Por GABRIELA SÁ PESSOA
SAO PAULO (AP) — La policía federal de Brasil arrestó el martes a cinco agentes acusados de planear un golpe de Estado que incluía planes para derrocar al gobierno después de las elecciones de 2022 y matar al entonces presidente electo Luiz Inácio Lula da Silva, dijeron las autoridades.
Los cinco también planeaban asesinar al compañero de fórmula de Lula, Geraldo Alckmin, y al juez de la Corte Suprema Alexandre de Moraes. Entre los detenidos había cuatro militares de operaciones especiales, uno de ellos un general de brigada retirado, y un policía federal.
La policía dijo que también ejecutó tres órdenes de registro junto con otras medidas, incluida la confiscación de los pasaportes de los sospechosos y la prohibición de que se pusieran en contacto con otras personas. No estaba claro cuándo se presentarían cargos oficialmente contra los cinco sospechosos.
“El objetivo era impedir la toma de posesión del gobierno legítimamente elegido y socavar el libre ejercicio de la democracia y la autoridad del poder judicial brasileño”, dijo de Moraes, quien autorizó los arrestos, sobre el complot en su orden.
Lula regresó como presidente de Brasil para un tercer mandato no consecutivo después de derrotar por poco al actual presidente de extrema derecha Jair Bolsonaro en octubre de 2022. Bolsonaro, quien con frecuencia puso en duda los resultados electorales sin aportar pruebas y nunca reconoció su derrota, se fue a Estados Unidos días antes de la investidura de Lula en enero de 2023.
Tras las elecciones, los partidarios acérrimos de Bolsonaro organizaron protestas en todo el país para desafiar los resultados, cerraron carreteras y acamparon frente a las instalaciones militares. Eso culminó en el levantamiento del 8 de enero de 2023 , cuando miles de manifestantes irrumpieron en los edificios gubernamentales de la capital, Brasilia, una semana después de la investidura de Lula, buscando expulsarlo del poder.
El general de brigada retirado Mário Fernandes, uno de los oficiales arrestados el martes, jugó un papel clave en vincular a estos grupos pro-Bolsonaro con el gabinete del ex presidente, según detalles de la investigación que fueron incluidos en la orden del juez y a los que tuvo acceso The Associated Press.
Fernandes se desempeñó como secretario general interino del gabinete de Bolsonaro desde octubre de 2020 hasta el final de su mandato. La policía encontró evidencia de que trazó un plan para matar a De Moraes, Lula y Alckmin y visitó los campamentos de protesta fuera de las instalaciones militares, incluso en el cuartel general del ejército en Brasilia. Según la policía, hay evidencia de que Fernandes dio instrucciones y apoyo financiero a los manifestantes.
El plan de Fernandes, según el documento, también contemplaba diferentes escenarios —como utilizar explosivos o veneno en un evento oficial— para asesinar al juez.
Bolsonaro lleva mucho tiempo criticando a la Corte Suprema, centrando su ira en De Moraes, a quien los partidarios del expresidente consideran su principal enemigo.
El juez dirigió una investigación de cinco años sobre noticias falsas y amenazas contra jueces de la Corte Suprema, lo que llevó a la prohibición de algunos aliados y partidarios de extrema derecha en las redes sociales e incluso a algunas penas de prisión.
De Moraes también presidió el principal tribunal electoral del país cuando dictaminó que Bolsonaro no era elegible para el cargo hasta 2030 , encontrando que había abusado de su poder y arrojado dudas infundadas sobre la validez del resultado de las elecciones de 2022.
Bolsonaro también está siendo investigado por una serie de posibles delitos , incluyendo si estuvo involucrado en la incitación al levantamiento de la capital para derrocar a su sucesor.
El plan de Fernandes también preveía un escenario de envenenamiento de Lula. El policía federal detenido el martes, Wladimir Matos Soares, habría proporcionado a los otros golpistas militares información sobre la seguridad de Lula.
El documento, al que tuvo acceso la AP, no contenía ninguna indicación de que se hubiera llevado a cabo algún intento de asesinato contra Lula y Alckmin. Sin embargo, los investigadores encontraron mensajes y documentos que indicaban que los conspiradores vigilaban y seguían a De Moraes en ese momento.
El senador Flavio Bolsonaro, hijo del expresidente, pareció aprovechar esa situación al decir que en realidad no hubo ningún intento de asesinato y afirmó que “por repugnante que sea pensar en matar a alguien, no es un crimen”.
Sin embargo, el juez de la Corte Suprema Gilmar Mendes dijo el martes por la tarde a la cadena de televisión local Globonews que las acciones de los acusados iban más allá de una simple conspiración y que estaban en proceso de implementación.
Un documento que la policía confiscó previamente a otro oficial militar arrestado, el teniente coronel Hélio Ferreira Lima, detallaba un plan para derrocar al gobierno electo, incluida la orquestación de una investigación sobre presunto fraude electoral y la convocatoria de nuevas elecciones con un decreto presidencial respaldado por el Congreso.
Los investigadores también habían encontrado previamente otro documento que describía un llamado Gabinete de Crisis, integrado por 11 militares y encabezado por dos generales de alto rango de la administración de Bolsonaro, que asumiría el poder después de un intento de golpe de Estado.
La policía también encontró evidencia de que algunos de estos documentos fueron impresos dentro del palacio presidencial durante el mandato de Bolsonaro y que parte del plan fue discutido en la residencia de su compañero de fórmula, el ex ministro general Braga Walter Braga Netto.
En marzo, dos altos líderes militares brasileños dijeron a la policía que Bolsonaro les había presentado un plan para permanecer en el poder después de perder las elecciones de 2022. Sin embargo, ambos se negaron a participar en el plan y advirtieron a Bolsonaro de que lo arrestarían si lo intentaba, según documentos judiciales publicados a principios de este año.
Lula fue informado de los arrestos el martes por la mañana, según informes de los medios, mientras se encontraba como anfitrión del último día de la cumbre del G20 en Río de Janeiro, donde el líder brasileño se reunirá con el presidente Joe Biden y otros. Lula no mencionó los arrestos durante su discurso inaugural en la cumbre.
El ejército dijo más tarde que ninguno de los sospechosos arrestados estaba involucrado en brindar seguridad al G20, pero se negó a hacer más comentarios sobre la investigación en curso.
El miércoles pasado, un hombre provocó una explosión frente a la Corte Suprema en Brasilia , lo que de Moraes describió como una consecuencia de los frecuentes ataques de extrema derecha y discursos de odio contra las instituciones del país.
La policía federal está investigando la explosión como acto terrorista, según el director de la fuerza, Andrei Passos Rodrigues
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