
El mundo entra en la Capilla Sixtina y tiene los rostros de los 133 cardenales que vienen de setenta países diferentes. Cada rincón está representado en el cónclave más globalizado de la historia.
Europeos, asiáticos, africanos, americanos y hasta llegados de la lejana Oceanía, los cardenales desfilan en la más solemne de las procesiones, trayendo sus historias y también su lengua que brilla en el acento con que leen la fórmula latina del juramento. Silencio y emoción: desde hoy es el día de la elección del sucesor de Pedro, y también de Francisco, doce intensos años de pontificado cuyo legado deberá ser recogido de algún modo por el próximo Pontífice.
La primera columna de humo del cónclave que comenzó hoy aparece a las 21 horas y es negra, como se esperaba. En la Plaza de San Pedro la esperan más de 45.000 fieles. En comparación con el cónclave de 2013, que este año comenzó a la misma hora, el humo se retrasó una hora y veinte minutos (en 2013 llegó a las 19.41). Según lo que sabemos, lo que influyó fue la duración de la meditación del cardenal Raniero Cantalamessa, 45 minutos, y luego el hecho de que los cardenales, además de ser dieciocho más que en el último cónclave, son en su mayoría neófitos y varios de ellos no hablan italiano. Así que el proceso de votación tomó mucho más tiempo.
Esta tarde, pues, como estaba previsto, solo hubo una primera prueba para hacer un recuento y verificar cuáles son los pesos de entrada para los favoritos. Los rumores siguen destacando a Pietro Parolin en la pole position, pero Francis Prevost y Jean-Marc Aveline están creciendo; Pierbattista Pizzaballa y Matteo Zuppi también siguen firmes en lo más alto de la lista de candidatos al Papa. Y luego están los outsiders de los que poco se habla pero que son tenidos en alta estima dentro del Colegio Cardenalicio, como el ex jefe de los Salesianos Ángel Fernández Artime.
Pero a partir de ahora todo ocurre realmente en el secreto de la Capilla, obra maestra de Miguel Ángel Buonarroti. Los cardenales, primero colectivamente y luego uno por uno, juraron sobre el Evangelio no sólo ser fieles, quienquiera que sea elegido, al cargo de Pontífice, sino también mantener absoluto secreto sobre todo lo que sucede dentro de esos muros. Dejaron sus celulares en casa; En cualquier caso, alrededor del Vaticano la fila va y viene, considerando los medios tecnológicos puestos en marcha para garantizar la confidencialidad de los trabajos del cónclave. Son 108 cardenales los que viven su primer cónclave, para algunos quizá sea su primera vez en la Capilla Sixtina, como parece por las miradas de admiración hacia la bóveda, obra maestra del Renacimiento. También entró en la Capilla Sixtina el cardenal bosnio Vinko Puljic, arzobispo emérito de Sarajevo, quien hasta hace unos días estaba en duda por enfermedad sobre su participación en el cónclave y luego sobre una posible votación desde Casa Santa Marta
«El mundo de hoy espera mucho de la Iglesia – recordó el cardenal decano Giovanni Battista Re en la misa ‘pro eligendo’ – para la salvaguardia de esos valores fundamentales, humanos y espirituales, sin los cuales la convivencia humana no será mejor ni portadora de bien para las generaciones futuras».
«Estamos aquí para invocar la ayuda del Espíritu Santo, para implorar su luz y su fuerza para que sea elegido el Papa que la Iglesia y la humanidad necesitan en este difícil, complejo y atormentado momento histórico», añadió el cardenal en una basílica repleta de 5.000 fieles. Mucha gente se acerca a la plaza, pero durante la tarde se va llenando cada vez más. Todas las miradas están puestas en esa chimenea, a partir de ahora el único medio de comunicación entre los cardenales y el resto del mundo.
La Puerta Sixtina se cerró alrededor de las 17.40 con el solemne "Extra Omnes ", pronunciado por el Maestro de Ceremonias, Monseñor Diego Ravelli. ¡Todos fuera! Ahora realmente ha llegado el momento de elegir. Parolin sigue entre los favoritos. El cardenal Re, en el intercambio de paz durante la misa de la mañana, lo abraza y le sonríe y le dirige "doble saludo", recogido por el micrófono del altar. Una especie de bendición pero hay 133 en liza y para salir como Papa será necesario contar con el consentimiento de al menos 89 hermanos, un quórum nunca tan alto en la historia de los cónclaves.
Así que hoy todo fue humo negro y no se hizo nada. Habrá que verificar si mañana o pasado mañana, como es tradición en los últimos cinco cónclaves, los cardenales electores encontrarán consenso para la elección del nuevo líder de la Iglesia católica.

