El expresidente filipino Rodrigo Duterte ha sido reelegido como alcalde de la ciudad de Davao, bastión de la familia, a pesar de estar encarcelado a miles de kilómetros de distancia, en La Haya, por presuntos crímenes contra la humanidad.
Con más del 60% de los votos escrutados, Duterte, de 80 años, tenía una ventaja insuperable de 405.000 votos, muy por delante de su competidor más cercano, que estaba detrás con 49.000, según los resultados no oficiales de la comisión electoral publicados por los medios locales.
Duterte fue arrestado y trasladado a La Haya en marzo por su llamada “guerra contra las drogas”, en la que miles de personas fueron asesinadas, muchas de ellas jóvenes de zonas urbanas pobres que fueron asesinados a tiros en las calles.
A pesar de la indignación internacional por los asesinatos, Duterte, conocido por su carácter duro y su imagen de hombre común y corriente, siguió siendo popular durante toda su presidencia.
Su arresto generó desafío y simpatía entre sus partidarios en el período previo a las elecciones intermedias del lunes, que tuvieron lugar en medio de una amarga lucha de poder entre los Duterte y sus rivales, la familia del presidente Ferdinand Marcos Jr.
En marzo, con motivo del 80.º cumpleaños de Duterte, decenas de miles de personas se congregaron en la ciudad, encendiendo velas y cantando. Las campañas de sus partidarios se han centrado en pedir su regreso a Filipinas .
No está claro cómo Duterte prestará juramento para asumir la alcaldía. Su hija, la vicepresidenta destituida Sara Duterte, afirmó que esto lo estaban discutiendo sus abogados de la CPI (Corte Penal Internacional) y sus abogados filipinos.
Se espera que, dado que el expresidente está encarcelado en los Países Bajos, las funciones puedan ser asumidas por el vicealcalde, una carrera que su hijo, Sebastián, también estaba en camino de ganar.
Los hijos y nietos de Duterte han acusado al Estado de haberlo “secuestrado”. En un video publicado tras su arresto, Duterte afirmó que asumiría la responsabilidad de sus políticas.
El panorama electoral general para la familia fue mixto. Sara Duterte declaró el lunes por la noche que «el resultado no fue el esperado», aunque sus aliados que aspiraban a escaños en el Senado parecieron haber obtenido mejores resultados de los previstos por algunas encuestas preelectorales.
No apareció en las papeletas electorales del lunes, pero las elecciones serán cruciales para su supervivencia.
La vicepresidenta fue destituida en febrero por acusaciones de malversación de fondos y en relación con un discurso que dio en el que pareció amenazar la vida del presidente, la primera dama y la presidenta de la Cámara de Representantes.
Está previsto que sea juzgada en el Senado de 24 escaños, donde la mitad de los miembros fueron elegidos el lunes.
Si el Senado declarase culpable a Sara Duterte, se le prohibiría ejercer su cargo, lo que le impediría presentarse como candidata a la presidencia en 2028.
Se necesita el voto de dos tercios de al menos 16 miembros del Senado para condenar a un funcionario sometido a juicio político.
A medianoche, cinco candidatos alineados con Duterte se encaminaban a conseguir escaños en el Senado, mientras que se proyectaba que los aliados de Marcos obtuvieran seis escaños, menos de lo previsto. Un senador vinculado a las campañas de Marcos y Duterte ha sido incluido en cada uno de sus recuentos de candidatos ganadores.
Los candidatos de la oposición que son críticos con ambas familias obtuvieron mejores resultados de lo esperado.
Sara Duterte dijo en un comunicado: “Seguiremos exigiendo cuentas al gobierno, defendiendo los temas que importan y trabajando incansablemente para servir como una oposición fuerte y constructiva”
