Por Daniel Gustafsson, traductor
Una experiencia de lectura como pocas
Ambiciones épicas y rasgos de la literatura clásica. Capas de elementos sobrenaturales y multitud de clichés literarios, pero pocos signos de puntuación. Pocos conocen los textos de László Krasznahorkai tan bien como el traductor Daniel Gustafsson, quien aquí ofrece su visión de la peculiar obra del autor húngaro.
Cualquiera que se aventure con la obra literaria de László Krasznahorkai notará algunas características distintivas. Quizás sobre todo, las frases suelen ser inusualmente largas, pero también que el texto está escrito en bloques compactos sin entradas ni salidas reales, donde incluso el diálogo se entrelaza. Al mismo tiempo, la prosa resulta notablemente plástica: la perspectiva narrativa cambia con fluidez y el texto se amplía y reduce desde los pequeños detalles hasta una perspectiva general, cambia de enfoque, cambia de narrador, cambia de voz y luego vuelve a retroceder. El texto se mueve en círculos convergentes, o quizás más bien en una especie de vórtice. Es una experiencia de lectura como pocas.
Las novelas de Krasznahorkai también se mueven con un ritmo alentador, un movimiento progresivo a pesar de la circularidad formal. Hay una ambición épica tangible con una clara conexión con la novela clásica y la narrativa, en particular mediante el uso de la trama, la galería de personajes y la curva de eventos. Los textos también contienen capas de un carácter fuertemente simbólico, en forma de elementos fantásticos y sobrenaturales, así como un uso frecuente de clichés literarios, tanto tropos lingüísticos como situaciones y personajes que casi parecen sacados de la literatura de género. Y en medio de toda la diabólica descripción de los libros, hay una especie de humor conciliador, a veces en forma de lo que fácilmente podría compararse con la comedia situacional, aunque oscura e irónica.
TODO EL ASUNTO PUEDE, POR SUPUESTO, sonar como un revoltijo, o como juegos posmodernos (Krasznahorkai tuvo que soportar el epíteto posmoderno durante mucho tiempo, antes de que se volviera obsoleto). Pero a pesar del juego ecléctico, a pesar de la tensión entre la forma experimental y la narración clásica, las novelas se mantienen unidas de una manera notable. Y lo que las mantiene unidas es, en última instancia, el lenguaje. En una entrevista, Krasznahorkai, quien tiene un profundo y antiguo interés en la cultura del este de Asia, cuenta cómo, durante una estancia en Japón, le preguntó a un carpintero en el templo de Nara cómo podía planificar la madera de ciprés de manera tan increíblemente uniforme y suave. El carpintero quedó desconcertado y respondió enigmáticamente: la madera lo es todo . Y lo mismo puede decirse de la escritura, cita Krasznahorkai: el lenguaje lo es todo.
Si escuchamos con atención, nos damos cuenta de que la mayoría de la gente habla como él escribe
En los últimos años , la elasticidad lingüística de su obra no ha hecho más que aumentar; las oraciones se extienden sin cesar, creando un flujo donde conceptos como “oración principal” y “suboración” ya no son relevantes. Su última novela en sueco, HERSCHT 07769, está escrita en una sola oración. Cabe añadir que el húngaro, esta peculiar lengua perteneciente a la familia de las lenguas finougrias, tiene una especie de tendencia elástica en sí misma; existe una preferencia y un hábito de expresarse con oraciones largas; la propia estructura del idioma lo invita, por así decirlo. Y según el propio Krasznahorkai, escribe de esta manera en busca del realismo; cree que si escuchamos con atención, oiremos que la mayoría de la gente habla como él escribe.
Por supuesto, también podría ser relevante hablar de una especie de musicalidad, o de oído, en el uso del lenguaje, aunque la analogía esté desgastada. Lo cierto es que a Krasznahorkai le gusta hablar de música y del papel tan importante y central que desempeña en su vida. La música también es un motivo recurrente en las novelas. Y no en vano, un problema teórico musical ocupa las reflexiones del Sr. Eszter en La melancolía de la resistencia: ¿por qué la escala de tonos naturales fue suplantada por la cromática, la matemáticamente concebida, la temperada, la construida? Sin embargo, con su oído clásico, resulta casi imposible para el Sr. Eszter acostumbrarse a la primitiva escala de tonos naturales en el piano que ha reafinado; se ve obligado a atormentarse con su Bach de tonos naturales, pero su oído se niega a acostumbrarse al ruido
