Michael Hazim: “¿Qué salud queremos? ¿A quién vamos a subsidiar? ¿Qué vamos a cubrir?”
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Un terremoto de magnitud 6,0-6,1 sacudió el oeste de Turquía, con epicentro a unos 5 km al sureste de Sındırgı, en la provincia de Balıkesir.
Un burro atrapado bajo los escombros en Balıkesir fue rescatado por los ciudadanos.
El sismo se produjo a una profundidad superficial de entre 6 y 10 km, lo que amplificó sus efectos en la superficie. Este es el segundo gran terremoto en la misma región este año, tras otro similar de magnitud 6,1 ocurrido el 10 de agosto de 2025, que causó la muerte de una persona y dejó decenas de heridosEl terremoto de octubre formó parte de un enjambre sísmico en Balıkesir, con más de 12.000 réplicas registradas en la zona desde agosto. Los temblores se sintieron incluso en Estambul (a unos 250 km de distancia), Izmir, Bursa, Manisa e incluso en países vecinos como Grecia y Bulgaria. Impacto

Los efectos inmediatos del terremoto se concentraron en Sındırgı y los distritos circundantes, donde la poca profundidad y la proximidad a zonas pobladas provocaron temblores perceptibles. Los principales impactos incluyen:
Al menos cuatro edificios se derrumbaron en el centro de Sındırgı. Tres habían sido evacuados previamente debido a los daños sufridos durante el terremoto de agosto, y el cuarto era un local comercial de dos plantas desocupado.
No se reportaron nuevos derrumbes importantes, pero las evaluaciones se centraron en las estructuras que ya presentaban deficiencias estructurales. Un automóvil quedó aplastado por la caída de escombros, y aparecieron pequeñas grietas en algunas viviendas y edificios públicos.
No se reportaron víctimas mortales, un resultado afortunado atribuido a la hora tardía del terremoto y a las evacuaciones previas. Sin embargo, 22 personas sufrieron heridas leves, principalmente por caídas provocadas por el pánico al salir corriendo a la calle. Los residentes describieron un miedo intenso, y muchos pasaron la noche a la intemperie o en refugios temporales bajo una llovizna.
La intensidad del temblor alcanzó el nivel IX (Violento) en la escala de Mercalli modificada (MMI) cerca del epicentro, disminuyendo a los niveles IV-V (Ligero a Moderado) en Estambul e Izmir. Las réplicas, incluyendo una de magnitud 4.8 a las 10:54 a. m. del 28 de octubre y varios temblores de magnitud 3.0-3.9 a lo largo del día, prolongaron la interrupción del servicio. Se detectaron más de 200 réplicas de magnitud superior a 2.0 en las primeras 24 horas.
Efectos económicos y en infraestructura: Las estimaciones preliminares sugieren daños generalizados limitados, pero se están realizando evaluaciones de los servicios públicos y las carreteras. Las redes de comunicación permanecieron intactas, según el Ministro de Transporte de Turquía. Es posible que las escuelas y los centros de trabajo en los distritos afectados cierren temporalmente para realizar inspecciones.

El terremoto exacerbó las vulnerabilidades en una región ya debilitada por el sismo de agosto y los frecuentes temblores menores. Las consecuencias a corto y mediano plazo incluyen:
Tensión social y psicológica: La creciente ansiedad llevó a miles de personas a evitar sus hogares durante la noche. Mezquitas, escuelas y polideportivos sirvieron de refugio para quienes temían las réplicas.
El impacto psicológico es significativo, dado el terremoto de magnitud 7.8 de 2023 que dejó más de 53,000 muertos en Turquía; los residentes permanecen en estado de alerta, y algunos reportan privación del sueño y problemas de salud relacionados con el estrés.
Respuesta y ayuda humanitaria: La Autoridad de Gestión de Desastres y Emergencias de Turquía (AFAD) movilizó equipos de inmediato, y el Ministro del Interior, Ali Yerlikaya, visitó la zona afectada el 28 de octubre.
Las evaluaciones de daños priorizaron los edificios considerados inseguros después del sismo de agosto. No fueron necesarias evacuaciones a gran escala, pero la ayuda incluyó apoyo psicológico y alojamiento temporal. Se expresó la solidaridad internacional, incluso por parte del Viceprimer Ministro de Pakistán.
Riesgos regionales más amplios: Este evento pone de relieve la ubicación de Turquía en fallas activas, incluida la falla del Norte de Anatolia. Los sismólogos observan una continua acumulación de tensión, lo que genera preocupación por una posible ruptura mayor en la región de Mármara, cerca de Estambul.
El momento en que ocurrió el terremoto, en medio de un enjambre sísmico (más de 12 000 eventos desde agosto), sugiere actividad continua, lo que podría retrasar la recuperación y aumentar los costos económicos de las obras de refuerzo.
Factores ambientales: La lluvia ligera durante el evento dificultó el refugio al aire libre, pero no se reportaron deslizamientos de tierra ni peligros secundarios.
Este terremoto, si bien no fue catastrófico, subraya la persistente vulnerabilidad sísmica de Turquía, particularmente en provincias occidentales como Balıkesir, donde los códigos de construcción y las medidas de reforzamiento estructural están rezagados a pesar de las lecciones aprendidas de 2023.
La ausencia de víctimas mortales refleja la eficacia de las precauciones, como las evacuaciones, pero los 22 heridos y las pérdidas materiales sirven como recordatorio del costo humano de la negligencia.
Expertos, entre ellos el geólogo Ramazan Demirtaş, advierten sobre una falla activa, prediciendo más temblores e instando a acelerar las mejoras en la infraestructura. A nivel nacional, esto refuerza la necesidad de mejorar los sistemas de alerta temprana y realizar simulacros públicos, como se contempla en las reformas posteriores a 2023.
A nivel mundial, pone de relieve los riesgos interconectados a lo largo del límite de la placa de Anatolia, con posibles repercusiones en zonas sísmicas adyacentes. Al 29 de octubre, el monitoreo continúa, sin que exista una amenaza inmediata de intensificación, pero se recomienda a los residentes que se preparen para posibles réplicas.

