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Un año después de las controvertidas elecciones presidenciales venezolanas del 28 de julio de 2024, donde Nicolás Maduro se proclamó vencedor en medio de acusaciones generalizadas de fraude, las declaraciones y acciones de María Corina Machado han tenido un impacto y consecuencias significativos para el panorama político, el movimiento opositor y las relaciones internacionales de Venezuela.
Como líder de la oposición y figura clave en la defensa del cambio democrático, sus críticas abiertas al régimen de Maduro, sus afirmaciones de la victoria electoral del candidato opositor Edmundo González Urrutia y su constante desafío han moldeado la dinámica nacional e internacional.
. El Tribunal Supremo de Justicia de Venezuela prohibió a María Corina Machado, exdiputada y destacada líder opositora, postularse a las elecciones presidenciales de 2024, una decisión que se interpretó ampliamente como una medida del régimen de Maduro para eliminar a un contrincante formidable.
A pesar de esto, Machado apoyó a Edmundo González Urrutia, quien se presentó como candidato de la oposición. Tras las elecciones, Machado y la oposición afirmaron que González había ganado contundentemente, citando el recuento de votos del 80% de las máquinas de votación electrónica, que indicaba que González había obtenido el doble de votos que Maduro.
Las declaraciones de Machado desde las elecciones se han centrado en denunciar el fraude electoral, rechazar la legitimidad de Maduro, solicitar apoyo internacional y abogar por una transición democrática. Sus apariciones públicas, a menudo desde la clandestinidad debido a amenazas de arresto, y sus compromisos con los medios de comunicación han mantenido la causa de la oposición en el punto de mira.
Las declaraciones de Machado han sido fundamentales para mantener la unidad y la moral de la históricamente fracturada oposición venezolana.
Al afirmar constantemente que González ganó las elecciones y proporcionar pruebas mediante recuentos de votos publicados, ha mantenido viva la narrativa opositora de fraude electoral.
Sus llamados a la protesta, como la “Protesta por la Verdad” del 17 de agosto de 2024 y su desafiante discurso del 9 de enero de 2025 en Caracas, donde declaró: “No tenemos miedo”, han movilizado a miles de venezolanos a salir a las calles, incluso en antiguos bastiones chavistas.
Esta resistencia sostenida ha mantenido la presión sobre el régimen de Maduro, poniendo de manifiesto su falta de apoyo popular. Sin embargo, también ha provocado una severa represión, con más de 2400 arrestos, 28 muertes y 200 heridos reportados durante las protestas poselectorales.
El alto perfil de Machado la ha convertido en blanco de ataques, lo que la llevó a su breve detención el 9 de enero de 2025, tras una manifestación contra Maduro, y a constantes amenazas de arresto, lo que la obligó a actuar desde la clandestinidad. Sus declaraciones también han inspirado un movimiento social más amplio, con simpatizantes que la consideran una figura “salvadora”, pero esto ha intensificado los esfuerzos del régimen para reprimir la disidencia mediante la violencia y la censura.
Las declaraciones de Machado, en particular sus denuncias de fraude electoral respaldadas por actas de votación, han tenido eco internacional.
Su declaración del 8 de agosto de 2024 sobre X, en la que afirmaba que “Edmundo González ganó” y exigía al régimen “cesar la represión”, cobró fuerza entre los líderes mundiales.
Estados Unidos, la Unión Europea y varios países latinoamericanos han reconocido a González como el legítimo presidente electo, citando las pruebas de Machado.
Su conferencia de prensa virtual del 5 de septiembre de 2024, donde instó a Estados Unidos a “hacer mucho más” para presionar a Maduro, y su agradecimiento por el apoyo internacional, como el Premio Sájarov de la UE otorgado a ella y a González el 23 de octubre de 2024, han amplificado su influencia en el extranjero.
Estas declaraciones han contribuido a un mayor aislamiento diplomático de Maduro. Estados Unidos reimpuso sanciones a la industria petrolera venezolana, y líderes de Brasil, Colombia y México se han distanciado de Maduro, y algunos no asistieron a su toma de posesión el 10 de enero de 2025.
Sin embargo, aliados de Maduro, como Rusia, China, Cuba y Bolivia, han continuado apoyándolo, desestimando las afirmaciones de Machado.
Su llamado a una acción internacional más contundente también ha presionado a la administración Biden y a la administración entrante de Trump para que consideren nuevas sanciones o intervenciones, aunque los analistas señalan que la resistencia de Maduro a las sanciones pasadas limita su efectividad.
