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El esperado combate de boxeo entre las influencers colombianas Yina Calderón y Andrea Valdiri se llevó a cabo el 18 de octubre de 2025, como parte del evento Stream Fighters 4, organizado por la streamer Westcol, en el Coliseo MedPlus de Bogotá.
La pelea surgió tras meses de rivalidad en redes sociales, que incluyeron indirectas y comparaciones entre ambas. Sin embargo, el combate duró solo unos 20 segundos. Calderón entró al ring, pero no ofreció resistencia a los golpes de Valdiri, lo que la llevó a indicarle al árbitro que detuviera el combate.
Valdiri fue declarada ganadora y recibió el cinturón, mientras que el público reaccionó con abucheos y objetos arrojados, expresando su frustración por el abrupto final.
Yina Calderón ha explicado públicamente su decisión, afirmando que se presentó para cumplir con sus obligaciones contractuales, pero se sintió abrumada al entrar al ring, alegando que estaba lleno de sus “haters”, supuestamente traídos por Westcol.
Además, alegó que Westcol pagó para que la escoltaran en ambulancia después de la pelea. En una transmisión en vivo, bromeó sobre estar “con moretones” y “agotada” por el breve encuentro, mientras que en otro video, minimizó el evento cocinando y burlándose de su impacto.
Antes del evento, Calderón expresó su preocupación por un posible favoritismo por parte de los organizadores, problemas con las reglas de pesaje y la transparencia.
Se especula que inició la pelea de forma discreta para evitar una penalización por no presentarse, pero que no tenía intención real de competir, especialmente después de enterarse de que era el evento principal; afirmó que habría exigido más dinero (su cuota de participación superó los 70 millones de pesos colombianos, o aproximadamente 16.500 dólares estadounidenses).
El problema central gira en torno a una cláusula contractual que penaliza el retiro anticipado o el abandono de la pelea. Rumores y análisis de expertos indican que Calderón podría enfrentar una multa de aproximadamente 196 millones de pesos colombianos (aproximadamente 46.000 dólares estadounidenses al tipo de cambio actual), aplicable a cualquiera de los participantes por abandonar prematuramente.
Se mencionó una multa similar (alrededor de 50.000 dólares estadounidenses o 192 millones de pesos colombianos) por no presentarse, que Calderón aparentemente evitó al comenzar la pelea. Expertos legales, incluidos los abogados Jessi Santodomingo y Leonardo Ariza, argumentan que esto constituye un incumplimiento de contrato, ya que el cumplimiento parcial (presentarse pero no pelear) aún puede generar sanciones, incluyendo daños y perjuicios por afectar a patrocinadores, compradores de entradas y espectadores globales.
Valdiri ha declarado públicamente que Calderón tendrá que pagar, añadiendo sarcasmo sobre las conocidas controversias financieras de Calderón que podrían complicar el pago. Impactos
Más allá de la posible multa, Calderón aseguró su pago base (más de 70 millones de pesos colombianos), pero la sanción podría contrarrestar gran parte de esa ganancia. Esto se suma a su actual escrutinio financiero público, lo que podría agotar sus recursos como influencer y DJ.
La retirada provocó una reacción generalizada, con el público expresando su enojo mediante abucheos y críticas, y las redes sociales se dividieron entre los críticos que lo calificaron de “fracaso” o “estafa” y los defensores que apoyaron su derecho a suspenderlo por motivos personales.
Esto amplificó la percepción de dramatismo en los eventos de influencers, cuestionando su legitimidad y organización. Valdiri ganó la simpatía y el impulso del público, posicionándose como la triunfadora resiliente.
Stream Fighters 4 enfrentó críticas por la poca transparencia en las reglas y contratos, lo que hizo que los patrocinadores y asistentes se sintieran perjudicados. Esto pone de relieve los riesgos de los espectáculos impulsados por celebridades, donde la publicidad a menudo supera a la entrega, lo que podría disuadir la participación o los patrocinios en el futuro.
Los expertos coinciden en la posible responsabilidad por incumplimiento contractual, incluyendo multas y demandas por daños y perjuicios. Sin embargo, la ejecución depende de la redacción exacta del contrato; un abandono premeditado podría agravar su caso, pero no se ha informado de una sentencia definitiva hasta el 21 de octubre de 2025.
Calderón reportó efectos físicos leves (moretones), pero ha buscado nuevas oportunidades, anunciando su participación en el reality show “La mansión de Luinny” en República Dominicana, presentándose como la influencer número uno tras las repercusiones. Esto podría aumentar su visibilidad a través de la controversia o distanciar a sus fans y colaboradores.
El incidente alimentó las disputas en curso, con Valdiri insistiendo en una resolución de sus problemas a la fuerza, y Westcol expresando su furia. Esto podría llevar a contratos más estrictos en eventos similares para prevenir tales interrupciones.
El episodio subraya la naturaleza de alto riesgo de los eventos de boxeo con influencers, donde los contratos obligan a participar para proteger las inversiones, pero no pueden garantizar una competencia genuina.
Si bien la estrategia de Calderón puede haber minimizado algunos riesgos (por ejemplo, evitar una multa por no presentarse), probablemente genere escrutinio legal y una sanción sustancial, aunque no confirmada.
En última instancia, refleja problemas más amplios en la economía de los influencers: la dependencia del drama para generar interacción, el potencial de explotación y la delgada línea entre el entretenimiento y la obligación.
Calderón parece avanzar sin inmutarse, aprovechando el interés para nuevos proyectos, mientras que Valdiri emerge fortalecido. Los expertos enfatizan que sin transparencia contractual, estas controversias persistirán en la creciente escena de las peleas de streaming en Colombia.

