El rey Mswati III de Esuatini (anteriormente Suazilandia), el último monarca absoluto de África, acaparó titulares en 2022 al llegar a Abu Dabi en un avión privado para asuntos oficiales de Estado centrados en la cooperación económica con los líderes de los Emiratos Árabes Unidos.
La visita formaba parte de un itinerario más amplio que incluía escalas en Taiwán y Sudáfrica para compromisos diplomáticos, como una coronación.
Los informes describen sistemáticamente que su séquito incluía 15 esposas (aunque algunas fuentes citan ocasionalmente 16, posiblemente debido a actualizaciones o discrepancias), unos 30 hijos (con un total que a menudo supera los 35) y más de 100 asistentes, ayudantes y personal de seguridad.
Este enorme grupo requirió el cierre temporal de tres terminales del aeropuerto por razones logísticas y de seguridad. El video de esta llegada resurgió a mediados de 2025, se viralizó en redes sociales y reavivó el debate.
Redes sociales y percepción pública: El video, que resurgió, generó un gran revuelo en línea, con millones de visualizaciones en plataformas como X (anteriormente Twitter), Instagram y Facebook.
Las reacciones abarcaron desde memes y comentarios humorísticos —como bromas sobre la semejanza de la comitiva con “un pueblo entero” o las dificultades de gestionar varias esposas— hasta duras críticas a la opulencia del rey.
Esto puso de relieve la fascinación cultural por la poligamia y las tradiciones reales, pero también amplificó la conciencia global sobre la desigualdad económica.
Por ejemplo, publicaciones recientes de X de octubre y diciembre de 2025 continuaron compartiendo el video, cuestionando los negocios y el estilo de vida del rey en medio de las dificultades de Esuatini.
El evento subrayó el marcado contraste entre el lujoso estilo de vida del rey —con un patrimonio neto estimado en más de mil millones de dólares proveniente de participaciones en telecomunicaciones, agricultura, construcción, turismo y silvicultura— y la precaria situación económica de Esuatini.
Casi el 60% de los 1,2 millones de habitantes vive por debajo del umbral de la pobreza, el desempleo se disparó al 33,3% en 2021 debido al aumento de los precios de las materias primas, y el país se enfrenta al colapso de los sistemas de salud y educación, lo que incluye la escasez de medicamentos en los hospitales y la deserción escolar por falta de fondos.
Los críticos argumentaron que estos viajes extravagantes desvían recursos del desarrollo nacional, lo que alimenta los debates sobre la distribución ética de la riqueza en las monarquías.
Relaciones diplomáticas e internacionales: Si bien la visita buscaba asegurar inversiones y alianzas, el espectáculo eclipsó estos objetivos, centrando la atención en la vida personal del rey y tradiciones como la ceremonia anual de la Danza de la Caña para la elección de esposas.
Esto generó reacciones internacionales diversas: algunos lo consideraron una exhibición cultural y otros un anacronismo en el mundo moderno, lo que podría afectar la imagen de Esuatini en foros internacionales.
Resentimiento interno y tensiones políticas: Según informes, el resurgimiento viral ha profundizado el descontento en Esuatini, donde el rey ostenta el poder absoluto desde su ascenso al trono en 1986. Los analistas sugieren que podría exacerbar las demandas de reforma, a medida que aumenta la frustración pública con los privilegios de la monarquía en medio de las dificultades económicas.
No se relacionaron directamente con protestas inmediatas, pero reforzó la narrativa de un gobernante que “vive en el siglo XVIII mientras su pueblo enfrenta una crisis”, lo que podría erosionar el apoyo a la realeza.
Escrutinio global y repercusión mediática: La indignación provocó una mayor cobertura mediática, incluyendo demandas de rendición de cuentas por parte de grupos de derechos humanos críticos con la poligamia y el acaparamiento de riquezas.
También desencadenó debates más amplios sobre tradición versus modernidad, sin que se reportaran cambios políticos tangibles, pero sí una posible presión a largo plazo sobre la ayuda internacional o las inversiones vinculadas a mejoras en la gobernanza.
Sin repercusiones inmediatas importantes: A pesar del revuelo, no se reportaron sanciones, incidentes diplomáticos ni cambios en el comportamiento del rey. El evento sirvió principalmente como un punto de conflicto simbólico en lugar de desencadenar acciones concretas como reformas presupuestarias o reducciones del séquito.
Este incidente ejemplifica las tensiones inherentes a las monarquías absolutas, donde la extravagancia personal puede chocar con las realidades nacionales, lo que genera un mayor escrutinio público en la era de las redes sociales.
Concluye que, si bien tradiciones culturales como la poligamia pueden persistir, corren el riesgo de alienar tanto a la población local como a los observadores internacionales al contrastarse con la pobreza y la desigualdad.
Implicaciones más amplias sugieren la necesidad de que Esuatini priorice las reformas económicas, la transparencia en las finanzas reales y la modernización para mantener la estabilidad; de lo contrario, tales manifestaciones podrían acelerar las demandas de cambios democráticos o la reducción de los poderes monárquicos. En definitiva, sirve como recordatorio de cómo los momentos virales pueden humanizar (o demonizar) a los líderes, influyendo en la percepción global mucho después del suceso.

