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Bobby Jenks, dos veces lanzador All-Star de los Medias Blancas de Chicago cuando la franquicia ganó la Serie Mundial de 2005, murió el viernes en Sintra, Portugal, anunció el equipo.
Jenks, de 44 años, a quien este año le habían diagnosticado adenocarcinoma, una forma de cáncer de estómago, pasó seis temporadas con los White Sox de 2005 a 2010 y también jugó para los Boston Red Sox en 2011. El relevista terminó su carrera en las Grandes Ligas con un récord de 16-20, una efectividad de 3.53 y 173 salvamentos.
“Hoy perdemos a un miembro icónico de la familia de los White Sox”, declaró el presidente de los White Sox, Jerry Reinsdorf. “Ninguno de nosotros olvidará jamás aquella novena entrada del cuarto juego en Houston, todo lo que Bobby hizo por los campeones de la Serie Mundial de 2005 y por toda la organización de los Sox durante su estancia en Chicago. Él y su familia sabían que el cáncer sería su batalla más dura, y lo extrañaremos como esposo, padre, amigo y compañero de equipo. Siempre ocupará un lugar especial en nuestros corazones”.
Tras mudarse a Portugal el año pasado, Jenks le diagnosticaron una trombosis venosa profunda en la pantorrilla derecha. Esta se extendió y formó coágulos de sangre en los pulmones, lo que requirió más pruebas. Posteriormente, le diagnosticaron adenocarcinoma y comenzó a recibir radioterapia.
En febrero, mientras Jenks estaba recibiendo tratamiento por su enfermedad, los White Sox publicaron “Estamos contigo, Bobby” en Instagram, añadiendo en la publicación que el club estaba “pensando en Bobby mientras estaba recibiendo tratamiento”.
En 2005, mientras los White Sox ponían fin a una sequía de 88 años camino al título de la Serie Mundial, Jenks participó en seis partidos de postemporada. Chicago tuvo un récord de 11-1 en los playoffs y consiguió salvamentos en las victorias que aseguraron la serie: el tercer partido de la Serie Divisional de la Liga Americana en Boston y el cuarto partido de la Serie Mundial contra los Astros de Houston .
En 2006, Jenks salvó 41 juegos y, al año siguiente, registró 40 salvamentos. También retiró a 41 bateadores consecutivos en 2007, igualando un récord para un relevista.
Ozzie Guillén, quien dirigió al equipo de Chicago que ganó la Serie Mundial, tenía una jugada característica: llamar a Jenks desde el bullpen, abriendo los brazos para demostrar que quería al cerrador de 1,93 metros y 124 kilos. Jenks falleció semanas antes de que los Medias Blancas celebraran la reunión del 20.º aniversario del equipo que ganó el título más reciente de la franquicia.
“Todos recuerdan el momento en que llamé al grandullón en la Serie Mundial”, dijo Guillén en un comunicado. “Todos tienen una anécdota favorita sobre Bobby, así que la reunión de 2005 será una gran oportunidad para reunirnos con todos sus compañeros y entrenadores y revivir algunos de nuestros mejores recuerdos de él”.
En un video de homenaje, el ex primera base de los White Sox, Paul Konerko, habló de su destreza como lanzador y agregó que Jenks “estaba avergonzando a los muchachos, buenos bateadores, de inmediato”.
“Juegas por amor al juego, por la alegría que te da”, dijo Jenks en su última entrevista con SoxTV el año pasado. “Es lo que me encanta hacer. Jugaba para ser campeón mundial, y eso es lo que quise hacer desde que agarré una pelota de béisbol”.
Originario de Mission Hills, California, Jenks apareció en 19 juegos para los Red Sox y originalmente fue seleccionado por los entonces Anaheim Angels en la quinta ronda del draft de 2000.
Los Rockies de Colorado honraron la memoria de Jenks con un minuto de silencio antes del partido del sábado por la noche contra los White Sox. Chicago ganó 10-3 .
A Jenks le sobreviven su esposa, Eleni Tzitzivacos, sus dos hijos, Zeno y Kate, y sus cuatro hijos de un matrimonio anterior, Cuma, Nolan, Rylan y Jackson.
The Associated Press contribuyó a este informe.
