanzamientos realmente importantes cuando los necesitó”, dijo el mánager Aaron Boone.
Jonathan Loáisiga lanzó una sexta entrada sin anotaciones en su debut de temporada , después de haber sido activado de la lista de lesionados antes del juego del viernes, y Devin Williams ponchó a los tres bateadores en la octava, incluido un enfrentamiento con Pete Alonso, quien conectó un memorable jonrón en la novena entrada contra el entonces cerrador de los Cerveceros en la postemporada del año pasado.
Esta vez, Williams ganó la batalla, congelando a la estrella de los Mets mirando una bola rápida de 94.8 mph.
“Así es él, ahí mismo”, dijo Boone. “Y lo estamos viendo cada vez más”.
Como era de esperar, la noche terminaría con un bate en las manos de Soto. Inquieto a pesar de la ventaja de cuatro carreras, Boone dijo que evitó hacer contacto visual con su exjugador durante ese turno al bate. Soto demostró un don para los momentos clave de su carrera con los Yankees, ninguno mayor que su jonrón ganador del banderín en Cleveland el otoño pasado.
Pero esta noche fue del equipo local: frente a Luke Weaver con dos hombres en base, Soto levantó un elevado inofensivo al jardín central.
“Fue divertido”, dijo Goldschmidt. “Sabía que sería así aquí. Tenemos una gran rivalidad, y la afición de ambos equipos está entusiasmada. Fue un partido divertido, y es mucho más divertido cuando ganas”.
