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La revelación de Santiago Matías (conocido como Alofoke), hecha pública el 20 de noviembre de 2025 durante una entrevista con la conductora Francisca Lachapel, generó un inmediato revuelo en redes sociales y medios de entretenimiento en República Dominicana y Latinoamérica.
El productor explicó que Laura Bozzo había firmado un contrato para participar en la segunda temporada de La Casa de Alofoke, recibió un adelanto económico y estaba confirmada como concursante, pero a última hora exigió un sueldo semanal fijo que él rechazó por considerarlo “una falta de respeto” hacia los demás participantes, quienes solo reciben 200 dólares diarios de forma simbólica.
Esta declaración se viralizó rápidamente a través de videos en YouTube, TikTok e Instagram, acumulando miles de vistas y compartidos en menos de 48 horas.
El impacto principal fue en la percepción pública del reality show y de las figuras involucradas:
Aumento de visibilidad para el programa. La controversia impulsó menciones en redes, con hashtags como #LaCasaDeAlofoke2 y #LauraBozzo trending en X (Twitter) durante el fin de semana del 23-24 de noviembre.
Usuarios destacaron cómo el escándalo atrajo atención gratuita, beneficiando indirectamente al formato al resaltar su política de “igualdad” entre concursantes.
Debate sobre equidad en realities: Se generó una discusión sobre las demandas salariales de celebridades versus la exposición que ofrecen estos programas.
Muchos internautas apoyaron a Matías, argumentando que Bozzo “no necesitaba el dinero” y que el verdadero valor es el “relanzamiento” de carrera que él ofrecía, con ejemplos de concursantes ganando más de un millón de seguidores en 30 días.
Otros criticaron los 200 dólares diarios como “bajos” para una figura como Bozzo, comparándolo con pagos en shows como La Casa de los Famosos (hasta 5.000 dólares semanales).
Reacción inicial de fans: En X, posts como el de @yonleiby (con más de 2.500 vistas) resumieron el drama, generando empatía dividida: algunos vieron a Bozzo como “exigente” y a Matías como “justo”, mientras otros la defendieron por su trayectoria
La disclosure tuvo repercusiones inmediatas y a corto plazo para todas las partes:
Para La Casa de Alofoke: El show no se vio afectado negativamente; al contrario, procedió sin Bozzo, reemplazándola por Jesús Manuel de la Cruz (conocido como “La Fruta”), quien entró el 19 de noviembre y rápidamente se convirtió en líder de la dinámica, “dando todo” según comentarios en redes.
Esto reforzó la narrativa de Matías sobre la “fila de gente” dispuesta a participar sin demandas extras, y el reality mantuvo su audiencia alta.
Para Santiago Matías: Se posicionó como un productor íntegro y accesible, rompiendo el silencio para defender su visión del formato.
Sin embargo, surgió un rumor infundado en redes sobre un supuesto romance con Bozzo que habría influido en su divorcio reciente, aunque parece ser chisme sin base.
No hay evidencia de daño a su reputación; al contrario, ganó apoyo por priorizar la equidad.
Para Laura Bozzo: La conductora respondió el 23 de noviembre con una publicación en Instagram desde un aeropuerto, anunciando su llegada a República Dominicana (“la momia is back”) y prometiendo “incendiar la casa” en alusión al impacto que habría tenido en el reality.
Envió un mensaje directo a Matías: “Ya en el avión Alofoke destino Punta Cana. Espero que no te arrepientas de lo que dijiste”, escalando el conflicto con ironía y desafío.
Esto la expuso a críticas por “victimización”, pero también mantuvo su relevancia mediática, potencialmente abriendo puertas a otras oportunidades. No entró al programa, perdiendo la exposición prometida como “relanzamiento”.

Esta situación ilustra las tensiones inherentes en la industria de los realities: el choque entre el estatus de una celebridad consolidada como Bozzo (con tarifas altas por su fama) y la filosofía de accesibilidad de productores como Matías, que priorizan la igualdad para atraer talento emergente.
La revelación no derivó en un escándalo mayor, sino en un “salseo” controlado que benefició al show al humanizar a sus creadores y cuestionar privilegios.
Para Bozzo, representa una oportunidad perdida de revitalizar su carrera en un mercado saturado, pero su respuesta desafiante sugiere que usará el incidente para mantenerse en el radar mediático, posiblemente demandando atención en otros foros.
En última instancia, refuerza que en estos formatos, la exposición vale más que el cheque, pero solo si se alinea con las reglas del juego—y aquí, Bozzo optó por salirse del tablero. El episodio cierra como un recordatorio de que los “no” de los productores pueden encender carreras tanto como apagarlas.

