Especial para los seguidores de codigopostalrd.net
La Central Termoeléctrica Punta Catalina (CTPC), una planta de carbón de 752 MW ubicada en la República Dominicana, ha contribuido significativamente al sistema energético nacional desde su plena operación en julio de 2020.
Punta Catalina, con sus dos unidades de carbón de 376 MW, abastece aproximadamente entre el 30 % y el 35 % de la demanda eléctrica de la República Dominicana, lo que la convierte en la mayor planta de generación eléctrica del país.
Su confiable producción ha reducido la dependencia de plantas de petróleo más antiguas y menos eficientes, abordando la escasez crónica de energía y estabilizando el Sistema Eléctrico Nacional Interconectado (SENI).
A pesar de su capacidad, cortes ocasionales, como los causados por mantenimiento o factores externos como el sargazo que afecta las operaciones, han provocado déficits energéticos temporales.
Por ejemplo, una publicación de 2025 en X señaló que las altas temperaturas, el sargazo y el mantenimiento de otros generadores exacerbaron los déficits cuando Punta Catalina II estuvo fuera de servicio, aunque la energía renovable mitigó parte del impacto.
Al proporcionar una parte significativa de la electricidad del país, la planta ha impulsado las actividades económicas, abasteciendo a industrias y hogares. Su finalización fue aclamada como un importante logro de infraestructura de la administración de Medina (2012-2020)
Durante su construcción y las primeras fases de operación, Punta Catalina generó más de 6400 empleos directos y 20 000 indirectos, impulsando las economías locales de la provincia de Peravia.
La dependencia de la planta del carbón importado (aproximadamente 4 millones de toneladas anuales) ha expuesto a la República Dominicana a las fluctuaciones internacionales del precio del carbón, lo que ha generado desafíos económicos.
Sin embargo, su operación ha sido más rentable que la de plantas petrolíferas más antiguas, y una iniciativa para 2024 que integrará un parque solar de 40 MW para servicios auxiliares busca reducir aún más los costos mediante el aprovechamiento de energías renovables más económicas.
En marzo de 2020, el gobierno dominicano resolvió las disputas con el consorcio Odebrecht-Tecnimont-Estrella por 395,5 millones de dólares, una cantidad significativamente menor a los 973,2 millones de dólares reclamados inicialmente, lo que garantiza la finalización de la planta y su continuidad operativa.
La central eléctrica a carbón Punta Catalina, en funcionamiento desde 2019, ha tenido un impacto significativo en el sector eléctrico de la República Dominicana, en particular en la reducción de las pérdidas económicas de las distribuidoras Edesur, Edenorte y EdeEste.
La central eléctrica Punta Catalina, con una capacidad de 752 MW, abastece aproximadamente entre el 25 % y el 35 % de la demanda eléctrica de la República Dominicana, lo que la convierte en un componente crucial del Sistema Eléctrico Interconectado Nacional (SENI). Al priorizar la generación a carbón, que es más económica, ha reducido el costo marginal de la electricidad.
Las publicaciones en X indican que la central redujo el límite del costo marginal de 20 centavos a 10,5 centavos por kWh, lo que se traduce en ahorros significativos en la compra de energía para las distribuidoras.
La central se ha descrito como la que proporciona la energía más barata adquirida por Edesur, Edenorte y EdeEste, reduciendo la dependencia de la generación a base de petróleo, más costosa.
Este cambio ha aliviado la presión financiera de estas empresas, que anteriormente enfrentaban altos costos debido a la volatilidad del precio del petróleo importado.
Según se informa, la planta le ahorró al gobierno aproximadamente US$450 millones anuales al reducir el precio del mercado spot de US$0,14 en mayo de 2019 a US$0,04–US$0,06 entre mayo y julio de 2020. Estos ahorros benefician indirectamente a las empresas de distribución, ya que el gobierno absorbe gran parte de su déficit financiero mediante subsidios.
Punta Catalina ha reducido la energía no suministrada a casi cero, solucionando así los problemas crónicos de apagones que afectaban al sector eléctrico dominicano.
Al proporcionar un suministro estable (hasta el 39% de la demanda nacional durante las horas punta, como después de la tormenta tropical Isaías), la planta ha disminuido la necesidad de costosas compras de energía de emergencia o la dependencia de costosos generadores de respaldo.
La mayor confiabilidad ha ayudado a reducir las pérdidas técnicas y no técnicas (por ejemplo, las conexiones ilegales), que contribuyen a los déficits financieros de Edesur, Edenorte y EdeEste.
De enero a julio de 2020, Punta Catalina transfirió US$105 millones en ingresos al gobierno central, propietario de la mayoría de las empresas distribuidoras a través de la CDEEE y el FONPER. Estos ingresos ayudan a compensar el déficit financiero del sector, estimado en US$650 millones anuales debido a pérdidas técnicas, fraude y problemas de facturación.
A pesar de estos ahorros, el sector eléctrico sigue representando una carga significativa para las finanzas públicas, con subsidios gubernamentales de RD$92,970 millones en 2024 y RD$90,445 millones en 2025. Si bien Punta Catalina reduce el costo de la compra de energía, las empresas distribuidoras aún enfrentan pérdidas (por ejemplo, EdeEste con un 56%, Edesur con un 32% y Edenorte con un 27%), lo que indica que el impacto de la planta, si bien sustancial, no ha resuelto por completo las ineficiencias sistémicas.
A pesar de las contribuciones de Punta Catalina, las conexiones ilegales y las pérdidas técnicas siguen costando a las empresas de distribución entre US$150 y US$200 millones anuales. Estos problemas requieren reformas estructurales que trasciendan el alcance de la planta, como la mejora de la medición y la prevención del fraude.
La central eléctrica Punta Catalina ha reducido significativamente las pérdidas económicas de Edesur, Edenorte y EdeEste al reducir el costo de la compra de energía, estabilizar el suministro y reducir los apagones.
Ha reducido los costos marginales de la energía, le ha ahorrado al gobierno cientos de millones anuales y ha mejorado la confiabilidad del servicio, aliviando indirectamente la presión financiera sobre las empresas distribuidoras.