El reconocimiento de González como presidente electo aún no se ha traducido en acciones concretas para derrocar a Maduro, lo que pone de relieve las limitaciones del apoyo internacional sin una presión global unificada.
Las declaraciones de Machado, en particular su visión económica, descrita en una conferencia de Zoom el 13 de junio de 2025 organizada por Americas Society/Council of the Americas, han propuesto una Venezuela post-Maduro centrada en la privatización de las reservas petroleras estatales y la atracción de 1,7 billones de dólares en inversión extranjera para 2040.
Su discurso sobre la transformación de Venezuela de un “centro delictivo a un centro energético” ha buscado motivar a los inversores internacionales a presionar al régimen de Maduro, argumentando que una transición democrática les conviene económicamente.
Si bien su plan económico ha generado interés entre inversores y acreedores, sigue siendo especulativo debido al arraigado poder de Maduro.
La actual crisis política, alimentada por sus declaraciones, ha exacerbado la crisis humanitaria de Venezuela, con el temor de un aumento de la migración si Maduro permanece en el poder.
Una encuesta citada en julio de 2024 sugirió que el 10% de los venezolanos podrían emigrar si el régimen de Maduro persiste, sumándose a los 7,7 millones que ya han huido desde 2014.
La visión de Machado también ha generado críticas del gobierno de Maduro, que anunció una investigación el 22 de noviembre de 2024, acusándola de traición por apoyar un proyecto de ley de la Cámara de Representantes de Estados Unidos para bloquear contratos con empresas que hacen negocios con el gobierno de Venezuela.
Las declaraciones de Machado han desviado la narrativa de la oposición de las divisiones tradicionales entre izquierda y derecha, centrándose en temas universales como la libertad, la reunificación familiar y la recuperación económica.
Su adaptabilidad, señalada en un artículo del Christian Science Monitor del 20 de agosto de 2024, ha convencido a escépticos y exchavistas, ampliando su atractivo.
Su afirmación de que el régimen de Maduro está “más débil que nunca” y “se hunde” ha buscado socavar su legitimidad y fomentar las deserciones dentro de sus filas.
Este mensaje ha mantenido viva la esperanza entre los venezolanos, y las encuestas previas a las elecciones muestran que el apoyo de la oposición duplica el de Maduro.
Sin embargo, el control del régimen sobre instituciones como el Consejo Nacional Electoral y el poder judicial, sumado al uso de “colectivos” paramilitares y despliegues militares, ha impedido que sus declaraciones se traduzcan en un cambio político inmediato.
Su enfoque en una transición democrática ha sentado las bases para una resistencia a largo plazo, pero corre el riesgo de prolongar el estancamiento si la presión internacional y nacional no logra derrocar a Maduro.
Las declaraciones de Machado han sido un arma de doble filo. Por un lado, han unificado a la oposición, obtenido apoyo internacional y mantenido el tema del fraude electoral en el foco mundial, cuestionando la legitimidad de Maduro.
Sus afirmaciones, basadas en evidencias, sobre la victoria de González han proporcionado una base fáctica para impugnar el gobierno de Maduro, y su visión económica ofrece una alternativa esperanzadora al colapso de Venezuela.
Por otro lado, su franqueza ha intensificado la represión del régimen, poniendo en peligro su seguridad y la de sus partidarios. La falta de un mecanismo claro para hacer cumplir la supuesta victoria de la oposición, sumada a las alianzas de Maduro con Rusia y China, limita el impacto inmediato de sus declaraciones.
El reconocimiento de González como presidente electo por parte de la comunidad internacional, si bien simbólicamente significativo, aún no ha generado una vía viable para derrocar a Maduro, lo que plantea interrogantes sobre la eficacia de la presión externa.
Un año después de las elecciones venezolanas de 2024, las declaraciones de María Corina Machado han consolidado su papel como figura central de la oposición, consiguiendo apoyo nacional e internacional contra el régimen de Maduro.
Han impulsado un movimiento por el cambio democrático, expuesto el fraude electoral y propuesto una visión económica transformadora.
Sin embargo, también han desencadenado una represión intensificada, aumentado los riesgos personales para Machado y puesto de relieve los desafíos de derrocar un régimen autoritario arraigado.
Si bien sus palabras han mantenido viva la esperanza y presionado la legitimidad de Maduro, la falta de avances concretos hacia una transición democrática subraya los límites de la retórica sin una acción global unificada o deserciones internas en las filas de Maduro.
Sus declaraciones siguen moldeando el futuro político de Venezuela, pero su impacto final depende de si pueden traducirse en un cambio tangible en medio de la represión persistente y las divisiones internacionales.

