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José Rafael Lantigua, destacado escritor, poeta, ensayista y figura cultural dominicana, falleció el 5 de agosto de 2025 a la edad de 76 años, dejando un profundo legado en el panorama cultural e intelectual de la República Dominicana.
Como Secretario (Ministro) de Cultura de 2004 a 2012 durante la presidencia de Leonel Fernández, sus contribuciones moldearon significativamente las políticas e identidad cultural de la nación.
Como Ministro de Cultura, Lantigua implementó políticas que fortalecieron la institucionalidad de la cultura dominicana. Su visión integró elementos clásicos y populares, fomentando un equilibrio entre las iniciativas académicas y comunitarias.
Su gestión se atribuye a la consolidación de las instituciones culturales y a la promoción de la accesibilidad cultural en todo el país.
Lantigua fue el fundador de la Feria Internacional del Libro de Santo Domingo en 1997, un evento histórico que transformó el panorama literario dominicano.
También estableció ferias regionales del libro, descentralizando el acceso a la literatura y promoviendo la lectura a nivel nacional. Su liderazgo como presidente de la Comisión Permanente de la Feria del Libro (1997-2000) garantizó su internacionalización e institucionalización, marcando un antes y un después en la cultura literaria dominicana.
Lantigua desempeñó un papel fundamental en el desarrollo y la aprobación de la Ley Nacional de Cine (Ley 108-10) durante el gobierno de Fernández. Esta legislación impulsó el crecimiento de la industria cinematográfica dominicana, proporcionando incentivos e infraestructura que elevaron su perfil regional e internacional.
Lantigua escribió más de 20 libros, entre poesía, ensayo y crítica literaria. Entre sus obras destacadas se incluyen La conjura del tiempo (1994), Domingo Moreno Jimenes, apóstol de la poesía (1980), Hacia una revalorización del ideal duartiano (1985) y Cuaderno de sombras (2015).
Sus escritos exploraron con frecuencia la identidad, la historia y la condición humana dominicanas, con especial atención a figuras como Juan Pablo Duarte, padre fundador de la nación.
Durante 20 años (1983-2003), Lantigua dirigió el suplemento literario Biblioteca en periódicos como Última Hora y Listín Diario. Esta plataforma democratizó la crítica literaria, promoviendo tanto a autores dominicanos consagrados como emergentes.
La antología del suplemento, compuesta por siete volúmenes y más de 3000 páginas, sigue siendo un archivo monumental del discurso literario dominicano.
Como miembro de la Academia Dominicana de la Lengua (elegido en 2006, ocupando la cátedra de Monseñor Adolfo Alejandro Nouel), Lantigua contribuyó con ensayos sobre la literatura dominicana, incluyendo análisis de figuras como Juan Bosch, Pedro Mir y Enriquillo Sánchez. Su obra fortaleció el diálogo crítico y el pluralismo en las letras dominicanas.
Las iniciativas de Lantigua, como la Encuesta sobre hábitos de lectura en República Dominicana (2003), subrayaron su compromiso con el fomento de la cultura lectora.
Sus esfuerzos por promover el libro como herramienta educativa y de formación de identidad fueron transformadores, en particular a través de la Feria Internacional del Libro y su columna “Raciones de Letras” en Diario Libre.
Su trabajo en la Fundación Global Democracia y Desarrollo (Funglode), donde dirigió la Revista Global y el Centro de Estudios de la Cultura, difundió las narrativas culturales dominicanas a nivel internacional. Organizó eventos como las presentaciones en la Feria del Libro de Miami y charlas literarias en Nueva York, promoviendo las artes dominicanas en el extranjero.
Lantigua recibió numerosos galardones, entre ellos el Premio Nacional de Ensayo (1977), el Premio de Periodismo del Club de la Prensa Extranjera (1989), el Premio Pro-Cultura (2003), el Premio al Intelectual del Año Narciso González (2003) y el Premio de la Academia Dominicana de la Lengua (2003). También fue honrado como hijo adoptivo de Santiago e hijo meritorio de Moca, lo que refleja su gran impacto.
Sus contribuciones literarias se celebraron en eventos como el Coloquio de 2018 sobre su obra poética y el ciclo Poetas de la Academia, lo que reafirmó su prestigio como intelectual destacado.
En Funglode, el liderazgo de Lantigua en programas y publicaciones culturales, incluyendo el Diccionario cultural dominicano (2017), consolidó su rol como embajador cultural. Su colaboración con Leonel Fernández en Funglode y su trabajo editorial en la Revista Global impulsaron el discurso intelectual dominicano.
Su compromiso con la justicia social y la democratización cultural, como se refleja en su admiración por figuras como Pedro Mir, resonó con su defensa de políticas culturales inclusivas.
La gestión de Lantigua como Ministro de Cultura marcó una época dorada para la política cultural dominicana. La creación de la Feria Internacional del Libro y la Ley de Cine transformó fundamentalmente el acceso a la literatura y las artes, fomentando un ecosistema cultural más inclusivo y dinámico. Sus políticas conectaron la cultura culta con la popular, asegurando un amplio impacto social.
La extensa obra de Lantigua como poeta, ensayista y crítico enriqueció la literatura dominicana. Su enfoque en la identidad nacional, en particular a través de obras sobre Juan Pablo Duarte y otras figuras históricas, reforzó el orgullo cultural y el rigor intelectual. Su suplemento Biblioteca sigue siendo una piedra angular de la crítica literaria dominicana.
A través de Funglode y sus compromisos internacionales, Lantigua elevó la cultura dominicana a la escena mundial. Sus charlas en eventos como la Feria del Libro de Miami y su liderazgo en instituciones culturales aseguraron que las voces dominicanas se escucharan a nivel mundial.
Tras su fallecimiento, figuras como el expresidente Leonel Fernández y el actual ministro de Cultura, Roberto Ángel Salcedo, elogiaron a Lantigua como un “faro de sabiduría”, cuyo legado guiará a las generaciones futuras. Su muerte está siendo ampliamente lamentada como una profunda pérdida para la cultura dominicana, con homenajes que destacaron su integridad, humildad y dedicación.
La muerte de José Rafael Lantigua marca el fin de una era para la cultura dominicana, pero su legado perdura a través de las instituciones que construyó, la literatura que produjo y las políticas culturales que impulsó. Su labor como escritor e intelectual, sumada a su rol transformador como gestor cultural, garantiza que su influencia continuará moldeando la identidad cultural de la República Dominicana durante generaciones.
